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El país|Jueves, 8 de marzo de 2012
RENUNCIO JUAN PABLO SCHIAVI Y DESIGNARON AL INTENDENTE DE GRANADERO BAIGORRIA EN SU REEMPLAZO

Cambio en una silla cada vez más caliente

El secretario de Transporte dejó el cargo por motivos de salud, aunque la tragedia de Once lo había debilitado. La Presidenta nombró a Alejandro Ramos, un hombre sin experiencia en el sector pero con buenos antecedentes en la gestión pública.

Por Fernando Krakowiak
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Ramos (izq.) es intendente de Granadero Baigorria, una pequeña localidad santafesina, y reemplazará al renunciado secretario Juan Pablo Schiavi.

Dos semanas después de la tragedia ferroviaria de Once, el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, presentó su renuncia, pero no la vinculó con ese hecho sino con la intervención cardiovascular que le realizaron la semana pasada y que le demandará una recuperación de al menos 60 días (ver aparte). En su reemplazo, Cristina Fernández de Kirchner designó a Alejandro Ramos, intendente de la localidad santafesina de Granadero Baigorria, un hombre de 36 años de buena relación con el ministro de Planificación, Julio De Vido.

Los rumores sobre un posible reemplazo de Schiavi comenzaron luego del accidente del tren de la línea Sarmiento que el miércoles 22 de febrero chocó en la terminal de Once, dejando como saldo 51 muertos y más de 700 heridos. Al explicar lo ocurrido, el entonces secretario de Transporte deslizó que la tragedia alcanzó tal magnitud porque los pasajeros se habían concentrado en los dos primeros vagones para salir más rápido de la estación. Además, declaró que si el hecho hubiese ocurrido un feriado hubiera tenido menores consecuencias. Ambas declaraciones generaron malestar entre los familiares de las víctimas y las críticas se acrecentaron.

Sin embargo, su desplazamiento empezó a ser considerado casi como un hecho luego de la angioplastia a la que Schiavi se sometió de urgencia el miércoles 29 de febrero por una obstrucción en una arteria. Entre los candidatos a reemplazarlo se mencionó a Agustín Rossi, jefe de la bancada oficial en la Cámara baja; Eduardo Sícaro, titular de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte; Omar Perotti, diputado nacional del Frente para la Victoria; y Martín Sabbatella, legislador nacional por Nuevo Encuentro, una fuerza aliada al kirchnerismo, pero la Presidenta sorprendió ayer al elegir a Alejandro Ramos.

Ramos es intendente de Granadero Baigorria, una pequeña localidad santafesina de 12 kilómetros cuadrados, ubicada al norte de Rosario, sobre el río Paraná. Se recibió de abogado en la Universidad Nacional de Rosario, está casado, tiene un hijo e hizo su carrera política en el municipio. Primero como coordinador de Gabinete, luego como secretario de Cultura, después como concejal y a partir de 2007 como intendente, cargo para el que fue electo con apenas 32 años.

Durante su mandato, mostró muñeca política para dejar atrás una dura interna que le surgió cuando el concejal que había sido cabeza de su lista rompió con el bloque y comenzó a articular con socialistas y radicales. Esa disputa ocurrió en un contexto dominado primero por el conflicto con las entidades del campo y luego por la crisis internacional, que en 2009 impactó de lleno en la industria metalmecánica de la zona.

Ramos logró disciplinar a su tropa y, más allá de algunos coqueteos con referentes del Peronismo Federal como Gerónimo “Mono” Venegas, se mantuvo aliado al gobierno nacional, pero en todo momento dejó en claro que el municipio necesitaba recursos para salir adelante. “Hay cosas que uno no las entiende, hay plata para la provincia, plata para Rosario, para Villa Gobernador Gálvez y no para nosotros. Le reconozco la amplitud a la Nación y que no se discrimine por color político, pero ¿y nosotros?”, afirmó a medios locales en febrero de 2009.

Este joven intendente no se quedó sólo en la queja. Realizó numerosos viajes a Buenos Aires donde se reunió con funcionarios del Ministerio de Planificación y les presentó varios proyectos de obras públicas. Su insistencia e ideas rindieron frutos. Logró gestar una buena relación con Ignacio Salas Cabot, uno de los secretarios privados del ministro Julio De Vido, y cada vez comenzó a llegar más dinero a Granadero Baigorria, el cual se tradujo en pavimento, cloacas y diversas obras de infraestructura. En ese nuevo contexto, la reelección terminó siendo casi un trámite. En julio del año pasado, logró el 70,9 por ciento de los votos, dejando en un lejano segundo lugar a Alfredo Secondo, del Frente Progresista Cívico y Social, que obtuvo apenas el 14,3 por ciento de los votos.

La habilidad política y la iniciativa que demostró para dinamizar la obra pública en su distrito fueron claves al momento de decidir su nombramiento en reemplazo de Schiavi, pese a que Ramos no tiene experiencia en el sector del transporte. De Vido fue quien lo recomendó y la Presidenta quien le comunicó la novedad ayer por la mañana en Olivos. Ahora Ramos deberá intentar revitalizar una política pública de transporte que muestra demasiadas asignaturas pendientes. Con necesidades acuciantes de inversión y una presión social que se agudizó luego de la tragedia de Once.

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