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El país|Viernes, 26 de abril de 2013
MARIA JULIA ALSOGARAY FUE SOBRESEIDA POR PRESCRIPCION DE LA CAUSA

El tiempo jugó a su favor

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Alsogaray dijo que no quiso dilatar el juicio, tras declararse enferma y estresada en las últimas semanas.

El Tribunal Oral Nº 6 sobreseyó a María Julia Alsogaray por la firma irregular de contratos del Plan Nacional de Manejo de Fuego, tras considerar que la causa había prescripto. Los hechos que quedaron sin juzgar ocurrieron entre 1995 y 1996, cuando ella era secretaria de Medio Ambiente. La fiscalía había pedido que se la condenara a tres años y seis meses de prisión, y Alsogaray estaba en riesgo de volver a la cárcel porque tiene una sentencia anterior.

Ayer, al escuchar el veredicto que le permitirá continuar en libertad, sentada en la primera fila de la sala de audiencias, la ex funcionaria sonrió, tiró algunos besos y charló animadamente con su defensora oficial, Pamela Bisserier.

Alsogaray estaba procesada por peculado y negociaciones incompatibles con la función pública, por haber firmado contratos por montos que se habrían destinado a otros fines. La fiscalía señaló en este sentido que realizó “negociaciones incompatibles con la función pública” que derivaron en trece contrataciones directas a empresas de comunicación para la promoción del Plan Nacional de Manejo del Fuego.

Con la decisión que tomaron ayer, los jueces se eximieron de expedirse sobre la inocencia o culpabilidad de Alsogaray, que quedó desvinculada del caso por haberse vencido el plazo razonable para su juzgamiento. La declaración de prescripción no fue unánime: la apoyaron Patricia Mallo y Eduardo Fernández, mientras que José Martínez Sobrino votó en disidencia.

Por la mañana, antes de la lectura del veredicto, María Julia Alsogaray había hecho uso del derecho a decir unas últimas palabras. “Me parece estar viviendo una novela de Alejandro Dumas, Veinte años después”, arrancó, como si no hubiera tenido nada que ver con el lento avance de la causa.

La primera parte de su discurso estuvo centrada, precisamente, en demostrar que ella no era responsable de la dilación del juicio y, por consiguiente, tampoco de la prescripción.

“Ha habido acusaciones diciendo que yo había querido dilatar, porque pedí que no hubiera audiencia en días de fiesta religiosa o feriados nacionales, o que me ahorraran de estar en el juicio el día del aniversario del entierro de mi padre, con toda la carga del episodio de que no me dejaron ir al entierro”, señaló.

De la misma manera rechazó haber “tratado de demorar el ritmo del juicio” por sus problemas físicos, ya que, dijo, estuvo internada unos días y después presentó certificados médicos.

Luego pasó a los cargos que se hicieron en su contra y se declaró inocente. “El fiscal agregó una estrofa más al tango ‘Cambalache’”, sostuvo.

“No hubo daño para el Estado desde el punto de vista patrimonial” con la firma de los contratos cuestionados, argumentó, con lo que sostuvo que “no” estaban dadas “las condiciones para que alguien pueda decir que hubo intención y dolo”.

El expediente había llegado a juicio oral ya al borde del plazo de prescripción, porque pasaron más de trece años desde que ocurrieron los hechos. Así, las audiencias del juicio oral fueron una carrera contrarreloj. Como estrategia para dilatar los tiempos, la ex funcionaria apeló a cuanto recurso pudo. Primero, cuando llegó el momento de su indagatoria, adujo una indisposición y se retiró de la sala sin declarar. Estuvo internada en la clínica Otamendi por un supuesto broncoespasmo y fue dada de alta. Pero el día que tenía que presentarse en el tribunal para continuar el juicio no apareció. En cambio, su médico llevó un informe a los jueces, expresando que la acusada no había concurrido porque no podía “someterse a situaciones de tensión, estrés ni sobresaltos”.

Para no suspender la audiencia, el tribunal se trasladó al departamento de Alsogaray en la Recoleta, donde le tomaron declaración. Faltaba un día para la prescripción, por lo que ahí nomás el fiscal hizo su alegato; pero la defensora, llegado su turno, pidió que le dieran tiempo para “elaborar una respuesta a lo dicho por la fiscalía”. Así se llegó a la instancia de ayer, en que el tribunal consideró vencidos los plazos legales para juzgar el caso. “Señora María Julia Alsogaray, este juicio ha concluido”, le dijo uno de los jueces del Tribunal Nº 6, tras la lectura de la sentencia. Sus fundamentos serán dados a conocer el 3 de mayo.

Cuando se retiraba de los tribunales, un movilero le preguntó a Alsogaray si se sentía un chivo expiatorio del menemismo. “A veces sí, a veces no”, dijo ella. Se la veía distendida.

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