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El país|Domingo, 14 de diciembre de 2014
CFK SALIO A PLAZA DE MAYO Y LES HABLO A LOS MILITANTES DESPUES DE LA TORMENTA

Un mensaje para los que se quedaron

“Ustedes son el legado más importante”, aseguró Cristina Fernández pasadas las nueve de la noche. Con vistas al 2015, la Presidenta aseguró que los jóvenes van a ser el obstáculo para quienes “traicionen las banderas” y quieran “restaurar un orden conservador”.

Por Nicolás Lantos
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En el escenario, delante de la Casa Rosada, la Presidenta habló y bailó con la multitud, que aguantó la lluvia.

Los que aguantaron tuvieron recompensa: pasadas las nueve de la noche, y ya sin nubes de lluvia en el cielo, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner salió al escenario montado de espaldas a la Casa Rosada para saludar a los militantes que permanecieron allí a pesar de las inclemencias del clima y de que se suspendieran, en consecuencia, los shows musicales programados para los festejos del Día Internacional de los Derechos Humanos y del 31º aniversario de la recuperación de la democracia. “Para seguir marchando hacia adelante hay que mirar por el espejo retrovisor, si no se puede chocar el país”, fue el mensaje que dio, ante decenas de miles de personas que no cejaron por la lluvia.

“Ustedes son el legado más importante”, les dijo a los chicos con remeras y banderas de distintas agrupaciones políticas que se amuchaban contra la barrera metálica de protección para estar un poco más cerca del escenario. “Algunos creen que puedo constituir una amenaza para el futuro o para algunos. Que no se equivoquen. Si traicionan las banderas, si quieren restaurar un orden conservador, no voy a ser yo el problema, van a ser ustedes, que crecieron en un país distinto”, agregó.

Para esa altura de la noche, la Plaza, que durante la tormenta había quedado raleada, estaba llena nuevamente: la mejoría del tiempo y la noticia de que la Presidenta daría su mensaje hizo que varias columnas volvieran sobre sus pasos. Otros consiguieron lugar en los patios de la Casa Rosada, cuyas puertas CFK mandó a abrir para dejar pasar a los primeros que llegaran.

A pesar de los pronósticos que anticipaban precipitaciones, por la mañana y el mediodía el sol de Buenos Aires en diciembre dominaba el cielo y pegaba con fuerza sobre las primeras columnas que concentraban en 9 de Julio y Avenida de Mayo. Pero a partir de las tres o cuatro de la tarde las nubes, pesadas y oscuras, comenzaron a poblar el panorama, presagiando el desenlace empapado de la jornada.

El primer chaparrón, minutos antes de las cinco, espantó a muchos que los que se habían acercado por la suya para disfrutar de los shows o mostrar su adhesión a la convocatoria. Las columnas de organizaciones, en cambio, soportaron estoicas las gotas gruesas que comenzaron a caer, primero de a pocas y luego copiosamente, durante varios minutos. La segunda andanada fue, esta vez, la vencida. Más intensa y más larga, terminó de anegar el escenario montado de espaldas a Casa Rosada, lo que hizo que se decidiera cancelar los espectáculos. Al mismo tiempo, muchas de las columnas de militantes comenzaron a dejar la Plaza, dejando lugar para que otras organizaciones, que venían rezagadas, ocuparan sus lugares. Un grupo de jóvenes de La Cámpora Secundarios, huyendo de la lluvia, invadió la carpa reservada para funcionarios e invitados. Empapados, los adolescentes se tomaron fotos con el diputado Carlos Kunkel y el juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni, arrasaron con el catering y terminaron cantando la marcha peronista a la par de los dirigentes y legisladores que contemplaban la escena con incredulidad.

Al cabo de un rato paró de llover, pero la decisión estaba tomada: la Presidenta hablaría por cadena nacional un rato después de las ocho de la noche. Muchos, de todas formas, se quedaron a presenciarlo desde la Plaza. Los medio tanques volvían a encenderse y largar humo con aroma a chorizo, las latas de cerveza ya no estaban tan frías, pero no importaba. Las pantallas, que se habían apagado por precaución, volvieron a encenderse. Y al rato volvieron también las luces y la música, y luego salió CFK a hablarles y bailar con ellos, que aguantaron a la intemperie la tormenta.

“Si quieren dar un paso atrás, el problema van a ser los millones de trabajadores que consiguieron trabajo, los millones de jóvenes que por primera vez tuvieron un empleo, una computadora o pudieron ir a la universidad a pocas cuadras de su casa –señaló la mandataria, marcando la cancha más allá de diciembre de 2015–. Van a ser los millones de jubilados que recuperaron sus derechos, van a ser los miles de científicos que sienten que su país los tiene en cuenta, van a ser inclusive algunos que hoy no me quieren, pero se van a dar cuenta de que este es un proyecto de país que permite progresar en la vida cotidiana.”

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