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El país|Jueves, 18 de octubre de 2012
EL DIPUTADO HECTOR RECALDE TRAS EL DIVORCIO CON HUGO MOYANO

“La historia nos juzgará”

El ex abogado de la CGT moyanista reivindicó sus diferencias con el proyecto de riesgo del trabajo enviado por el Gobierno y evitó confrontar con el camionero. Destacó que se reconoce en el proyecto del Frente para la Victoria, a diferencia de Moyano.

Por Miguel Jorquera
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“He dado un debate con altura y responsabilidad para defender mis convicciones”, dijo Recalde.

El diputado y abogado laboralista Héctor Recalde prefirió no responder los agravios del pope cegetista Hugo Moyano, cuando el martes lo acusó de “servil al poder” en la reunión donde el camionero exponía frente a los diputados que debatían el proyecto oficial sobre la nueva ley de ART. Aunque reconoció la ruptura con Moyano –al que acompañó durante veinte años– porque ahora recorren “opciones políticas diferentes”: “Yo sigo siendo del Frente para la Victoria-PJ” y “mi opción partidaria es con el oficialismo”, sentenció Recalde en una entrevista con Página/12. Aseguró que planteó su diferencia con la iniciativa oficial en el seno del bloque K y que hasta puso su renuncia a la presidencia de la Comisión de Legislación del Trabajo, pero que se la rechazaron y que aceptaron que presentara su propio proyecto (el que avala la CGT opositora). “Es una muestra de democracia interna que valoro”, afirmó.

–No debe ser un día fácil para usted, por la fecha y por la forma en que lo descalificó Hugo Moyano en la reunión de comisión. ¿Por qué cree que lo atacó de esa manera?

–En cuestiones personales, descalificaciones o descréditos no entro, porque lo creo indebido. Valoro profundamente la alianza estratégica que se inició en 2003 entre el Gobierno y el movimiento obrero con Hugo Moyano, primero con Néstor Kirchner y luego con Cristina. Trabajé para que las fricciones entre el pueblo y los trabajadores desaparecieran, pero no se dio.

–Los cuestionamientos que le hizo Moyano no fueron sólo sobre el proyecto oficial de ART, sino también políticos.

–Cuando el proyecto tuvo media sanción en el Senado, yo hablé con Agustín Rossi (jefe de la bancada de diputados kirchneristas) y le planteé las diferencias que tenía con el proyecto del Ejecutivo que debía tratarse en la Comisión de Legislación del Trabajo que presido y por eso puse mi renuncia a su disposición. Me contestó que no y que si tenía diferencias que presente mi proyecto. Y eso hice.

–¿El proyecto que usted presentó es el que avala la CGT de Moyano?

–Cuando arrancaron los primeros litigios por la ley de ART en septiembre de 2004, organicé un mes y medio después, el 10 de noviembre, una jornada multidisciplinaria en el Salón Felipe Vallese de la CGT, de la que participaron trabajadores, cámaras empresarias y miembros de la Justicia laboral. Fue la raíz del anteproyecto de ley que fue aprobado por un Comité Central Confederal y un congreso de la CGT. Lo presenté como diputado en marzo de 2006 y cuando perdió estado parlamentario lo volví a presentar en 2008, 2010 y 2012, ahora, y también lleva las firmas de los diputados (moyanistas) Omar Plaini y Facundo Moyano.

–¿Cuáles son sus diferencias con el proyecto oficial?

–Por un lado, me parece bien que se hayan aumentado las indemnizaciones, que llevan ya mucho tiempo y por lo cual la vida de un trabajador valía 55 mil pesos. Mi obligación es que se les reconozca un derecho y que no se obligue al laburante a recurrir a la Justicia para reclamarlo. Pero que también lo pueda hacer si no se lo reconocen. Las estadísticas muestran que la litigiosidad sobre estos temas bajó. Ya entre el ’91 y el ’95 bajaron un 60 por ciento: en números redondos en el ‘91 fueron 22 mil y en el ’95, 7000. En 2012 los juicios en la Capital Federal fueron 7500 y el 47 por ciento de esos pleitos tiene que ver con las enfermedades profesionales, donde una hernia, una desviación de columna o várices por condiciones de trabajo no son reconocidas por las empresas y las ART. Las aseguradoras han ganado mucha plata a costa de los trabajadores. Dije que no iba a votar este proyecto y por eso presenté uno propio.

–Moyano le cuestionó duramente que mientras ellos planteaban sus diferencias, el dictamen favorable a la media sanción del Senado ya había sido firmado por los diputados del oficialismo.

–Yo creo en el debate de ideas y me parece bueno que se pueda dar. Invité a la CGT porque me pidieron ser recibidos. Hubo en la comisión exposiciones excelentes sobre el proyecto, de todos los sectores, que hacen a la discusión. Hubo algunos medios que reflejaron una discusión muy violenta entre los diputados Facundo Moyano y Edgardo Depetri sobre el tema del dictamen, que muchas veces tienen que ver con el apuro. Pero nadie está obligado a tener toda la información. Para mí la discusión no termina con el dictamen, sino en el debate en el recinto. El Presupuesto parecía cerrado, sin embargo en el recinto se introdujeron dos modificaciones, no son muchas, pero siempre queda abierta la posibilidad. El debate siempre enriquece. Esta es una ley corta, la historia continúa.

–¿Las diferencias con Moyano son políticas?

–Hace rato que hablé con él las diferencias políticas. Reivindico toda su trayectoria y actitud gremial de excelente sindicalista. Pero hoy las opciones políticas son distintas. Yo sigo siendo del Frente para la Victoria-PJ. Respeto el pensamiento ajeno. Mi opción partidaria es con el oficialismo y daré debate en su seno, pero no mediáticamente. Sobre la ley de ART dejé expuesta mi opinión distinta y valoro mucho esta democracia interna porque no es frecuente. La historia nos juzgará, veremos cuáles son los resultados. Pero aunque me equivoque será siempre desde la misma vereda.

–¿La de los trabajadores?

–Hace un tiempo la revista Fortuna sacó una tapa con mi foto y el título “El diputado más temido por los empresarios”. Mi nieta, que entonces era mucho más chica, me preguntó por qué y le respondí que era “el más tímido”. Aunque ahora es diferente y los cuestionamientos vienen del otro lado. Soy muy egoísta: quiero ser feliz y fiel a mis convicciones. Creo que resolví la difícil contradicción de la ética de las convicciones y la ética de la responsabilidad. He dado un debate con altura y responsabilidad para defender mis convicciones. Es el sendero que camino.

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