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El país|Lunes, 24 de noviembre de 2014
Destacan a la Argentina por sus políticas dirigidas a los jóvenes

La inversión en la juventud

Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Iberoamericana de Juventud señala que “la Argentina ha exhibido una notable evolución en torno a sus políticas públicas de juventud” a partir de la AUH.

Por Nicolás Lantos
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“Argentina ha exhibido una notable evolución en sus políticas públicas de juventud”, señalaron los expertos.

La Argentina se destaca en la región por sus políticas públicas destinadas a la población joven, y es “uno de los países modelo en materia de inversión en juventud”, según destaca un informe en esta materia confeccionado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ), que se presentó la semana pasada en México. La Asignación Universal por Hijo, los planes Progresar y Pro.Cre.Ar y los programas Conectar Igualdad y Más y Mejor Trabajo son algunas de las iniciativas destacadas en el estudio, al que tuvo acceso Página/12, y que ubican al país, junto con Cuba, Venezuela y Panamá, entre los mejor evaluados.

“Argentina ha exhibido una notable evolución en torno a sus políticas públicas de juventud. A partir de la puesta en marcha de la Asignación Universal por Hijo, se inició un ciclo de alta inversión en los sectores juveniles, a través no solamente de programas y proyectos de calidad sino también desde una perspectiva universal, lo que significa una marca distintiva en la región”, destacó el secretario general de la OIJ, Alejo Ramírez, que diferencia así las iniciativas argentinas que apuntan a alcanzar al 100 por ciento de la población, con respecto a otras análogas en países vecinos, que tienen un alcance mucho menor.

Por su parte, María Nieves Rico, directora de la división de Desarrollo Social de la Cepal, sostuvo que entre los factores evaluados están “la magnitud y la dirección del presupuesto público, en particular la inversión social, y las políticas públicas (que incluyen legislaciones y proyectos y programas)”, ya que esos indicadores “dan cuenta de las prioridades de los gobiernos”. En concreto, en lo que se refiere a los jóvenes, se destacan aquellos que buscan “el fortalecimiento de la ciudadanía juvenil, la ampliación de las opciones y las capacidades de las y los jóvenes, y las políticas que apuntan a ser de Estado y no sólo de un gobierno de turno”.

En ese sentido aparecen en el informe destacadas diversas iniciativas encaradas por la Argentina en el último lustro, de las cuales la AUH fue sólo un primer paso. Así destacan el plan Progresar, que –asegura el informe– “constituye un buen ejemplo de las formas de inversión que presentan los Estados para apoyar a jóvenes con menores recursos económicos –y, por tanto, menor poder de decisión–, de tal manera que logren concretar sus proyectos de vida”.

El plan Progresar es comprendido también como un “síntoma” del impulso que recibió en estos años el sector educativo: en los últimos diez años, en toda la región aumentó la inversión en educación a la par de un importante aumento de la matrícula estudiantil en todos los niveles. En ese contexto, la media del gasto educativo per cápita creció en un 37 por ciento, y la Argentina está a la cabeza de ese registro. “Países como Argentina, Chile, Ecuador, Panamá y Uruguay duplicaron (o más) el gasto por estudiante público, aun en contexto de expansión absoluta de los niveles de matrícula pública”, agrega el texto. En el caso de la Argentina, el gasto público en educación de jóvenes medido como porcentaje del PIB pasó del 1,6 por ciento en el año 2000 al 2,4 por ciento en el año 2012.

Otro rubro en el que se destaca el trabajo realizado es en el de inserción laboral. Allí apunta el programa Más y Mejor Trabajo, que se dirige a jóvenes de entre 18 y 24 años en condiciones de extrema pobreza, a quienes se los forma para facilitar su ingreso al mundo laboral. “La evaluación de impacto a este programa muestra que el 35 por ciento de los participantes se insertó en empleos, y que la probabilidad de acceso al empleo de los beneficiarios duplicó la de los controles”, evalúa el informe. El estímulo a la participación ciudadana y política, a partir de la ley que permite votar a los jóvenes de 16 y 17 años y de programas como las Mutuales del Bicentenario, también es destacado en el estudio.

Oportunidad histórica

“El gasto social ha crecido muchísimo en la región y hoy alcanza casi un 22 por ciento del Producto Bruto Interno de los países de la región, un registro histórico”, señaló Ramírez, quien de todas formas advirtió que del total del gasto social “sólo 12 puntos se invierten en jóvenes”, mientras que “casi el 90 por ciento está destinado a otros sectores de la población”. Dentro de ese panorama, la Argentina está entre los principales puestos, ya que destina un 3,3 por ciento de su PBI a los jóvenes, y es el cuarto valor de la región, después de Cuba (9,75 por ciento), Venezuela (4) y Panamá (3,7).

“En América latina, según la medición que realiza la Cepal sobre los datos oficiales de los países de la región, se destaca una disminución, desde el año 2000 hasta el año 2012, de los jóvenes (al igual que en el total de la población) que se encuentran en situación de pobreza e indigencia. Incluso los porcentajes indican una disminución mayor que en el resto de la población. Sin embargo, las cifras continúan siendo muy altas –analizó Rico–. Esto es un gran llamado de atención sobre la importancia de dirigir políticas públicas específicas para este grupo y priorizar la adolescencia como una etapa donde se requiere prestar particular atención.”

Por eso, “si bien la situación en general es de aumento en el gasto social, todavía es necesario invertir mucho en juventud para aprovechar la oportunidad histórica del bono demográfico”, agregó el titular de la OIJ: “Nunca en la historia de América latina hubo tantas personas en edad de trabajar y producir con respecto a los niños y a los adultos mayores. Esa correlación no va a ser eterna, algunos países ya están envejeciendo y, si ese potencial no logra desarrollarse ahora, se pone en peligro el modelo de sociedad” que se impulsó en los últimos años en la región. “Incluir a las juventudes no es solamente un mandato ético –concluyó–, sino una cuestión de sustentabilidad social. Lo que no se genere hoy, se va a pagar mañana.”

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