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El país|Miércoles, 6 de marzo de 2002

Felicidad oficial por el apoyo que llegó del Norte

El número tres de la Cancillería norteamericana, Marc Grossman, se reunió con Duhalde y le transmitió los buenos deseos de Bush. Posible reunión entre ambos presidentes.

Por Sergio Moreno
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El presidente Duhalde recibió ayer a una delegación norteamericana encabezada por Marc Grossman.
Eduardo Duhalde venía explicando la situación del país. Sus contertulios, americanos y argentinos, escuchaban en silencio el descarnado escenario que pintaba, rozando la amargura cuando aseguró: “Lo más duro de esta situación, señor subsecretario, es sentirse solo en medio de la crisis”. El señor subsecretario era Marc Grossman, subsecretario de Estado para Asuntos Políticos del Departamento de Estado de EE.UU., algo así como el número tres de la Cancillería norteamericana. Grossman eligió ese tramo de la conversación para transmitir su macerado mensaje. “Señor Presidente, usted no está solo; el gobierno de Estados Unidos lo acompaña y apuesta a su éxito”, dijo el enviado de George W. Bush. Lo dicho hasta aquí es la reconstrucción que algunos participantes argentinos del encuentro transmitieron a este diario, una versión optimista que impulsó al embajador argentino en Washington, Diego Guelar –que se sentó a la mesa de la charla–, a afirmar que “se trata de un apoyo integral, que abarca el hecho financiero sin que esto desconozca que la canalización es a través de los organismos multilaterales, donde sabemos la fuerza que tiene la opinión norteamericana” y al resto del gobierno nacional a ilusionarse con que la administración norteamericana votará en el FMI, el Banco Mundial y el BID la concreción de ayuda financiera a la Argentina.
“La decisión que a la Argentina se la asiste financieramente está tomada”, dijo a Página/12, exultante, uno de los participantes del meeting de ayer en la Rosada. Según el interlocutor, dicha decisión política, transmitida por Grossman ayer, impedirá que los técnicos del FMI nieguen la ansiada ayuda que necesita el país. “Deberán comprobar (los técnicos de marras, ver página 8) que aquí reina la insensatez. Si no lo demuestran, los organismos de crédito van a comenzar a concretar el apoyo”, se esperanzó.
Duhalde recibió en la Casa de Gobierno a una delegación del big brother encabezada por Grossman, el embajador James Walsh, la subsecretaria adjunta del Tesoro, Kristen Forbes, la integrante del Consejo Nacional de Seguridad, Joanna Wallace, y el secretario de la embajada de EE.UU., Kirby Smith. Al lado del Presidente, además de Guelar, estuvieron el canciller, Carlos Ruckauf, y el subsecretario de Política Exterior, Rogelio Pfirter. El desembarco de la misión americana en Buenos Aires fue el corolario de dos largas semanas de lobby desplegado por Guelar en Washington. Inicialmente, Grossman y sus muchachos no tenían pensado bajar más allá de Brasil, hacia donde partieron anoche mismo.
El relato que los funcionarios argentinos desgranaron ante Página/12 da cuenta de una supuesta permeabilidad norteamericana, definida por uno de los presentes como “un punto de inflexión”. “Oficialmente, a través de Grossman, Bush transmitió por primera vez que va a apoyar a la Argentina, apoyo que se concretará con su mayoritario voto en los organismos financieros internacionales”, dijo uno de ellos. “Si a eso le sumamos el respaldo de (el canciller alemán Gerhard) Schroeder, y de (el jefe del Gobierno español, José María) Aznar, no deberíamos tener problemas para acceder a nuevos créditos”, se envalentonó.
Los problemas para el Gobierno tienen forma concreta; es la de la misión de técnicos del FMI que ayer arribó al país y que hoy se completará con la llegada del flamante director del Departamento de Operaciones Especiales del Fondo, el indio Anoop Singh, que revisará las cuentas fiscales como paso previo a la renegociación global de la deuda.
–La Argentina ha tomado medidas propias de un gobierno con poder político: aprobó el Presupuesto, acordó un nuevo régimen de coparticipación federal y tiene un sistema de cambio flotante y único. Creo que esto es un cambio sustantivo y debe ser reconocido –dijo en un momento de la charla el canciller Ruckauf.
–Acuerdo con el planteo del ministro –replicó Grossman.
La frase agitó los corazones de los funcionarios argentinos. Alborozados imaginan un escenario de ayuda financiera a corto plazo. “Los técnicos, los burócratas del fondo, auditarán, pero no pueden retrasar la ayuda quenecesitamos. Nuestra labor, ahora, es que los plazos sean los más cortos posible”, comentó una de las fuentes consultadas.
La conversación también se introdujo en asuntos hemisféricos que preocupan a los norteamericanos: las situaciones de Colombia, Venezuela y el Mercosur ocuparon parte de la hora y media que duró el encuentro. Tampoco faltó una última palabra del randezvous que la diplomacia argentina prepara con fruición, un meeting DuhaldeBush, que bien podría ser en la ciudad mexicana de Monterrey, a mediados de este mes, con motivo de una cumbre sobre financiamiento. Pero el embajador Guelar sueña con las aguas del Potomac, para lo cual ya solicitó una reunión de trabajo entre ambos presidentes en Washington, que podría realizarse, según sus palabras, “en el próximo trimestre”.

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