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El país|Miércoles, 6 de marzo de 2002
NAZARENO Y MOLINE SONDEARON A TRES TESTIGOS DE LOS DIPUTADOS

Como una indagatoria por izquierda

Dos ex funcionarios y uno actual de la Corte Suprema confiaron ante la Comisión de Juicio Político que el presidente y el vice del alto tribunal los citaron para sondear su declaración. Los legisladores podrían denunciar a ambos supremos por coacción de testigos.

Por Felipe Yapur
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Los diputados Sergio Acevedo y Ricardo Falú antes del comienzo de la audiencia en la Comisión.
Todo hacía prever que se trataría de una extensa y tediosa reunión de la Comisión de Juicio Político. Los testigos que debían prestar testimonios en la causa por el atentado a la embajada de Israel, una de las 12 por las que se instruye el juicio político a la Corte Suprema, estaban presentes. Sin embargo, y en cuestión de segundos, los legisladores pasaron del tedio a la excitación cuando los tres funcionarios que intervinieron en la investigación del atentado, reconocieron que fueron convocados por el presidente y vice de la Corte, Julio Nazareno y Eduardo Moliné O’Connor, antes de prestar testimonio. La comisión parlamentaria decidirá el jueves si denuncia a los cortesanos por coacción a testigos.
Alfredo Bisordi, ex secretario de la Corte y actual juez de la Sala I de la Cámara Nacional de Casación Penal, venía respondiendo con holgura las preguntas de los legisladores. En 1992 instruyó bajo las órdenes del entonces titular de la Corte, Ricardo Levene (h.), los primeros cuerpos de la voluminosa instrucción de la investigación por el atentado a la embajada israelí. En todo momento, según confiaron a este diario legisladores de la Comisión de Juicio Político, Bisordi concentró en Levene –ya fallecido– toda la responsabilidad de la instrucción desligando de cualquier error al resto de la Corte.
La seguridad y confianza del juez eran indisimulables hasta que intervino el radical Hernán Damiani. El legislador le preguntó si había hablado antes de venir al Congreso con alguno de los supremos. Bisordi se puso colorado. Serio y con voz trémula respondió afirmativamente. Sin darle tiempo a reaccionar, el justicialista Ricardo Falú pidió la palabra y comenzó a pedirle precisiones pero antes le recordó que estaba bajo juramento. El juez –”con resignación”, según relató un legislador presente– recordó que la semana pasada, luego de recibir la citación de la comisión, fue “invitado” por Nazareno y Moliné O’Connor en la casa del primero. Bisordi no abundó en detalles, y tras varias preguntas de Falú sobre cuál era la intención de los supremos, dijo que “intuyó que los jueces querían saber si los perjudicaría con su declaración”. El encuentro duró unas tres horas, extendido a la fuerza por un inesperado escrache frente al domicilio de Nazareno. Bisordi recién pudo salir cuando las cacerolas se trasladaron hasta la casa de otro miembro de la Corte.
Estas no fueron las únicas expresiones del ex secretario de la Corte que sorprendió a la comisión. Cuando se refirió a si lo ocurrido en la embajada se había tratado de una explosión o implosión dijo muy suelto de cuerpo que “se puso que fue una explosión porque así lo pidieron los judíos”, sin darles tiempo a los legisladores se corrigió solo: “Bueno, los israelíes”, confiaron diferentes fuentes parlamentarias.
La declaración dejó estupefacto a más de un diputado. Los jueces Nazareno y Moliné junto a López son los que reaccionaron con mayor firmeza ante la instrucción del juicio político, incluso intentaron recusar a buena parte de la comisión parlamentaria. Entre los diputados, el más indignado fue el devenido justicialista Guillermo Jhonson, quien solicitó a sus colegas la presentación ante la fiscalía de turno una denuncia contra los supremos. Decisión que la comisión recién tomará el próximo jueves.
Avisados, los legisladores encararon al próximo testigo, Jorge Moral, quien reemplazó a Bisordi en la secretaría penal de la Corte. El funcionario dijo que había recibido la “recomendación” de un colega de concurrir al domicilio de Nazareno. Sin embargo, prefirió presentar un escrito donde preguntaba si algunos datos de la investigación todavía permanecen bajo secreto de sumario. Esto obligó a Nazareno a citarlo a su despacho. Moral se había mostrado nervioso ante los legisladores, dijo que había sido desplazado de su puesto cuando los supremos le perdieron la confianza. Esos mismos nervios fueron los que lo traicionaron cuando Jhonson, que no había estado presente en la primera parte de sutestimonio, lo indagó con cierta crudeza sobre su encuentro con Nazareno. Moral no soportó la presión y estalló en sollozos.
El llanto del funcionario que hoy revista en la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo se convirtió en el final de su testimonio. El turno siguiente fue el del actual secretario penal de la Corte y último instructor de la investigación del atentado, Esteban Canevari. Este también dijo haberse encontrado con los dos miembros de la Corte y, al igual que Bisordi, concurrió a la casa de Nazareno. Un diputado de la comisión confió a este diario que Canevari se trasladó hasta la casa del juez en el auto oficial de presidente de la Corte.
Más allá de estos detalles que para muchos de los legisladores representan “una clara obstrucción de Nazareno y la forma en que se maneja la Corte”, lo concreto es que los testimonios sirvieron para reunir información para fundamentar el capítulo de cargo en el caso del atentado a la embajada israelí. “La mora en la investigación al ataque a la embajada de Israel está demostrada”, aseguró una legisladora, quien agregó –para más datos– que uno de los funcionarios citados reconoció que entre 1992, cuando ocurrió el atentado, y 1997, cuando se conformó una unidad especial de investigación, sólo se había citado al 40 por ciento del total de los testigos.

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