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El país|Jueves, 13 de junio de 2013
MAURICIO MACRI NO LLEGO A NINGUN ACUERDO CON FRANCISCO DE NARVAEZ Y JOSE MANUEL DE LA SOTA

Negociaciones que terminaron en nada

El jefe de Gobierno porteño no accedió a ir a internas con el peronismo disidente en Buenos Aires ni a consensuar una lista en Córdoba. En esas dos provincias y también en la Capital Federal se presentará a elecciones junto al partido de Patricia Bullrich.

Francisco de Narváez y Mauricio Macri no acordaron e irán a elecciones cada uno por su lado.
Imagen: Télam.

Ni el desesperado encuentro de última hora en un hotel céntrico logró destrabar las negociaciones para sellar una alianza entre el PRO y el peronismo anti-K en la Capital Federal y en las provincias de Buenos Aires y Córdoba. Tampoco el viaje a Capital del gobernador cordobés José Manuel de la Sota –que encabezó las negociaciones por los federales– alcanzó para vencer la resistencia de Mauricio Macri de dirimir con Francisco de Narváez las candidaturas bonaerenses en las PASO ni para que el PRO bajara su lista cordobesa para unificar candidaturas con Unión por Córdoba. Tampoco hubo acuerdo con Roberto Lavagna en la Ciudad y el ex ministro de Economía avanzó en un acuerdo con Graciela Ocaña. El macrismo irá con su sello Unión PRO en los tres distritos, donde competirá con los frentes que armaron los peronistas disidentes. La disputa por las candidaturas dejaron atrás las promesas de escuchar el “reclamo social” de que la oposición enfrente unida al kirchnerismo en las parlamentarias de octubre.

“Le estamos pidiendo por favor que cerremos un acuerdo”, aseguraban los operadores del peronismo disidente que negociaban contrarreloj con el PRO una alianza en la Ciudad, Buenos Aires y Córdoba. El ruego no alcanzó y el secretario de Gobierno porteño y principal armador del macrismo, Emilio Monzó –secundado por los intendentes bonaerenses Jorge Macri, Gustavo Posse y Jesús Cariglino–, dio por cerradas las conversaciones.

Las negociaciones estuvieron abiertas hasta casi la medianoche, al filo del vencimiento del plazo para la inscripción de alianzas electorales, pero no arribaron a ningún acuerdo. De Narváez siguió todo el día, telefónicamente desde su bunker porteño de Las Cañitas, cómo sería el futuro del frente que encabeza en la provincia. De la Sota viajó a la Capital Federal en busca de un acuerdo con el macrismo en Córdoba que también facilitara la tarea de los federales bonaerenses y porteños. Los operadores de Macri montaron su propio centro de operaciones en el Jardín Botánico y hablaban con todos, pero preferían poner la pelota en campo del peronismo anti-K para no cargar con un resultado frustrante. Los sondeos macristas con Lavagna tampoco prosperaban y dejaban al PRO solo en su distrito insignia.

Las especulaciones propias y ajenas se agotaban junto a los tiempos legales. La inesperada visita que El Colorado realizó el martes al mediodía a Bolívar 1 no sólo fue un gesto de acercamiento a Macri, sino la confirmación que la posibilidad de alcanzar a un acuerdo en la provincia caminaba contrarreloj. La oferta de De Narváez de dirimir las candidaturas en las PASO no prosperó y nunca salió a la luz la contraoferta que los macristas prometieron que le devolverían al bonaerense.

Ayer por la noche las propuestas eran las mismas. El partido Celeste y Blanco de De Narváez insistía en resolver las candidaturas en las PASO y mantenía su propia alianza con los bonaerenses que responden a De la Sota y el partido del pope cegetista Hugo Moyano. El PRO seguía reclamando cinco lugares expectantes en la lista de diputados nacionales y otros once casilleros iguales en las boletas de legisladores provinciales, de acuerdo con las expectativas de máxima que elaboraron los intendentes de la alianza macrista: Jorge Macri (Vicente López), el radical Posse (San Isidro) y el peronista Cariglino (Malvinas Argentinas).

Por la tarde, los moyanistas salieron a reclamar públicamente el fin de las negociaciones con el PRO. “Queremos cerrar con los que están, ya no vale la pena esperar”, sentenció Octavio Argüello, el apoderado legal del Partido por la Cultura, la Educación y el Trabajo (PCEyT) de Moyano. Por entonces, crecían las versiones de que Macri, el primo del alcalde porteño, Posse y Cariglino intentaban sellar en paralelo un sigiloso acuerdo con el intendente de Tigre, Sergio Massa, y su Frente Renovador. Mientras desde el massismo lo desmentían categóricamente.

El viaje de De la Sota fue infructuoso. Le propuso a Macri que baje la lista del PRO cordobés y le prometía unificar al delfín macrista, el ex árbitro Héctor Baldassi, tercero en la lista de Unión por Córdoba que encabezará el ex gobernador Juan Schiaretti. La propuesta no sedujo a Mauricio, que inscribió su propia lista, aunque Baldassi podría ser la moneda de cambio de un acuerdo antes del cierre de listas de candidatos, dentro de diez días.

En la Ciudad, Lavagna también le dio la espalda a otra propuesta del PRO y se encaminaba a formar su propio frente electoral con el sustento legal del partido FE, del jefe de los peones rurales, Gerónimo “Momo” Venegas. El ex ministro de Economía avanzó en sumar a la alianza a la ex ministra de Salud Graciela Ocaña y al Partido Federal del sindicalista de juegos de azar Daniel Amoroso. Finalmente, el macrismo inscribió su sello Unión PRO en la Ciudad junto a Unión por Todos, de Patricia Bullrich, el partido Demócrata Progresista y el MID.

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