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El país|Viernes, 8 de febrero de 2013
El represor Alfredo Astiz criticó a los jueces y a los organismos de derechos humanos

Ahora quiere dar cátedra sobre justicia

Durante su indagatoria dijo que Néstor Kirchner hizo un “golpe de Estado judicial” y calificó a los organismos de derechos humanos como “grupos de persecución, venganza y rapiña”. Cuando el juez le llamó la atención, le preguntó: “¿Me tiene miedo?”.

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Alfredo Astiz está siendo juzgado por el Tribunal Oral Federal 5 desde el 28 de noviembre junto a otros 67 acusados.

Era su indagatoria en el tercer juicio sobre los crímenes cometidos en la ESMA, pero el represor Alfredo Astiz usó la oportunidad para cuestionar a los diferentes organismos de la Justicia y del Ministerio Público. Para la crítica, sin embargo, eligió un concepto que antes ensalzaba y que le permitió gozar de muchos años de impunidad. Dijo que los jueces, desde la Corte Suprema para abajo, ejercen la “obediencia debida al Poder Ejecutivo”. El juez Leopoldo Bruglia le pidió que se centrara en los hechos por los que está imputado, y se trenzaron en una discusión. “¿Me tiene miedo?”, le preguntó el ex capitán de fragata al magistrado, y agregó que tenía derecho a hablar tres horas, dado que lleva nueve años preso. Terció la fiscalía al advertirse al ex marino que la ley establece sanciones para quienes no mantengan el respeto y el decoro dentro de la sala. Astiz calificó a los organismos de derechos humanos como “grupos de persecución, venganza y rapiña”, a pesar de lo cual algunos de sus integrantes que estaban en la sala mantuvieron la calma.

Astiz tildó de “corrupto” al juez federal Norberto Oyarbide porque “benefició sin disimulo al kirchnerismo” y “se apuró a procesar a un opositor”, por Mauricio Macri. En una actitud fuera de lugar, el genocida ya condenado en el juicio ESMA II pidió que “levanten la mano aquellos que piensan que Oyarbide no es corrupto”, y luego de echar un vistazo a la sala de audiencias en busca de respuestas completó: “Ah, entonces todos piensan como yo”.

A pesar de estar en medio de una declaración indagatoria, embistió también contra la Justicia en general al lamentar que, según dijo, no cuenta con “ningún juez federal” que lo “asesore”, en referencia al intercambio de mensajes entre el juez federal Daniel Rafecas y el abogado de un amigo del vicepresidente Amado Boudou implicado en la causa por la venta de la ex Ciccone Calcográfica. Los jueces, remató, “son meros funcionarios con obediencia debida al Poder Ejecutivo” de la Nación y en especial “los magistrados federales y los de la Corte” Suprema de Justicia.

Astiz está siendo enjuiciado por el Tribunal Oral Federal 5 desde el 28 de noviembre junto a otros 67 acusados, entre ellos varios presuntos pilotos de “vuelos de la muerte” que arrojaban a las víctimas vivas al mar. En el proceso se intenta determinar la responsabilidad de los acusados en 789 crímenes de lesa humanidad y se prevé que desfilen unos 830 testigos. Algunos de los imputados ya fueron condenados en el juicio ESMA II. El denominado proceso ESMA I tuvo un solo acusado, el ex prefecto Héctor Febres, quien fue hallado muerto en vísperas del veredicto.

La audiencia había comenzado con un Astiz reticente a brindar sus propios datos personales, por lo cual el juez Bruglia, en ejercicio de la presidencia del tribunal, le recordó que en esa parte del procedimiento estaba obligado a responder. “Eso es problema de ustedes”, le respondió el genocida. Y luego se dedicó a leer un extenso documento, dedicado “a los suboficiales privados ilegalmente de su libertad, las víctimas injustas de este proceso”, y en el que hizo permanente referencia al juicio que lo tiene en el banquillo nuevamente como “linchamiento”. Quien supo infiltrarse entre las fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo y haberlas secuestrado y desaparecido, dijo que hoy se vive un “terrorismo judicial”, que él atribuye a Néstor Kirchner, quien habría dado un “golpe de Estado contra la Corte, reemplazándola por una de facto”. Además, el imputado acusó al ex presidente de ejercer “acciones de gobierno usando la Justicia como arma, hostigamiento y privación ilegal de la libertad”, destinadas a sus enemigos. Agregó que la actual presidenta Cristina Fernández de Kirchner decidió mantener estas acciones, incluso en actos públicos en “homenaje a los grupos terroristas”.

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