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El país|Martes, 23 de septiembre de 2003
OPINION

Un toma y daca de más

Por Martín Granovsky
Cuando a las 6 de la mañana el Presidente Néstor Kirchner aterrice en Nueva York, se le abrirá una agenda sobre todo económica. Wall Street querrá ver cómo se planta después del acuerdo con el Fondo Monetario y, aunque la visita no transcurra en Washington, también el gobierno norteamericano jugará sus cartas.
La tentación para la Argentina sería caer en el famoso trade off que planteaba Carlos Menem, un supuesto toma y daca en el que se supone que, a más gestos políticos por parte del gobierno, habrá más gestos económicos desde los Estados Unidos.
En realidad, Kirchner y Roberto Lavagna invirtieron el orden tradicional. Washington debió bendecir el acuerdo con el Fondo porque era políticamente interesante para la Casa Blanca conservar sin conflictos una zona como el Cono Sur de América y porque, además, la Argentina empezaba a salir del default.
En otras palabras: el trade off ya está cumplido. Por eso resulta incomprensible, y más incomprensible aún al ver la transcripción, que el gobierno haya pensado, de hecho, en que necesitaba un gesto exagerado frente a los Estados Unidos en medio de la negociación con el Fondo.
La verdad es que esta vez, si quiere, el Ejecutivo tiene una Comisión de Defensa previsora en Diputados. Fue el propio organismo, presidido por Jorge Villaverde, el que planteó una ley marco para las tropas extranjeras que llegasen a la Argentina con el cometido de ejercicios conjuntos. Quería evitar que se perpetuara la doctrina de José Jaunarena y Carlos Ruckauf, ministros de Eduardo Duhalde, según los que los ejercicios no requerían permiso especial del Congreso.
Cuando asumió el gobierno de Kirchner, funcionarios de línea de la Cancillería pidieron inmunidad para todos los ejercicios. Y que esa inmunidad ante la Justicia argentina fuera total. El Congreso solo estaba dispuesto a conceder la inmunidad funcional: si un soldado norteamericano mata a un soldado argentino en medio del ejercicio, no recibe castigo aquí; si luego del ejercicio roba y mata a un kiosquero para conseguir más cerveza, sí merece procesamiento local.
El proyecto marco incluiría un paquete anual de ejercicios con estipulación precisa de las características del ejercicio y el tipo de inmunidad.
Los diputados se oponen, sin embargo, a una cláusula vaga como “la inmunidad que corresponda”, tal como sugirió en un momento el Poder Ejecutivo. En la discusión que se transcribe en estas páginas quedó en claro que no se trató de una desprolijidad administrativa sino de un énfasis político que después debió cambiar por impresentable.
Quedó, al fin, como idea predominante, la inmunidad funcional. Un objetivo que ahora Kirchner deberá defender una semana entera.

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