El país|Martes, 26 de agosto de 2003

Por Fernando Cibeira

Si quedaban dudas acerca de la actitud que tomaría el presidente Néstor Kirchner respecto al ballottage en las elecciones porteñas y la continuidad de su apoyo a Aníbal Ibarra, ayer las enterró todas. “Yo estoy por un proyecto que incluya a la gente, me importa un comino si arriesgo más o si arriesgo menos”, puntualizó el Presidente. Como para confirmarlo, ahí mismo advirtió sobre los riesgos de volver al modelo neoliberal de los ‘90 e hizo blanco en Mauricio Macri. “Parece que el único responsable es Menem. ¿Dónde están los que decían que sí a todo o que hablaban de ese ‘gran modelo’ mientras millones de hermanos se quedaban sin trabajo?”, disparó. Todavía no está programado, pero en la Casa Rosada ya prevén nuevas apariciones de Kirchner junto a Ibarra, con lo que esperan consolidar las ventajas que –aseguran– le dan las encuestas para el 14 de septiembre.
Kirchner dijo estas frases en Misiones durante una visita a otra de sus apuestas electorales fuertes: el gobernador Carlos Rovira. Así que las referencias al modelo neoliberal también podían referirse al archirrival de Rovira en la provincia, el senador Ramón Puerta, quien cuenta con el apoyo del menemismo y el duhaldismo. Kirchner detesta a Puerta y también le dio duro (ver recuadro).
Pero el Presidente marcó con claridad el destinatario de su mensaje en este tramo cuando mencionó a quienes ahora hablan de impulsar la movilidad social ascendente. “Hay muchos que pareciera que sólo les importa cómo ganan las elecciones. Los argentinos se tienen que despertar definitivamente con un proyecto amplio que termine con los corruptos, los ladrones y los sinvergüenzas”, sostuvo en la gobernación de Misiones.
Fue Macri quien en su discurso del domingo a la noche lanzó lo de la movilidad social ascendente. Ya se sabía que había ganado por poco margen aglutinando casi todo el voto de centroderecha y derecha de la ciudad por lo que, de cara a la segunda vuelta, sus asesores le explicaron que tenía que buscar por otro lado. Como habitualmente se dice que el discurso del candidato de la noche de la elección en primera vuelta es fundamental, ahí mismo le escribieron un mensaje con frases rescatadas del recetario “progre”, todo sea por conseguir el ansiado 50 por ciento más uno.
Eso enojó a Kirchner. “Aquí muchos se dedicaron a desgastar a las dirigencias políticas para que el poder económico se pudiera apoderar del poder”, afirmó. Y expresó su deseo de que “nunca más un determinado sector, que sólo piensa en su interés, pueda sintetizar el interés de todos los argentinos”.
Redoblar la apuesta
Cerrado el escrutinio porteño, el gobierno nacional salió a reafirmar su apuesta por Ibarra. Los funcionarios que viajaron ayer en el Tango 01 junto a Kirchner denunciaban una supuesta maniobra del Correo –manejado por Franco Macri– para difundir primero las mesas de los barrios favorables al empresario e instalar la imagen de un triunfo más amplio que el que se comprobó en los hechos. Al ministro del Interior, Aníbal Fernández, incluso le habían preparado un cuadro en el que se veía cómo las diferencias de Macri se achicaron en forma proporcional al avance del recuento, hasta terminar en el 3,3 por ciento final.
“Lo vamos a aplastar”, se entusiasmaba el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, al hablar de las perspectivas para el ballottage. El jefe de Gabinete es un dirigente del distrito y fue el funcionario de Kirchner que más se comprometió con el armado de Ibarra. El domingo a la noche, al ver que los resultados oficiales no eran los que manejaban en la Rosada, Fernández abandonó los teléfonos que solía frecuentar. Pero ayer, recompuesto gracias al último cómputo, repartía optimismo.
“Macri sacó apenas el 2 por ciento más que los votos de Cavallo, es lo que saca la derecha”, fue uno de los argumentos que se dijeron a bordo del avión. En el análisis que hacían los funcionarios –mitad en base a datosde las consultoras, mitad en base a su razonamiento– se sostenía que al menos siete de cada diez votantes de Luis Zamora elegirá a Ibarra, mientras que el resto votará en blanco. “Nadie que votó a Zamora lo va a elegir a Macri”, aseguraban. En tanto que el caudal de Patricia Bullrich, profetizaban, se dividirá por mitades. Además, quedaba dando vueltas lo recolectado por las agrupaciones más pequeñas, muchas de ellas de izquierda, que sumaban cerca de un 5 por ciento. “Ahí también la tendencia es favorable a Ibarra”, afirmaban.
Con todo, reconocían que ahora la realidad era muy diferente a los 13 puntos de diferencia (56 a 43 por ciento) del boca de urna anticipado que el consultor Artemio López realizó durante la votación del domingo. En el medio se produjo la “operación triunfo” de Macri del domingo a la noche -una puesta en escena con papelitos, música y demás– que le sirvió para reposicionarse ante una porción del electorado. Las primeras proyecciones de encuestas que comenzaron a recolectarse ayer hablaban de una luz a favor de Ibarra, aunque lejos de aquel primer sondeo. En Gobierno sostienen que cuando baje la espuma de Macri la diferencia a favor del jefe de Gobierno será de 49 a 42 por ciento.
Kirchner –lo dejó en claro– no especulará con el resultado para ponerle el cuerpo a la campaña. Cerca del Presidente sostenían que su presencia –así como la de su esposa, la senadora Cristina Fernández de Kirchner– le habían permitido a Ibarra descontar los 15 puntos de diferencia que los sondeos le adjudicaban a Macri hasta un par de semanas atrás. Ahora la apuesta será diferente –consolidar una diferencia favorable–,pero, prometían, el discurso no se modificará. “Quiero ganar con las ideas que tenemos para construir un nuevo país”, dijo ayer Kirchner.

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