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El país|Lunes, 6 de octubre de 2003
DE LA SOTA PERDIO LA INTENDENCIA DE CORDOBA

El Juez que rompió el invicto

El ex fiscal anticorrupción rompió el monopolio del PJ, que se impuso cómodo en el voto a legisladores e intendentes.

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Luis Juez creó un espacio no bipartidista en la Capital.
Es el primer independiente que gana en veinte años.
“Reventamos las urnas”, anunció en su triunfo un par de horas después de cerrada la elección para intendente de la capital de Córdoba el candidato del Partido Nuevo, Luis Juez. Con su victoria, el ex fiscal anticorrupción marcó dos hitos: le impidió al gobernador José Manuel de la Sota hacerse del monopolio del poder provincial y se convirtió en el primer dirigente en romper el bipartidismo peronista-radical que prevaleció en Córdoba desde el retorno democrático. “La gente se merecía este triunfo”, sostuvo Juez, quien derrotó por paliza al delasotista Alfredo Keegan al obtener alrededor del 60 por ciento de los votos. El gobernador tuvo revancha en la elección para senadores, diputados y legisladores, en la que el PJ se impuso en todos los rubros.
Se podría decir que De la Sota probó de su propia medicina. Juez, de 40 años, era un abogado vinculado con el PJ que ganó estatura política luego de que el gobernador lo desplazara de la Fiscalía anticorrupción. Lo que molestó a De la Sota fue que se pusiera a investigar a funcionarios suyos. La decisión convirtió a Juez en una figura popular en las encuestas. El ex fiscal reunió apoyos de distintos sectores y creó el Partido Nuevo que, desde el vamos, se mostró como un buen canal para el fastidio de los cordobeses con los partidos tradicionales.
Su aparición fue un golpe para De la Sota, quien había imaginado que gracias a la debacle del radicalismo podría conseguir la hegemonía del poder provincial y mantener sin contratiempos sus aspiraciones políticas a nivel nacional. Otra de las complicaciones del gobernador fue la cuestionada gestión del actual intendente, el ex Ucedé Germán Kammerath, su ex vicegobernador y actual enemigo. De la Sota trató de revertir las tendencias pegando en la última semana la figura de Keegan con el presidente Néstor Kirchner. Estuvieron juntos en Olivos y filmaron un spot, pero ni aun así consiguieron torcer las tendencias.
El triunfo de Juez resultó tan amplio que ni siquiera hizo falta que se contara ni un voto para que Keegan y el candidato radical Luis Molinari Romero salieran a reconocer su victoria. “El hecho de ser intendente no me va a cambiar la vida, con mi vieja no tenemos previsto trasladarnos a ningún country”, bromeó Juez.
Desde el Gobierno nacional, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, consideró la derrota del PJ en la capital cordobesa como “un llamado de atención”, pero adjudicó el resultado a la mala gestión de Kammerath. Fernández agregó que por lo menos De la Sota “tuvo la valentía de decirles a los cordobeses que no era lo que él esperaba”. Y se quedó corto, porque De la Sota y Kammerath se dijeron de todo durante una campaña que se caracterizó por su agresividad.
Kirchner y De la Sota mantienen una complicada relación personal. El santacruceño cree que el cordobés apostó sus fichas por Carlos Menem en la campaña presidencial y lo imagina como un futuro adversario dentro del justicialismo. Por eso, si bien el Presidente tenía simpatías por Keegan –fue de los pocos cordobeses que lo apoyaron en la presidencial–, el traspié delasotista en la capital provincial no se vivió en la Rosada como una gran tristeza.
Uno de los pocos funcionarios nacionales que viajó a Córdoba durante la campaña fue justamente el ministro Fernández. “No vamos con el candidato que se supone va a ganar, como se hizo en los últimos diez o quince años. Vamos con aquel que se parece formalmente a nuestra propuesta política. Yo estoy convencido de los valores de Keegan y no me arrepiento de lo que hemos hecho tratando de acompañarlo”, explicó.
Fernández habló de dos elecciones distintas: lo que pasó en Córdoba en la capital y otra en la provincia. “En toda la provincia está ganando el peronismo”, proclamó. Según los datos oficiales, el justicialismo obtenía cuatro de las nueve bancas de diputado nacional en juego, mientras que al Partido Nuevo le correspondían tres escaños y los dos restantes a la UCR. El PJ también se quedaba con los dos senadores correspondientes a la mayoría, en tanto el de la minoría era radical. El justicialismo tambiénquedaba con mayoría propia en la Legislatura provincial y se alzaba con buena parte de las intendencias del interior.

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