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El país|Jueves, 7 de agosto de 2014
Carlotto leyó una carta que le había escrito a su hermana Laura, publicada hace un año en Página/12

Un acto de reparación en Diputados

En un clima de emoción, la Cámara baja realizó un acto para expresar su “más profunda satisfacción” por la recuperación del nieto 114. Remo Carlotto izó la bandera del recinto junto a los nietos recuperados.

Por Miguel Jorquera
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La Cámara de Diputados no pudo ni quiso esquivar la emoción que produjo en sus integrantes la recuperación del nieto 114, de los 500 arrancados y robados por la dictadura. El cuerpo legislativo votó a mano alzada y por unanimidad la declaración que expresa “su más profunda satisfacción” por “la restitución de la identidad de Guido Carlotto, nieto de Estela de Carlotto, fundadora y presidenta de la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo, luego de 36 años de búsqueda inclaudicable”. Los nietos recuperados que ocupan bancas de diputados izaron la bandera en el recinto de la Cámara baja para abrir la sesión. “Es un acto de reparación del Estado” que significó “cumplir un sueño”, arrancó con los ojos vidriosos el diputado Remo Carlotto. Luego dejó todo protocolo de lado para “hablar como tío” y leer una emotiva carta –publicada en Página/12 el 27 de junio de 2013– que apenas un año atrás escribió a su hermana Laura, asesinada durante el terrorismo de Estado, y a su sobrino que no conocía, en el día de su cumpleaños. Los diputados aplaudieron de pie. Ayer, Remo vería y abrazaría por primera vez a Guido.

El debate, las rencillas y las diferencias políticas quedaron por un momento de lado. El protocolo seguía su curso pero tampoco era el mismo. El presidente de la Cámara, Julián Domínguez, invitó a “todos los nietos recuperados” a izar la bandera de ceremonia para iniciar la sesión. Así lo hicieron, mientras sonaba el Himno, los nietos Horacio Pietragalla y Juan Cabandié, a quienes se sumaron Eduardo “Wado” de Pedro, que esquivó el mismo destino al esconderse de los asesinos de sus padres, y Remo Carlotto. Sólo faltó Victoria Donda, que no alcanzó a llegar a tiempo al recinto.

El protocolo volvió a quedar de lado. Remo Carlotto fue el primero en hablar. “Lo que nos tocó vivir es un acto de reparación del Estado democrático respecto de lo que el Estado criminal nos hizo a todos los argentinos”, dijo el diputado, para afirmar que “hoy seguimos pagando las consecuencias de lo que fue esa acción criminal del Estado”.

Carlotto reiteró la denuncia del “plan sistemático que aplicó sobre los niños” el terrorismo de Estado para “impedir que tuvieran una familia biológica”, y aclaró que la dictadura dejó un saldo de “500 niños robados” pero que hubo “más que fueron abandonados y vieron asesinar a sus padres”. Tampoco olvidó reivindicar “la creación del Banco de Datos Genéticos y la creación de la Comisión Nacional por Derecho a la Identidad y la construcción en esta última década de una política de Estado en este sentido”.

“Ayer (por el martes) para nosotros fue cumplir un sueño, con el compromiso que asumimos frente a la tumba de Laura de que hasta los últimos días íbamos a buscar a Guido”, expresó Carlotto. “Sólo tenemos palabras de agradecimiento”, añadió emocionado.

“Hoy no voy a hablar como legislador, sino como el tío que soy”, arrancó Remo para leer una carta que había escrito un año atrás para “Laura y Guido, nacido el 26/6/78”. “No sé. Será porque voy a ser abuelo en unos meses que cuando te pienso ahora lo hago reconstruyendo ese último momento, ese instante final, cuando sentiste por única y última vez la diminuta mano regordeta de Guido aún inmerso en tu propio perfume”, dice el primer párrafo de la misiva que entonces buscaba destinatario y que en otros tramos imagina el sufrimiento de Laura y “el milagro” de “poder besar” a su hijo aun “en las peores condiciones” del cautiverio, intuyendo “el peor final”.

“Será que hace exactamente 35 años la vida de todos nosotros, la tuya trágicamente, cambió para no ser nunca más la misma. La de Guido para sumirse en la oscuridad y la mentira, sin identidad. Hoy te pienso y lo pienso a Guido todos los días. Poder reparar, sentir mínimamente que encontrándolo vuelvas en nosotros a tocar su mano como ese día, el más inmenso y el más trágico. Guido: ésta es una hoja al viento. Quizá la leas. Te buscamos, te esperamos, luchamos. Tu abuela, tus tíos, tus primos, todos. Te amamos”, concluyó Remo, quien, esa misma tarde, poco más de una año después de haberla escrito, iba a ver a Guido por primera vez.

Como muy pocas veces en el recinto, los diputados emocionados aplaudieron de pie. Luego, a mano alzada, aprobaron una escueta pero sentida declaración de “satisfacción” por “la restitución de la identidad de Guido Carlotto”, el nieto de Estela, la presidenta de Abuelas, en la que reivindicaron sus “36 años de búsqueda inclaudicable”.

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