Imprimir|Regresar a la nota
El país|Lunes, 4 de agosto de 2003
LOS ROBOS QUE SE VIENEN Y EL PLAN OFICIAL PARA FRENARLOS

Para evitar el delito reciclado

Tras la ofensiva al robo de autos, se esperan más delitos contra negocios, casas y remises. Y secuestros express. Para prevenirlos, habrá detectores de metales en estaciones de trenes, cámaras en autopistas y controles en comercios de objetos usados, entre otras medidas.

Por Raúl Kollmann
/fotos/20030804/notas/NA03FO10.JPG
El Gobierno instalará sorpresivamente detectores de metales en cualquier estación ferroviaria.
De manera sorpresiva, en los andenes de Constitución, Retiro o una estación del Gran Buenos Aires aparecerán detectores de metales similares a los que se usan en aeropuertos. Esos mismos detectores aparecerán después en otras estaciones, también sorpresivamente. La ofensiva que hoy se desató contra los desarmaderos continuará en un terreno bastante similar: habrá una ofensiva contra los negocios que venden televisores, electrodomésticos y otros efectos usados. En las autopistas, principalmente la Panamericana y el Acceso Oeste, se forzará la instalación de cámaras de alta definición para controlar un fenómeno que empieza a aparecer, el secuestro express de autopista. Y, además, aunque no se quiere decir públicamente, habrá un control sobre la salida de los barrios –en general carenciados– de los que se determine estadísticamente que salen los que cometen delitos. Ese control incluso abarcaría a los remises de esos barrios. Estas son algunas de las medidas que pondrá en marcha el gobierno nacional y el bonaerense ante un fenómeno que ya empieza a aparecer. Hasta hace unos días, a punta de pistola, se robaban miles de autos que se vendían inmediatamente, por 200 o 300 pesos, a los desarmaderos, casi todos protegidos por hombres de la Bonaerense. La clausura de los desarmaderos hace que ahora esos ladrones, muy jóvenes, empiecen a buscar otros caminos: robos de negocios, viviendas, taxis, estaciones de servicio o secuestros express de poca monta. En verdad se trata de un fenómeno social, producto de la desocupación de sus padres, que no será fácil afrontar.
El allanamiento de buena parte de los desarmaderos está cambiando en gran medida el mapa del delito. Tras la muerte de dos jóvenes, uno en Wilde y otro en Lanús, se produjeron movilizaciones de envergadura que llevaron a la intervención del presidente Néstor Kirchner y a poner en marcha una medida largamente demorada: la ofensiva contra los desarmaderos que –tal como viene denunciando Página/12 desde hace un año y medio– eran la clave del robo de autos y de la gran cantidad de muertes que se producían. Esa guerra contra los desarmaderos está todavía en curso y exhibió de manera nítida la protección de la que gozaban por parte de policías y funcionarios municipales, como lo había señalado el ex viceministro de Seguridad bonaerense, Marcelo Saín.
Los pibes
“Los que robaban los autos –señala desde la cárcel de Ezeiza un hombre condenado a cinco años de prisión– eran pibes. Se fumaban un paco –un cigarrillo que tiene pasta base y vale un peso en el Gran Buenos Aires– y salían con una 9 milímetros que vale unos 300 pesos. Lo único que les importa a esos chicos es quedarse con 50 o 100 pesos para zapatillas, pilchas o ir al boliche. Esa plata antes se la daban los padres, que seguramente eran obreros y tenían trabajo. Ahora no tienen para darles un mango. Los pibes son audaces, van medio dados vuelta, pero al primer inconveniente les agarra el miedo, no saben qué hacer y tiran. Por eso hay tantos muertos. Ahora que los desarmaderos no compran ni un auto, los pibes van por los quioscos, los negocios, las casas o lo que sea.”
Los planes caídos
Lo que está empezando a suceder en las últimas semanas es que los autos que se roban son para armar mellizos. Otra vez los datos vienen de la cárcel: “Hace dos o tres años, la gente compraba muchos autos en cuotas, pero empezó a no poder pagarlos. Entonces les inician juicio y el juez ordena la captura judicial del vehículo, no la captura penal, que es la que tiene registrada la policía. El dueño entonces vende el auto: un Gol 99 que puede valer 13.000 pesos, lo venden clandestinamente en 4000. Esosautos, que se llaman planes caídos, los revenden las organizaciones que se dedican a esto en unos 6000 pesos, pero la clave es que después arman cinco o seis autos más que son mellizos. Tienen la misma chapa, pero son robados, por lo tanto el número de motor y el de chasis no se corresponde con el de la chapa. El ejemplo claro es el que manejaba el intendente de Quilmes, Fernando Geronés. Lo detuvieron porque le abrieron el capot: por número de chapa, el auto no era buscado, pero adentro los números de motor y chasis no se correspondían. Eso pasa con muchos autos de la Municipalidad de Quilmes y con centenares y centenares de coches de las remiserías. Casi no hay más robo de autos para desarmaderos, pero sigue habiendo para cometer otros robos o para hacer estos mellizos sobre la base de planes caídos”.
También están los coches que se roban y se le falsifica la cédula verde. “Una cédula verde, falsa, pero hecha con papel original, vale 200 pesos. Que te den la verificación sin llevarlo a verificar, 150”, dice otra voz desde la cárcel.
Quienes conocen el mapa del delito sostienen que las organizaciones que se ocupan de los autos mellizos están integradas por delincuentes experimentados que tienen mayor nivel ya desde el momento en que no sólo tienen que robar el auto sino armar toda la documentación falsa y establecer los contactos para vender el vehículo. Los que fueron afectados por el cierre de desarmaderos son sólo los más jóvenes.
–¿Cómo hacen para pasar por los operativos que ahora existen? –preguntó este diario.
–Y, al principio eran un problema, pero ahora les tenemos tomado el tiempo. A la mañana hay bastantes efectivos, al mediodía, entre las dos y las seis de la tarde, ya no hay casi control. Y no hablemos los días de lluvia o los de partidos. En el partido Argentina-Uruguay, que se jugó en La Plata, robaron 16 autos. Además, hay otra cosa: miran sólo la chapa, no levantan el capot. De manera que los mellizos pasan. En el peor de los casos, cuando cae un mellizo, no es robo sino encubrimiento. Lo de Geronés, bah –redondea desde el penal de Ezeiza el presidiario experimentado.
Ahora
El gran problema que empieza a aparecer es el de los jóvenes que les vendían miles de autos a los desarmaderos. Van derivando a otros robos a mano armada. Se ve el aumento de los robos a pequeños negocios, supermercados o estaciones de servicio, como fue el caso de los hijos de dos policías detenidos en Del Viso, uno de ellos hijo de Eduardo Correa, el uniformado aprehendido por el secuestro del padre de Astrada.
Según deslizaron los expertos en seguridad, los nuevos objetivos serán negocios, grandes y pequeños; viviendas, taxis o remises, aunque en menor medida y secuestros express.
La respuesta
“Nadie roba una vivienda para tener cinco televisores. Así que una clave estará en confrontar con los negocios que venden cosas robadas. O sea hacer lo mismo que hicimos con los desarmaderos: ponerle un ojo a los que venden cosas que salen de las casas. No sólo a la mano de obra del robo, sino a los capitalistas”, sostiene Norberto Quantín, secretario de Seguridad Interior.
“De todas maneras, nuestra estrategia clave está en los mapas de delito. A qué hora, qué lugar es más peligroso, y allí saturar de efectivos de seguridad –continúa Quantín–. Y en este terreno debo alertar que es posible que tengamos que perder algo de nuestra libertad personal. Por ejemplo, si el mapa del delito indica que hay bandas operando en tal barrio, haremos un control en las salidas de ese barrio. Incluso vamos acontrolar a los remises que salen de allí, porque ya tenemos detectado que es una forma que tienen algunas bandas de moverse, con remises que prácticamente tienen como cómplices”.
Para Quantín, una de las principales batallas tendrá que ver con el uso de armas. “Insisto, tendremos que estar dispuestos a ceder una cuota de libertad, porque en estos momentos, con las limitaciones que nos pone la inseguridad, ya hemos tenido que ceder en la libertad de salir a determinadas horas o en ir a determinados lugares. Frente a la cuestión de las armas, una estrategia que estamos evaluando es la de instalar, en forma sorpresiva, detectores de metales en algunas estaciones de tren. Esos detectores los iríamos rotando de lugar, pero toda la gente que viene en un cierto tren tendrá que pasar por el detector, poner en una canasta las cosas metálicas que tiene, y, además, será revisado como en cualquier aeropuerto.”
–¿Se está pensando en un operativo canje como el de Mendoza en que se le cambió a la gente un revólver por un vale para comprar en un supermercado? –preguntó este diario.
–Sí, estamos evaluando una estrategia de ese tipo, pero es totalmente insuficiente –respondió el funcionario.
Según Quantín, el Ejecutivo baraja la posibilidad de que todo delito cometido con armas sea no excarcelable. En concreto, eso apuntaría a la tentativa de robo, uno de los delitos más extendidos. El robo a mano armada no es excarcelable, pero la tentativa sí y, según el funcionario, “en buena parte de los casos detenemos a personas que intentaron el robo, pero se frustró. Si ese robo se intentó perpetrar con un arma, no sería excarcelable”.
–¿Es cierto que al cumplir casi un mes de implementarse los operativos cerrojo en la General Paz y en el Gran Buenos Aires tienden a relajarse?
–Tenemos pensado hacer un control. En esto debe usarse el mapa del delito. Si estamos percibiendo que la mayoría de los delitos los cometen personas de entre 16 y 30 años, no tiene sentido que paremos autos donde van familias con chicos, mujeres solas o un matrimonio de edad. También vamos a verificar si las cosas se aflojan en los días de lluvia y sabemos que los operativos son más débiles cuando hay fútbol porque hay muchísimos efectivos que van a la cancha. Ojo que si no hay suficiente policía en los estadios, las barras bravas matan. Habrá que ver cómo seguimos.
Los índices que evidencia la enorme brecha entre ricos y pobres, la altísima tasa de desocupación, en especial entre los jóvenes, son el trasfondo de una crisis que se reflejó como en un espejo en la cuestión de seguridad. Tal como adelantó en exclusiva Página/12, la guerra contra los desarmaderos produjo una inmediata reducción en la cantidad de robos de autos y muertes producidas en intentos de robo de autos. Se demostró en ese caso la complicidad de autoridades y policías. Es muy probable que si se avanza con profundidad en las nuevas modalidades del delito, se verá que en la comercialización clandestina de armas, en los negocios en que se reducen las cosas robadas, en las zonas liberadas de determinados barrios, los personajes que están detrás, los cómplices, son los mismos.

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.