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El país|Miércoles, 11 de junio de 2003
DESPLAZAN LA CONDUCCION DE CARLOS MENEM EN EL PJ

La CAP decapitó al menemismo

La Comisión de Acción Política (CAP), una junta de gobernadores encabezada por el jujeño Eduardo Fellner, tomó la conducción del PJ y desplazó al Consejo Nacional que presidía Carlos Menem.

Por Diego Schurman
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El reelecto gobernador cordobés José Manuel de la Sota, entre los mandatarios que conforman la CAP.
Sin demasiados obstáculos, Néstor Kirchner desplazó a Carlos Menem de la conducción del justicialismo. Lo hizo a través de una junta de gobernadores, encabezada por el jujeño Eduardo Fellner, que ayer mismo tomó el control transitorio del partido hasta el 2004, cuando una elección defina al nuevo jefe del PJ.
En las formas, Kirchner se mostró ajeno a la demostración de fuerza interna, que dio un nuevo empujoncito a Menem hacia el abismo. Pero en los hechos digitó a través de sus hombres de confianza todos y cada uno de los pasos que se dieron en el seno partidario y que consolidan su proyecto de acumulación de poder.
Un dato que no pasó inadvertido: antes de reunirse con sus pares, Fellner visitó la Casa Rosada, donde mantuvo una larga conversación con el secretario privado de Kirchner, Juan Carlos Mazzón. En esa minicumbre también hubo lugar para el apoderado legal del PJ, Jorge Landau y el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño, quienes llegaron en representación de Eduardo Duhalde.
Por la tarde, Fellner fue recibiendo a los líderes del PJ en la sede porteña de la Casa de Tucumán con un objetivo primordial: la puesta en marcha de la Comisión de Acción Política (CAP), el órgano que ayer asumió en la práctica lo que el estatuto partidario delega al presidente del Consejo Nacional Justicialista, o sea, a Menem.
Landau se preocupó en explicar a los concurrentes que la CAP no será una “conducción paralela” sino la “única autoridad partidaria” ya que el mandato de Menem venció a principios de este año. Y aclaró que la legitimidad al nuevo organismo se la asignó no sólo un congreso partidario sino también un fallo judicial de la Cámara Electoral.
Nadie cuestionó la exposición. Y era previsible: ninguno de los gobernadores menemistas puso el cuerpo en la reunión. Amén de la santiagueña Nina Juárez, súbitamente preocupada por el escándalo provincial, no estuvieron el pampeano Rubén Marín, el riojano Angel Maza, la puntana Alicia Lemme y el salteño Juan Carlos Romero. Tal vez, entendieron que su ausencia era la mejor manera de deslegitimar cualquier tipo de resolución.
Sin embargo, a media tarde el propio Romero hizo llegar una carta a Fellner que puso los pelos a de punta a los partidarios del ex mandatario. Nadie sabe si fue por error o por su sorda decisión de ir tomando distancia de Menem, con quien compartió la fórmula presidencial. Lo cierto es que el texto terminó avalando la conformación de la CAP al proponer como su presidente al santafesino Carlos Reutemann.
En otra alusión indirecta, y nada beneficiosa para Menem, Romero también reconoció en su carta un “virtual grado de acefalía” en el PJ. Y eso es tan cierto que hasta en la sede partidaria de la calle Matheu ya cortaron el teléfono por cuentas impagas y se está haciendo pública la queja de los empleados del local por atrasos de hasta dos meses en el pago de los sueldos.
La nueva estructura de poder de la CAP refleja el peso electoral de las provincias. Si bien Fellner es gobernador de Jujuy se convirtió en titular por el empuje del consejo partidario bonaerense. Para la vicepresidencia se habían asignado originalmente dos plazas: una para Córdoba y otra para Santa Fe. Pero la decisión de José Manuel de la Sota de dedicarse full time a su distrito, donde acaba de ser reelecto, hizo que ascendiera el gobernador bonaerense Felipe Solá.
Reutemann no dijo nada, básicamente porque faltó. Más aún: las habituales excusas del rey de la “prescindencia” para no asistir a este tipo de cumbres donde se definen líneas internas hicieron que ayer pocos le creyeran su contagio de leptospirosis. De todos modos, la presencia de uno de sus emisarios y hombre de confianza, Alberto Hammerly, no dejó volar la imaginación mucho más de lo necesario.
El cuarto lugar en jerarquía, la secretaría general, quedó para Camaño. Ya está dicho: un neoduhaldista que hará de espía de su jefe político, quien manifestó su decisión de no retomar ningún cargo partidario. Lo acompañará como adjunto el vicegobernador de Corrientes, Eduardo Galantini.
No fue todo repartija. Hubo un documento de apoyo explícito a Kirchner y una declarada vocación de motorizar el partido para respaldar a sus candidatos a gobernadores en las elecciones que se sucederán de aquí a fin de año. Buscarán aprovechar –como señaló Fellner en la despedida– que el peronismo es el PJ de gobierno, con las ventajas que significa ser una administración nueva para generar un efecto dominó en los comicios provinciales.

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