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El país|Jueves, 2 de febrero de 2012
La Presidenta reiteró que “no iba a participar en ninguna interna sindical” ni en la negociación salarial

Con un mensaje para la CGT y los empresarios

“El Gobierno nunca intervino en la pauta salarial, siempre fue acordada por los trabajadores y los empresarios”, destacó Cristina Fernández durante su discurso. También descartó que fuera a mezclarse en la puja dentro de la central obrera.

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La Presidenta no nombró a Moyano, pero el líder de la CGT pareció claro destinatario de algunas de sus palabras.

“Yo dije que no venía a ser una Presidenta que me convirtiera en gendarme de la rentabilidad de los empresarios, ni iba a intervenir en ninguna interna sindical”, señaló ayer la presidenta Cristina Kirchner enviando un mensaje como preámbulo al inicio de las negociaciones paritarias en las que advirtió que o habrá techo. CFK realizó varias recomendaciones a empresarios y a sindicalistas con subrayado propio como cuando recordó que recientemente había sido elegida por el 54 por ciento de los votos. “Los que piensan diferente, que tienen todo el derecho a hacerlo, lo que tienen que hacer es participar en un partido político, postularse y si te votan después hacés lo que querés en materia salarial, materia de impuestos y todo lo demás”, mencionó, en lo que se leyó como una recomendacón dirigida al secretario general de la CGT, Hugo Moyano.

“En Gobierno nunca intervino en la pauta salarial, siempre fue acordada por los trabajadores y los empresarios”, sostuvo Fernández de Kirchner en el Salón de las Mujeres en la Casa Rosada. Los sindicalistas venían insistiendo en que no aceptarían que le impusieran un techo a la negociación. La Presidenta ayer lo descartó pero también marcó límites. “Yo tengo que velar por el interés general, no por el interés sectorial o de grupos”, agregó.

En ese sentido, hubo varias recomendaciones para el empresariado y los gremios, en particular los camioneros. Por ejemplo, cuando destacó que el Estado resuelve parte de la rentabilidad de algunas empresas, como en el caso del transporte de cargas, al otorgar subsidios. Y añadió: “Nosotros queremos que esa plata vaya a proyectos de inversión, para sostener la actividad económica y tener una justa distribución del ingreso”.

En cuanto a las ganancias empresariales, mencionó el caso de los sueldos de los gerentes de algunas empresas que llegan a los 10 millones de pesos. “Llegó la etapa de sintonía fina en esto también. Pagar buenos sueldos a costa de que el Estado no perciba ingresos, pagar parte de lo sueldos en negro, que se los sacan a los que no están registrados, a los que cobran 1600 pesos”, advirtió. Otro mensaje: “Puedo tolerar muchas críticas, todo el mundo tiene derecho a hacerlas, pero no debe haber gobierno después del de Perón que haya hecho una distribución y una justicia social como el de Néstor Kirchner”. Fue uno de los párrafos más aplaudidos en la Casa Rosada. Y tenía un claro destinatario.

Tensión

La relación entre Moyano y el gobierno nacional está pasando por su peor momento, incrementado en los últimos días a partir del conflicto con los Camioneros (ver recuadro). Después de la alianza enhebrada con la llegada del kirchnerismo al gobierno en 2003, la relación se fue deteriorando con Fernández de Kirchner en la Presidencia.

Los contrapuntos con Moyano fueron una constante en los últimos tiempos, pero el acto del 15 de diciembre último fue el pico más alto. Allí parafraseó el discurso de reasunción de la Presidenta, en donde había señalado que “hay derecho de huelga, no de chantaje ni de extorsión”, haciendo referencia a un reclamo de trabajadores petroleros y docentes de Santa Cruz. Moyano dijo que “resulta ahora que cuando hay un legítimo reclamo de los trabajadores es una medida de extorsión y chantaje”. Incluso, allí renunció a los cargos partidarios, algo que aún le reclaman los funcionarios del gobierno nacional por no haber efectivizado su salida ante las autoridades del Partido Justicialista.

Pero la interna de la CGT no se quedó allí. Ayer, el vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto, aseguró que los integrantes del oficialismo eran “espectadores de los que sucede en el movimiento obrero. Nadie del Gobierno puede influir ni querer dividir, todo lo contrario”, dijo, al contestarle también a Pablo Moyano, dirigente del gremio de los camioneros, quien había acusado que “algunos funcionarios quieren dividir” a la CGT. Mariotto aprovechó también para apuntar que no le importaba “ser un Chirolita de la Presidenta”, como también había dicho el líder de la CGT en un discurso en Santa Fe, en el que calificó a los funcionarios del gobierno nacional como “che, pibes, ventrílocuos y Chirolitas”. “A Hugo le molesta que haya funcionarios que reciban instrucciones y se esmeren en cumplirlas. A mí me enorgullece”, puntualizó el dirigente bonaerense.

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