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El país|Martes, 26 de agosto de 2003
ANIBAL IBARRA ANALIZA EL RESULTADO DE LA PRIMERA VUELTA ELECTORAL EN LA CIUDAD

“Hasta que no termine el alargue, nadie ganó”

Los tres puntos que lo colocaron en segundo lugar en la primera vuelta electoral no desaniman al jefe de Gobierno porteño para pelear su reelección en el ballottage. Está convencido de que puede sumar votos provenientes del electorado de Luis Zamora y de Patricia Bullrich. Considera que “Macri es el pasado”.

Por Santiago Rodríguez
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El jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, confía en revertir el resultado en el ballottage y ser reelecto.
A Aníbal Ibarra se lo nota tranquilo. A pesar de haber quedado tres puntos por debajo de Mauricio Macri en la primera vuelta de las elecciones porteñas, el jefe de Gobierno sostiene que hay “una situación de paridad” y se considera “muy bien posicionado” para el ballottage. De nuevo en campaña, Ibarra consideró “poco seria” la propuesta del empresario de nombrar a Luis Zamora como defensor del Pueblo de la ciudad y ya salió en busca de los votos que necesita para derrotarlo el próximo 14 de setiembre. “Compartimos el mismo compromiso con lo social, con los derechos humanos, con la redistribución de la riqueza”, dice para seducir a quienes votaron por Zamora y con la vista puesta en los seguidores de Patricia Bullrich agrega que “podemos exhibir también un tratamiento de la economía serio”.
–¿El 70 por ciento de los porteños votaron contra el pasado, como dice usted, o en contra suya, como sostiene Macri?
–Desde distintas vertientes, y hablo de lo que expresamos Bullrich, Zamora y nosotros, hay una clara diferenciación con respecto a lo que es el pasado. Más allá de las motivaciones particulares de cada voto, todo ese conjunto de votantes claramente se diferencia del pasado que expresa Macri y con diferentes visiones políticas están comprometidos con el futuro y miran hacia adelante. La lectura de Macri es amañada porque es como decir que el 88 por ciento votó en contra de Zamora o que el 91 por ciento votó en contra de Bullrich. En todo caso, hay relatividad en ambos análisis, pero lo que sí está claro es que hubo tres puntos de diferencia y es una situación de paridad. Nadie puede considerarse un ganador con miras a la segunda vuelta y recordemos casos recientes, como el de (Carlos) Menem que ganó la primera vuelta y después incluso se bajó o el de (Carlos) Manfredotti en Tierra del Fuego que ganó por un par de puntos y después perdió el ballottage. Esta es una elección de dos vueltas. Es el primer tiempo de un partido y falta el alargue; hasta que no termina nadie puede considerarse ganador y menos con sólo tres puntos de ventaja.
–¿El resultado del domingo era el que usted esperaba?
–Estaba dentro de lo previsto; podían ser tres puntos a favor de uno o de otro.
–¿Y por qué quedó instalada entonces la sensación de que la elección no fue buena para usted?
–Uno siempre quiere ganar y sin duda hubiera preferido estar yo tres puntos arriba, pero estaba dentro de las previsiones. Pero si uno mira cómo arrancamos con cerca de 20 puntos abajo, y no hace un año sino hace dos o tres meses, fuimos los que más crecimos y llegamos a esta primera vuelta casi en situación de paridad.
–¿No pecaron quizás de entusiastas en función de las últimas encuestas y por eso quedó esa impresión?
–No. En la evaluación interna éste era el escenario más posible.
–Sin embargo, el domingo a la noche en el Hotel Hilton hubo un clima de desánimo cuando se conocieron los resultados.
–Y bueno..., uno siempre prefiere estar arriba, pero además empezó a instalarse que había una diferencia de nueve o diez puntos y eso sí era sorprendente. Ahí hubo una clara manipulación para instalar un resultado mediáticamente; Franco Macri, a través del Correo, jugó claramente a favor de su hijo.
–En función de los resultados de la primera vuelta, ¿cuál es su proyección para el ballottage?
–No quiero hacer proyecciones numéricas. Sí puede decir que del modo en que quedó distribuido el voto estamos muy bien posicionados y nuestro espacio, además, puede interpelar perfectamente a todos los que votaron a Zamora y Bullrich. El voto más pro Macri de Bullrich se le fue en la primera vuelta y por eso ella bajó del tercer lugar en el que la daban las encuestas al cuarto. Nosotros estamos en condiciones de expresar el votode Bullrich que es el de una derecha seria que acepta las reglas de juego y defiende la ética de la función pública. En nuestro caso podemos exhibir también un tratamiento de la economía serio, cuidamos las cuentas de la ciudad, no entramos en default, no emitimos bonos, cuidamos el buen funcionamiento del Banco Ciudad... Todos esos son datos a valorar por todo ese sector de votantes y nos obligan a ser mejores en la transmisión de nuestras convicciones y de lo que hicimos y vamos a hacer. Quiero ser jefe de Gobierno para la gran mayoría de la sociedad y es el momento de hablarle muy fuertemente a aquellos que prefirieron otras opciones en la primera vuelta.
–¿Cómo se plantea en concreto salir a buscar el voto de Zamora?
–El votante de Zamora tiene un abismo infranqueable con Macri. Con nosotros no ocurre lo mismo: podemos tener diferencias, puede haber resistencia a vincularse con un oficialismo, pero compartimos el mismo compromiso con lo social, con los derechos humanos, con la redistribución de la riqueza y ofrecemos un espacio posible para la gente que vota a Zamora.
–Sin embargo, Zamora dijo que no había que votar a usted ni a Macri.
–Sí, pero también hace unos meses dijo que no había que votar en las elecciones nacionales y esta ciudad votó con un alto nivel de participación. La gente decide por sí misma y por eso es importante hablar con la gente más que con los candidatos que quedaron fuera del ballottage. Lo de Zamora es una posición política, pero la gente no va a mirar con indiferencia cómo se dirime la situación en la ciudad entre quien expresa a uno de los grupos económicos que se benefició durante la década menemista e Ibarra. Hay que hablarle a la mayoría de los votantes que claramente diferencian lo que es la propuesta de Macri de privilegio, de vuelta al pasado, de una sociedad segmentada con profundas divisiones y la propuesta nuestra que está comprometida con lo social.
–¿Qué va a cambiar en su campaña para el ballottage?
–Ahora todos los electores tienen que mirar a uno u a otro. Esto lleva a que uno deba dirigirse a quienes antes no llegó. Le voy a hablar al votante que nos demanda, que no está conforme, que nos exige y tengo con qué hacerlo: tenemos el valor de los derechos humanos, el compromiso social y el tratamiento serio de las cuentas de la ciudad. También vamos a seguir desarrollando el esquema político vinculado con Elisa Carrió y con el Gobierno nacional. Cuando hablo del vínculo con el Gobierno nacional no me refiero a un acuerdo para cargos, sino a cuestiones concretas como el boleto estudiantil, la transferencia de predios para la ciudad donde estamos abriendo calles y urbanizando, el trabajo conjunto en materia de seguridad. Es muy buena para la ciudad una armonía con el Gobierno nacional y no una situación de disputa política porque genera resultados palpables para la gente.
–¿Habló con Kirchner?
–No, seguramente lo haré en las próximas horas.
–¿Y con Carrió?
–Sí. Va a seguir comprometida y quiero hacer un reconocimiento por su compromiso político con la elección de la ciudad.
–¿Es posible que usted haya perdido algunos puntos por la pelea entre Kirchner y el vicepresidente Daniel Scioli?
–Es difícil saberlo, no lo sé.
–¿Qué opina de la propuesta de Macri para que Zamora sea defensor del Pueblo porteño?
–Es poco seria. Puedo tener diferencias pero Zamora no va a rifar su trayectoria política por un cargo. Además, el nombramiento del defensor del Pueblo no es una atribución del jefe de Gobierno; lo propone la Legislatura y recién podrían proponerlo los legisladores de acá a cuatro años porque para esta nueva renovación ya está cerrada la lista de aspirantes. O Macri tiene un profundo desconocimiento del proceso de elección del defensor del Pueblo en la ciudad o mintió para tratar deseducir al electorado y sacar unos votos más. En cualquiera de los dos casos es grave.
–¿Qué evaluación hace del resultado que obtuvieron las listas de diputados y legisladores de Fuerza Porteña?
–Hubo un voto diversificado, con mucha cantidad de boletas. Son los riesgos que se asumen al permitir que haya varias boletas.
–¿No terminó siendo contraproducente para Fuerza Porteña la decisión de permitir que hubiera varias boletas con su candidatura?
–Por ahí, sí, pero también salieron diputados como (Miguel) Bonasso y (Silvana) Giúdici, que van a tener un rol importante. Es muy fácil ganar las carreras del domingo con el diario del lunes.
–Sus socios del ARI y del socialismo no hicieron finalmente el mejor de los negocios.
–Afortunadamente Carrió no hizo un apoyo político en función de los cargos y eso habla de una dirigente íntegra. Nunca puso el más mínimo condicionamiento para apoyarme y por eso sigue comprometida con esta pelea. Como siempre que se plantea una coalición política lo importante también es que esté expresada en el gobierno más allá de la participación en los cargos legislativos.
–Esto quiere decir que en su próximo gobierno habría dirigentes del ARI y el socialismo.
–El gobierno va a expresar este nuevo espacio que se generó.
–¿Hasta qué punto condicionaría su próxima gestión el hecho de que Macri se haya quedado con la primera minoría en la Legislatura?
–Yo goberné en momentos dificilísimos durante estos tres años y hubo épocas en las que tuve sólo seis legisladores del oficialismo sobre sesenta y aun así sacamos las leyes que tuvimos que sacar. Cuando hay estrategia política se puede gobernar en diferentes condiciones y nosotros también hemos ingresado muchos legisladores.
–¿Va a debatir con Macri mano a mano?
–De lo que de mí dependa, sí. Habría que preguntarle a Macri.

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