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Desde Luanda
Las horas parecieron estirarse ayer para dar lugar a la agenda de la visita de Estado de Cristina Fernández de Kirchner a Angola. Junto al presidente anfitrión, Eduardo Dos Santos, coincidió en la necesidad de fortificar el eje Sur-Sur entre “un país emergente y otro en reconstrucción”. “Angola puede ser una excelente plataforma para que nuestros empresarios se internacionalicen”, dijo y reforzó la idea de economías complementarias entre energía y alimentos en el marco de la primera visita de un mandatario argentino a ese país. El encuentro bilateral con Dos Santos fue luego de la reunión de ministros con sus contrapartes locales y antes del discurso en la Asamblea Legislativa. La jornada había empezado con las ofrendas florales a Agostino Neto, el líder de la independencia, y a las cinco heroínas de la liberación.
“Nunca he tenido una bienvenida tan alegre como la de estas mujeres”, contó la Presidenta al rememorar el baile con el que la rodearon las integrantes de la Organización de Mujeres Angoleñas (OMA) y mostrar con leves movimientos cómo se había dejado ganar por el ritmo africano. El rescate de lazos culturales entre los dos continentes separados y unidos por el Océano Atlántico fue el eje de los tres mensajes que en pocas horas dio Cristina Kirchner ante funcionarios y legisladores angoleños y del cuarto ante los empresarios.
El sol pegaba a pleno cuando la Presidenta llegó al Palacio de Gobierno. Un asistente con un inmenso paraguas negro la protegió del sol mientras realizó junto a Dos Santos el saludo de rigor a las tropas. “Situados en las márgenes opuestas del Atlántico, nuestros países deben aprovechar este océano para profundizar el comercio y la relación recíproca”, destacó el angoleño y señaló que “Argentina es un socio de cooperación internacional que interesa a nuestro país. La experiencia acumulada los coloca en posición para realizar inversiones directas o en asociación con empresas angoleñas para el desarrollo. Esa mayor experiencia argentina puede contribuir a la formación de cuadros angoleños que permitan elevar las condiciones técnicas locales”.
Ante el plenario de ministros argentinos y angoleños, la Presidenta puso el acento en la complementariedad económica y, sobre todo, en la complementariedad política. Comparó los largos años de guerra civil de Angola con los sucesivos golpes militares que durante el siglo XX en la Argentina coartaron las posibilidades de un desarrollo sostenido. La convicción de “estar en el momento justo” sobrevoló el panorama planteado por Cristina Kirchner. Apeló entonces a los ejemplos de esa posible asociación de mutua conveniencia. “No se trata de vender pollos en Angola, sino de que aprendan a criar los pollos en Angola. Ahí veo al gobernador de Entre Ríos (Sergio Urribarri) que asiente”, le comentó a Dos Santos mientras destacaba los logros de la industria avícola en esa provincia. El paneo incluyó al tucumano José Alperovich, cuya provincia es la primera productora mundial de limones y bioetanol. Al gobernador de San Juan, José Luis Gioja, lo miró y le preguntó:
–¿Me olvido de algo, vos que sos buen vendedor?
–Del vino –murmuró Gioja.
–Del vino, claro, y del mosto también. Y como no hay nadie de la Patagonia la voy a vender yo –retomó ella.
–Está usted –le murmuró Dos Santos.
CFK recordó entonces que además de glaciares, tienen corderos y “somos los primeros productores de miel del mundo”.
Los ejemplos sirvieron para avanzar en las definiciones políticas que le dan sustento al acercamiento al Africa. “Estamos en un momento especial del mundo: los antiguos colonizadores, hoy países desarrollados, se han derrumbado estrepitosamente, han provocado un crac financiero que se derrama sobre nosotros. El dinero dentro del banco no se reproduce, tiene que salir para invertir en desarrollo, en agricultura, ganadería, en dar trabajo. Este desafío es el que estamos viviendo”, precisó la Presidenta y se esperanzó en la oportunidad de discutir en el G-20 el imprescindible recambio de las prioridades políticas y económicas en función del nuevo mundo que se está prefigurando. “Angoleños y argentinos, a las cosas”, dijo parafraseando a José Ortega y Gasset, luego de corregirse atribuyéndole la cita a José Ingenieros, y dando fin al primer discurso del día.
De inmediato, el encuentro cara a cara con Dos Santos tuvo un segundo mensaje, esta vez en el almuerzo de honor con la comitiva oficial. En el Salón Noble del palacio presidencial, los funcionarios se distribuyeron en mesas bautizadas con los nombres y fotos de animales autóctonos: hipopótamo, rinoceronte, leones y palancas emergían entre copas y platos. Dos Santos aludió, esta vez, a la influencia de la migración angoleña que había llegado como esclava al Río de la Plata y que había dejado marca, inclusive, en el origen del tango.
En un ambiente relajado, la Presidenta fue más allá. Dijo que esa alusión alimentaría la polémica con Uruguay por las fuentes de la música ciudadana, que ella prefería el candombe y la murga como una derivación. Y sorprendió con un dato histórico coronado con una ironía que dejó boquiabierto al auditorio:
–Según el censo realizado en 1778 por el virrey Vértiz en lo que es hoy la Ciudad de Buenos Aires y zonas aledañas, un 51 por ciento de la población era de origen africano. El censo no lo hizo el Indec, lo hizo el virrey Vértiz... ellos no van a entender el chiste, después se lo explicamos –dijo y siguió salvando el olvido que en su primera presentación la había llevado a omitir los recursos petroleros, gasíferos y el desarrollo en energía nuclear pacífica que tiene la Patagonia. “En una próxima visita tiene que conocer el Invap”, le recomendó a Dos Santos en alusión a la empresa mixta que fabrica reactores nucleares y radares en Río Negro.
Un paso rápido por el hotel para cambiar el conjunto de pantalón y chaqueta negra, precedió la llegada a la Asamblea Legislativa donde 191 de los 220 diputados pertenecen al oficialismo, el Movimiento Popular de Liberación de Angola. Ante el Congreso, CFK recordó su rol como legisladora a lo largo de su carrera política, reiteró el papel de la mujer que en Angola ocupa un 40 por ciento de las bancas y machacó sobre el fracaso de las políticas neoliberales que demonizaron al Estado que “tuvo que hacerse cargo de los desaguisados del mercado” como ocurrió en la Argentina en el 2003 y está ocurriendo en el mundo.
La Presidenta enumeró los recursos energéticos y alimentarios que han recuperado los países emergentes y las posibilidades que se abren a partir de nuevas asociaciones que apuntan a redefinir el equilibrio mundial. La visita de Estado terminó con el compromiso de explorar las necesidades mutuas y buscar los mecanismos para alcanzar asociaciones ventajosas.
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