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El país|Viernes, 2 de enero de 2015
El Equipo Argentino de Antropología Forense podría trabajar con restos de las víctimas del ataque a la AMIA

En busca de nuevos datos del atentado

El titular del EAAF dijo que “es posible trabajar en el caso AMIA”. La expectativa se centra en los restos sin identificar y en la posibilidad de determinar si hubo un atacante suicida.

Por Raúl Kollmann
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Los familiares de las víctimas siempre sostuvieron que faltaban análisis genéticos.

El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) estaría dispuesto a trabajar en el caso AMIA. Hoy en día existen 85 tumbas en el cementerio de La Tablada y en otros cementerios, pero quedó una serie de enormes bolsas con restos que no pudieron ser identificados. Esos restos fueron enterrados detrás de la fila de sepulturas en La Tablada. Una de las cuestiones significativas del trabajo que podría hacer el EAAF es intentar identificar esos restos e incluso determinar si existen restos de una persona sin relación con los familiares de las víctimas. Esa persona –por lógica– sería el suicida. Y por las técnicas desarrolladas en el terreno genético en los últimos años, hasta se podría establecer de qué zona provino ese suicida.

El EAAF es presidido por Luis Fondebrider y hoy tiene prestigio mundial, al punto de que los padres de los estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, México, sólo aceptan como última palabra los diagnósticos surgidos de los estudios de los científicos del EAAF. Además, el equipo trabajó en las exhumaciones de Salvador Allende, Pablo Neruda, Joao Goulart y fue clave en la identificación de los restos de Ernesto “Che” Guevara en Bolivia. Hoy, el EAAF prepara los estudios para identificar cada cuerpo de quienes están enterrados en el cementerio de Darwin, Malvinas, y por supuesto continúa el trabajo que le dio origen: la identificación de quienes fueron víctimas de la dictadura. Las Abuelas de Plaza de Mayo fueron quienes pusieron en marcha un proceso que lideró el antropólogo forense norteamericano Clyde Snow, fallecido en 2014.

En un diálogo mantenido con el programa Rayos X, de Radio Del Plata, Fondebrider sostuvo que “es posible trabajar en el caso AMIA. Hay que ver la preservación de los restos, pero las técnicas cambiaron muchísimo en estos años y se puede establecer a quién pertenecen los restos que no se pudieron identificar”. El fiscal especial del caso AMIA, Alberto Nisman, tomó nota de lo dicho por Fondebrider y se sabe que habrá una reunión entre ambos para ver si se puede avanzar. Ya hace siete años, familiares de las víctimas del atentado le habían planteado a Nisman trabajar sobre los restos en busca de pruebas.

Desde el punto de vista de la causa AMIA, determinar fehacientemente la existencia de un suicida tiene fuertes implicancias:

- En primer lugar, termina de descartar lo que sugieren alguna corrientes del mundo islámico: que el atentado fue producto de una interna argentina, de un ataque contra el entonces presidente Carlos Menem por razones de política interior o de cuestiones vinculadas con el narcotráfico. Se sabe que el fenómeno del atentado-suicida se dio en los últimos años únicamente con partidarios fundamentalistas islámicos.

- Hay incluso sectores, con tinte antisemita, que sugieren que hubo un autoatentado, es decir una interna entre halcones y palomas israelíes. Plantean la descabellada hipótesis de que el ataque tuvo el mismo sentido que el crimen del primer ministro Itzak Rabin, asesinado por ultranacionacionalistas israelíes.

- Para Nisman, el suicida fue Ibrahim Berro, un libanés de Hezbolá. El fiscal afirma que dos hermanos de Ibrahim, Abass y Hassan, le ratificaron que su hermano fue el que condujo la camioneta que se estrelló en la AMIA. Sin embargo, una lectura minuciosa de la declaración de los Berro no confirma lo afirmado por el fiscal. Más bien lo contrario. La determinación científica de la existencia de un suicida y una idea aproximada de la zona del mundo del que provino podrían fortalecer la hipótesis.

En el EAAF estiman que hay que saber exactamente qué se hizo hasta ahora en la identificación de los cuerpos, pero creen que hay mucho para hacer. Por ejemplo, existe una técnica, denominada SNIP poco desarrollada en la Argentina, que permite establecer a partir de pocos restos el origen geográfico de la persona. No se puede determinar el país, pero sí la zona. Incluso se puede trabajar la totalidad de los restos no identificados, para ver si alguien proviene de una zona muy distinta de los demás.

En los cuestionamientos que se hicieron a la investigación del atentado, los familiares siempre sostuvieron que la falta de análisis genético patentiza la torpeza con la que se llevó adelante la causa desde el primer día. Por ejemplo, el juez Juan José Galeano nunca ordenó la toma de muestras de los familiares de las víctimas, algo elemental para estudiar los restos y sacar conclusiones. Los familiares le reiteraron hace siete años al fiscal Nisman la necesidad de que se hiciera un estudio genético y ahora podría surgir la oportunidad con el EAAF.

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