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El país|Miércoles, 11 de diciembre de 2013
CFK cuestionó las protestas policiales y los saqueos y se solidarizó con las víctimas

“Hay que condenar la extorsión”

En el acto por los 30 años de la democracia, la Presidenta dijo que “algunas cosas que pasan en determinadas fechas y con determinados protagonistas no son por contagio, son por planificación y ejecución quirúrgica”.

Por Julián Bruschtein
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“Todo lo que nos falta lograr sólo se puede hacer en democracia, respetando la Constitución”, dijo Cristina Fernández.

“Tengo una sola certeza absoluta: todo lo que falta lograr, lo que nos falta hacer, sólo se puede hacer en democracia, respetando la Constitución, las leyes, las autoridades establecidas”, sostuvo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al finalizar el discurso en el día que la democracia cumplió treinta años. La encendida defensa del sistema democrático hizo estallar al público en el Museo del Bicentenario, que se paró para aplaudir y acompañar los dichos de la Presidenta. Jóvenes radicales y kirchneristas se mezclaron durante el acto que contó con la presencia de dos presidentes constitucionales –Fernando de la Rúa y Adolfo Rodríguez Saá– y el hijo de Raúl Alfonsín, Ricardo.

“Por contagio son las paperas, la varicela o la rubéola, pero algunas cosas que pasan en la Argentina y algunas cosas que pasan en determinadas fechas y con determinados protagonistas no son por contagio, son por planificación y ejecución quirúrgica”, señaló la Presidenta en su mensaje, apuntando a los autoacuartelamientos de algunas policías provinciales que terminaban después con saqueos a comercios. Desde el fondo del Museo se escuchó a los militantes kirchneristas respondiendo con una consigna que comenzó a ser seguida por una parte de los invitados: “Yo sabía, yo sabía, que Magnetto maneja la policía”.

En el público había sectores de todo el arco social. Se podía ver a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo ocupando las primeras filas de asientos junto al jurista español Baltasar Garzón, así como a los dirigentes de la centrales sindicales Antonio Caló (de la CGT) y Hugo Yasky (de la CTA), en los primeros lugares. También al titular de la Afsca, Martín Sabbatella; y al presidente del CELS, el periodista Horacio Verbitsky, entre otros. Más atrás, casi al medio del salón llamaba la atención la voluptuosa Moria Casan, sentada junto a su hija Sofía Gala y a la actriz Florencia de la V. Después se acercaron Andrea del Boca, Ester Goris, Virginia Innocenti, Arturo Bonín, Pablo Echarri y Nancy Dupláa, con un poco más de trajín en los actos kirchneristas. Por otro sector se mezclaba el empresario de medios y ex funcionario menemista José Luis Manzano con el empresario dueño de Buquebús Juan Carlos López Mena y el diputado del Frente Renovador José Ignacio de Mendiguren.

“Voy a leer una carta que le enviaron a la Presidenta”, había anunciado antes la locutora oficial. “La democracia y los derechos humanos son de suma importancia, tanto para los argentinos como para los estadounidenses. Las dos naciones superaron desafíos para construir sociedades prósperas e inclusivas”, leyó el escrito, era firmado por John Kerry, secretario de Estado norteamericano, y que finalizaba enviando una saludo del presidente de Estados Unidos, Barack Obama. La respuesta provino otra vez del fondo, donde los jóvenes peronistas comenzaron a cantar el mítico “Patria sí, colonia no”. Afuera, en la Plaza de Mayo, la multitud observaba expectante el acto en el interior de la Casa Rosada y seguía los cantitos que dominaban el Museo, momentos antes de que ingresara el gabinete nacional y algunos gobernadores, para comenzar el acto con la entrega del premio Azucena Villaflor al cantante catalán Joan Manuel Serrat.

“Pese a todos los intentos antidemocráticos, los argentinos hemos decidido vivir en democracia”, señaló la Presidenta en su segundo discurso público después de la operación por un hematoma en la cabeza que la mantuvo casi dos meses en recuperación. Sentados la escuchaban los intendentes de La Matanza, Fernando Espinoza; de Florencio Varela, Julio Pereyra, y más atrás los de Lanús, Darío Díaz Pérez; Jorge Ferraresi, de Avellaneda, y Mariano West, de Moreno. La diputada Liliana Mazure se mezclaba con su par Leonardo Grosso y los empresarios de medios Sergio Szpolski y Daniel Vila. Por Página/12 asistieron Jorge Prim, Hugo Soriani y Ernesto Tiffenberg. Los jefes militares también estaban entre el público y César Milani se destacaba entre ellos, cada uno con el uniforme del arma que comanda.

La Presidenta hizo una fuerte defensa del sistema democrático, en la que repasó distintos hechos que lo fortalecieron, como el Juicio a las Juntas y el proceso abierto en el 2003 con la llegada a la presidencia de Néstor Kirchner, que se enfrentó al ALCA junto al venezolano Hugo Chávez, y las nacionalizaciones de Aerolíneas Argentinas, jubilaciones e YPF, entre otros.

Un grupo de jóvenes militantes de la Unión Cívica Radical se encontraba con sus remeras rojas en la zona para el público. Sentados con tranquilidad esperaban el comienzo del acto compartiendo el lugar con los militantes kirchneristas, que también se diferenciaban por el color de sus remeras: los de azul verdoso eran de Nuevo Encuentro y los de verde de Kolina, entre otros. Los radicales se identificaban con el espacio político conocido como Los Irrompibles y se encargaron de dejar en claro que habían ido para levantar la figura de quien fue el primer presidente de la democracia: Raúl Alfonsín. “Alfonsín, Alfonsín”, gritaban al unísono cada vez que un silencio se apoderaba del salón.

La Presidenta fue la primera en darles las gracias por estar presentes, mientras el diputado Alfonsín –en el escenario junto a Rodríguez Saá, De la Rúa y el juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni– no paraba de saludarlos y festejarles cada una de las consignas dedicadas a su padre. “Somos la vida, somos la paz, somos el Juicio a la Junta Militar”, vociferaban y daban pie a los kirchneristas, que contestaron con un contundente “Somos de la gloriosa Juventud Peronista, somos los herederos de Perón y de Evita. A pesar de las bombas, los fusilamientos, los compañeros muertos, los desaparecidos. ¿Qué pasó? No nos han vencido”, ya entonado de pie por diputados, senadores y algunos funcionarios con los dedos en V en ambas manos.

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