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El país|Martes, 26 de agosto de 2003
EL GOBIERNO NO QUIERE POLITIZAR EL PEDIDO DE EXTRADICION

Con el juez Galeano, ni a la esquina

Tras el anuncio de suspensión de relaciones comerciales dispuesta por Irán, Kirchner y Bielsa no solo evitaron la ruptura de relaciones diplomáticas. También dejaron claro que el pedido de extradición del ex embajador no es una iniciativa del Ejecutivo. Galeano deberá aportar pruebas.

Por Martín Granovsky
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Rafael Bielsa, canciller argentino poco entusiasmado en un gran conflicto con Irán.
El Gobierno argentino decidió despegar su suerte de la del juez Juan José Galeano, encargado de investigar el atentado a la AMIA, y dio un vuelco en la relación con Irán: en lugar de elevar el conflicto entre Buenos Aires y Teherán un escalón más, lanzó un comunicado en el que ubica la detención del ex embajador Hadi Soleimanpour como un hecho natural ante un pedido de la Justicia.
El texto tiene solo cuatro puntos y un estilo escueto. Es verdad que la síntesis no es pacifista por definición (se puede declarar la guerra en tres palabras) pero en este caso el comunicado de la Cancillería tiene pocas líneas para que no haya malos entendidos.
El primer punto despolitiza el conflicto. “La detención del ex embajador iraní Hadi Soleimanpour en Londres resulta de un requerimiento del juez competente que conduce la investigación de la causa originada en el atentado terrorista contra la AMIA”, dice.
El segundo es una queja suave. “El gobierno argentino lamenta declaraciones políticas, absolutamente ajenas a la naturaleza judicial de la causa AMIA”, afirma. “Asimismo, resulta poco comprensible la actitud adoptada por el Gobierno de Irán de frenar las relaciones económicas y culturales entre los dos países.”
El tercer punto es una declaración de principios. “El Gobierno nacional está empeñado en que ese atentado, consumado contra nuestro país, que repugna a la conciencia del mundo, sea pronta y totalmente esclarecido.”
El punto número cuatro es un pedido a Irán. Dice: “Descontamos que la nación iraní colaborará con el requerimiento de la justicia argentina en todo aquello que ayude y esté a su alcance para lograr dichos objetivos”.
La conclusión que surge del comunicado es doble.
Por un lado, Kirchner no ató su suerte a la del juez Juan José Galeano, que instruyó la causa por el atentado.
Por otro, evitó embarcarse en un conflicto cada vez mayor con Irán.
El primer punto crece a medida que se acerca el juicio oral. Los abogados de las víctimas están convencidos de contar con elementos para cuestionar a Galeano por su investigación deficiente de la causa AMIA. Si el Gobierno aprobaba a libro cerrado el pedido de Galeano de extraditar a Soleimanpour y esa extradición luego no se concretase por falta de pruebas, Kirchner y el canciller Rafael Bielsa podrían quedar como habiendo legitimado la pesquisa sin elementos suficientes desde lo más alto del poder político.
Desde los días siguientes al atentado de julio de 1994 Galeano actuó en sociedad con la Secretaría de Inteligencia del Estado, entonces a cargo de Hugo Anzorreguy, que a su vez mostró fascinación por comprar sin vueltas la historia de un atentado con copyright iraní. Luego el Gobierno de Fernando de la Rúa no dio marcha atrás respecto del de Carlos Menem, y tampoco lo hizo el de Eduardo Duhalde con Miguel Angel Toma en la SIDE, pero Kirchner marcó una ruptura al ordenar que cayera un secreto que no amparaba a los espías sino a las operaciones para encubrir los desastres de la investigación.
El texto del comunicado fue conversado entre Kirchner, Bielsa y el jefe de gabinete Alberto Fernández, con la participación del vicecanciller Jorge Taiana. El resultado del domingo hasta anoche fue una moderación cada vez mayor. Uno de los elementos que tuvieron en cuenta los funcionarios, además de la endeblez de la investigación judicial, es que ni el Foreign Office ni el ministerio del Interior británicos parecen muy entusiasmados en extraditar al ex embajador en la Argentina. También consideraron una interpretación de los tratados que rigen las relaciones entre Estados: la inmunidad corre cuando el diplomático que se benefició con ella era inmune en el momento en que se cometió un delito. Soleimanpour lo era y es difícil, según diplomáticos consultados por Página/12, que la Justicia británica adopte otro criterio. La iniciativa, ahora, está en el campo iraní. La Cancillería argentina espera ansiosa la respuesta de Teherán para saber si los iraníes interpretan a Kirchner como una continuidad de la política de Menem o reparan en la novedad de que por primera vez una administración argentina no se pegotea con el juez Galeano.
Cuando fue arrestado por la Interpol, el jueves pasado, Soleimanpour cursaba un posgrado sobre el impacto ambiental del turismo. De aquí al 20 de septiembre, Galeano debe traducir al inglés y presentar su escrito fundamentando el pedido de extradición al juez de Bowstreet Timothy Workman. El juez pidió elementos a los fiscales Alberto Nisman, José Barbaccia y Eamon Mullen y a la AMIA, la DAIA y la agrupación de Familiares de las Víctimas.

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