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El país|Sábado, 6 de septiembre de 2014
Los mensajes en Facebook de Chicha Mariani a su nieta apropiada durante la última dictadura

Una carta que espera una pronta respuesta

“Tu mamá era factor RH negativo. Medía un metro setenta, era delgada, tenía la piel clara, cabello ondulado, ojos color miel”, escribió Chicha con la esperanza de que Clara Anahí lo lea. Otros familiares también apelan a Internet para potenciar la búsqueda.

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María Isabel Chorobik de Mariani, “Chicha”, es una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo.

“Clara Anahí, mi querida nieta, espero te lleguen estas líneas y así puedas ver algo de vos reflejado en ellas”, comienza el más actual de los comentarios que María Isabel Chorobik de Mariani, “Chicha”, le dedicó a su nieta, arrebatada cuando era bebé por la misma tropa de “fuerzas conjuntas” que asesinó a su mamá. Hace algunos meses, los últimos de 38 años enteros de búsqueda, Chicha, de 90, comenzó a volcar en Facebook fragmentos de las cartas que durante aquel tiempo le dedicó a la hija de su hijo, Daniel Mariani, y de Diana Teruggi, ambos víctimas de la última dictadura. “Tengo la esperanza de que Clara Anahí las lea, aun sabiéndose otra”, explicó Mariani, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, sobre esa nueva herramienta que le sirve para seguir intentando encontrar a su sangre.

Chicha le escribe a Clara Anahí desde que la perdió, el 24 de noviembre de 1976. La bebé fue robada de la casa de la calle 30, en La Plata, la noche en la que fue salvajemente atacada por un comando de fuerzas de seguridad estatales, que por entonces ya barrían el país en cacería feroz de militantes sociales, políticos, sindicales y estudiantiles, sus familiares y amigos. A Teruggi, militante montonera, la asesinaron en esa balacera. A Mariani, casi un año después. Cientos de cartas le escribió la abuela, en la que le cuenta qué pasó con sus padres, le ofrece fotografías de ellos y de ella, cuando bebé, y le pide que se compare con esas imágenes.

“Tu mamá tenía miopía, era factor RH negativo y periódicamente le aparecían aftas en la boca. Medía un metro setenta, era delgada, tenía la piel clara, cabello ondulado, ojos color miel”, escribe Chicha con la esperanza de que su nieta se encuentre en estas palabras.

“Aunque esos textos son viejos, los empezamos a subir al Facebook para ver si llamamos la atención de Clara Anahí, que sabemos que está por ahí”, detalló Mariani. En la tarea la ayuda un joven que trabajó muchos años en el archivo de la Fundación Clara Anahí, que Chicha fundó poco tiempo después de renunciar a Abuelas de Plaza de Mayo.

Tanto para Chicha como para muchos otros familiares y colectivos que no cesan en sus intentos por hallar a sus nietos, hermanos, sobrinos o primos apropiados, Internet sirve como amplificador de un grito: “Acá estamos, te seguimos buscando”. Así es el caso de Adriana Metz, que en el blog “Poncho de lana” le cuenta a su hermano quiénes fueron sus viejos, quién es ella, cómo es su familia e invita a quien dude a contactarla: “Podemos ser tu familia”. O los hermanos de Juan Carlos Catnich, que desde el sitio “Tíos te buscan” ofrecen datos para encontrar al bebé de él y Leonor Landaburu, que habría nacido en cautiverio en Campo de Mayo. En “Tus hermanas te buscan”, Flavia y Lorena Battistiol tratan de llamar la atención de su hermano o hermana nacido en Campo de Mayo entre noviembre y diciembre de 1977.

La estrategia, aseguró Chicha, suma su granito de arena a “la buena respuesta de los jóvenes, que van perdiendo el miedo y se acercan a exponer sus dudas o aportar algún que otro datito”. “Este mes que pasó (por agosto), más de diez chicas vinieron a la fundación para expresar que querían hacerse el análisis de ADN”, resaltó. Desde la fundación se comunican con la Justicia, en un camino que lleva a la intervención del Banco Nacional de Datos Genéticos.

La difusión en las redes sociales de la búsqueda de Clara Anahí se combina, en el análisis de la Abuela, con “algunas otras ramificaciones”. Una de ellas es la itinerancia de la muestra Clara Anahí Mariani, una especie de museo contemporáneo y móvil que lleva por todas partes del país el cúmulo de objetos, fotografías, cartas y documentos que ilustran los 38 años de lucha por desactivar la ausencia de la niña apropiada.

De la misma manera que sucedió en la sede de Abuelas, el aluvión de consultas que se despertó tras el reencuentro de los nietos 114 y 115 –Ignacio Guido Montoya Carlotto, el nieto de la presidenta de la institución, Estela de Carlotto; y Ana Libertad, nieta de Estela de La Cuadra– también llegó a la Fundación Clara Anahí. “No sólo llama la atención y dan coraje a quienes tienen dudas, sino también a aquellos que tienen información, que sabían de algún dato y lo guardaban pensando que no tenía importancia”, apuntó Chicha, quien asegura que esos encuentros la alegraron “más que otros, aunque todos sabemos que son todos iguales de buenas noticias”.

El hallazgo de Ana Libertad la sorprendió en la fundación, que también es punto de encuentro de la comunidad platense vinculada con los derechos humanos. Hacia allí fueron varios para celebrar entre “hermanos” la buena nueva, que llegó cuando aún se saboreaba la alegría de Ignacio Guido. Chicha los recibió a todos con una “doble sensación”, esa misma que la invade “cada aparición”: “Reconozco que me agarra una especie de bajón porque la aparición de un nieto certifica la muerte de sus padres. Pero a la vez me alegra, porque ese bebé vuelve a sus raíces, o por lo menos las conoce”, amplió.

Sea por el motivo que fuere, Chicha celebra el “exceso de trabajo” que sufre la fundación que funciona en su casa y, sobre todo, “la cantidad grande de jóvenes” que se acercan no sólo a aportar información o a sacarse dudas sino a ayudar. “Esto que sucede hoy es la continuidad del camino que empezamos allá lejos en el tiempo, pero más libres de problemas, más comprendidas y acompañadas por la gente, por su ternura, pero lo más importante de todo es la juventud que está muy interesada.”

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