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El país|Domingo, 5 de febrero de 2012
Las estrategias que siguen el PRO, el FAP y la UCR de cara al 2013

Seducciones cruzadas de oposición

Todos buscan crecer y ganar lo que no tienen: votos, base territorial, intendentes. Y la receta parece ser dedicarse a seducir dirigentes ajenos para sus armados.

Por Sebastian Abrevaya
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Macri, Binner y Barletta, el problema del crecimiento.

El primer mes de 2012 se convirtió en una muestra a escala de lo que serán los grandes debates en cuanto a las estrategias electorales. Mientras el kirchnerismo reflotó la idea de la reforma constitucional, en parte como mensaje político hacia dentro del Frente para la Victoria, cada sector de la oposición empezó a mostrar sus intenciones de cara al 2013 y 2015. Huérfano de representación territorial en todo el país, el PRO de Mauricio Macri arrancó el operativo para “seducir” a dirigentes del radicalismo y de otros partidos. La UCR, en cambio, todavía sangra por la herida del flojo desempeño en octubre y tiene por delante el duro debate sobre su propia identidad política. El líder del FAP, Hermes Binner, vuelve a darle señales al radicalismo alfonsinista pensando en expandir su presencia electoral en 2013 mientras trabaja para fortalecer su espacio por fuera de los grandes distritos del país como Capital Federal, Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. Y en medio de ese complejo escenario, vuelven a surgir voces a favor del viejo esquema del “gran acuerdo nacional” para derrotar al oficialismo.

Con el Congreso en receso y la agenda dominada por el kirchnerismo, el debate sobre la política de alianzas se convirtió en el eje de la discusión opositora y generó los primeros conflictos entre su dirigencia, que todavía busca reacomodarse tras el resultado electoral del año pasado. El primero en salir a la cancha fue Macri, que dejó atrás los titubeos de la elección pasada y quiere convertir en su mayor fortaleza el haberse bajado de las presidenciales, y por lo tanto no haber sido derrotado por Cristina Fernández de Kirchner.

PROyecto nacional

“Mauricio sabe que éste es su último tiro, su última jugada”, sentencia en diálogo con Página/12 un encumbrado dirigente macrista. Y para que ese tiro no se transforme en una bala perdida, el PRO ajusta su estructura en función de esa idea. “El está totalmente comprometido en que va a ser presidente en 2015 y además de esa voluntad, sabe que lo que se necesita es mucho dinero, equipos y movilizar gente”, agrega la misma fuente. Este año el macrismo formalizará el armado de su mesa nacional, integrada por siete dirigentes de Capital Federal, siete de la provincia de Buenos Aires y siete del interior del país. Estará presidida por Emilio Monzó, el ministro de Gobierno porteño a cargo del armado nacional, y secundada por los diputados Federico Pinedo y Gabriela Michetti, quien dejaría la presidencia del partido en la Ciudad. De cara a 2013, en el PRO se debaten algunos cargos puntuales. El primer senador por Capital es codiciado por casi toda la primera línea macrista: Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli, Esteban Bullrich, Michetti y Pinedo, entre otros.

Macri ya asumió el trabajo de recorrer el país y contará con un escolta que le aportará la cuota de carisma necesaria: el capocómico Miguel Del Sel, ex candidato a gobernador de Santa Fe, con quien ya compartió actividades en Córdoba hace unos días. “Miguel va a ser súper importante porque tiene una llegada a la gente impresionante”, resume un hombre del PRO en el Congreso. Ayer Del Sel compartió con Michetti y Monzó un encuentro carnavalesco en Lincoln, donde estaba el intendente radical K, Jorge Fernández, toda una muestra del plan PRO de cara al 2015.

La provincia de Buenos Aires es todavía un tema a resolver. Los que lo conocen aseguran que “Mauricio no quiere saber nada con Francisco (De Narváez)”, aunque aclaran que “por sentido común” tendrían que reeditar la exitosa alianza de 2009 que derrotó a Néstor Kirchner. Uno de los planes que se barajan es llevar de cabeza de lista de diputados a Michetti, nacida en Laprida. Sin embargo, la ex vicejefa de Gobierno no lo toma con mucho entusiasmo.

Mirando hacia el interior es donde el PRO empieza a buscar fronteras afuera de su partido. Además de la buena relación previa con lo que quedó del peronismo disidente, Monzó fue armando una serie de reuniones con intendentes radicales con la excusa de firmar “acuerdos culturales”. Se trata de Alfredo Cornejo (Godoy Cruz), Aída Ayala (Resistencia), Horacio “Pechi” Quiroga (Neuquén), Mario Meoni (Junín) y Héctor “Cachi” Gutiérrez (Pergamino), dirigentes críticos del alfonsinismo.

Introspección radical

“Estratégicamente no nos conviene dar el debate sobre las alianzas ahora. No podemos asociarnos con nadie en el estado de debilidad en el que está la UCR, necesitamos fortalecernos y redefinir nuestra identidad”, se sincera un importante operador del Comité Nacional. Mario Barletta, presidente del radicalismo, prepara para dentro de dos semanas el primer encuentro de la mesa ejecutiva del Comité Nacional con el objetivo de clausurar el debate público que se generó entre alfonsinistas y antialfonsinistas por el acercamiento al PRO o al FAP. Barletta, que ya comenzó a recorrer el país para “cohesionar” la fragmentada y extensa estructura interna, buscará un pronunciamiento en este sentido como primer mensaje institucional de la nueva conducción.

Ricardo Alfonsín y su entorno más cercano, en cambio, insisten en rechazar abiertamente un acuerdo con el macrismo y apuntan claramente a retomar el diálogo con los socialistas. Del otro lado, el grupo de intendentes y diputados como el cordobés Oscar Aguad les salieron al cruce y repiten la vieja receta del acuerdo de toda la oposición en contra del “populismo kirchnerista”. Alfonsín los denunció por “chaqueteros” y les dijo que si quieren un acuerdo con Macri, “que se vayan de una vez” de la UCR.

“Macri y Binner tienen una necesidad de nacionalizar la elección”, analizan en el entorno de Barletta y remarcan que a diferencia de 2011, la próxima elección será una oportunidad para que el radicalismo se recupere, producto del desarrollo territorial que subsiste en el partido de Yrigoyen y Alem.

Cuando faltan todavía dos años para la próxima elección, el debate sobre la política de alianzas parece más una forma de mantener la identidad hacia dentro del partido y evitar que tras la derrota electoral se disperse la línea interna mayoritaria de la UCR, el Movimiento de Renovación Nacional, liderado por Alfonsín, Gerardo Morales, Angel Rozas y Ricardo Gil Lavedra.

Frentistas, Amplios y Progresistas

Después de salir segundo con el 17 por ciento de los votos, el socialista Hermes Binner tiene hoy el desafío de mantener unido al FAP, consolidarlo en los distritos grandes y extenderlo a muchos distritos del interior donde no tiene representación. Por eso arrancarán a fin de este mes, en Rosario, con el primero de seis encuentros regionales. “El FAP significa Frente, es decir que tenemos la vocación frentista; Amplio, porque aceptamos la pluralidad y por último Progresista. Si otros partidos o sectores sociales cumplen con esos tres requisitos nosotros podemos llegar a conversar la posibilidad de un acuerdo”, señala el diputado y portavoz del GEN, Gerardo Milman, mano derecha de Margarita Stolbizer.

Se trata de un mensaje claro para la UCR: hasta que no resuelva sus cuestiones internas y no defina su perfil político, va a ser difícil que haya un acercamiento concreto más allá de las declaraciones de buena voluntad. Desde el FAP todavía les achacan a los radicales haber elegido “una alianza de centroderecha” al asociarse con Francisco de Narváez y no están dispuestos a entablar prematuramente un acuerdo sin que se defina antes su rumbo ideológico. “Nosotros no vamos a formar parte de ningún frente antinada. Nuestro rol, en el que nos ubicó la ciudadanía, es el de generar una alternativa de gobierno progresista”, dice Milman, descartando por completo la idea lanzada la semana pasada por Aguad y recogida por peronista disidente Eduardo Amadeo.

Cada partido de la oposición va mostrando su juego y dando sus primeros pasos. En el escenario, sin embargo, todavía falta la definición del principal actor político del país: el Frente para la Victoria.

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