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El país|Miércoles, 29 de octubre de 2003
CENA DEL FILOSOFO TONI NEGRI CON FUNCIONARIOS Y ALEDAÑOS

El peronismo, objeto de estudio

El italiano fue agasajado por un grupo de peronistas y ex militantes de los ‘70, entre los que se destacaron el ministro Tomada, Noemí Rial, Carlos Kunkel, Juan Gullo y María Feijoó.

Por Eduardo Tagliaferro
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Antonio Negri, filósofo italiano, tras recuperar su libertad.
“¿Cómo nos pasó lo que nos pasó? ¿Qué hicimos mal? ¿Cómo fue que desde dentro del peronismo se le abrieron las puertas al liberalismo? Ese es el principal interrogante que nos interesa responder”, fue el comentario que a modo de respuesta entregó la socióloga María del Carmen Feijoó cuando el filósofo y politólogo italiano Antonio Negri mostró su ansiedad por conocer cómo hace el peronismo para resignificarse a sí mismo, luego de la década del 90, y presentarse como algo nuevo a los ojos de los argentinos. El autor de Imperio se encontraba frente a un verdadero objeto de estudio, se mostraba exultante y no lo ocultaba. A su derecha, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, disfrutaba de su habano mientras aguzaba su oído para no perderse las definiciones de uno de los principales teóricos de los movimientos sociales que se enfrentan a la globalización neoliberal. A la izquierda, el subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, insistía en pedirle al traductor que se apure en repetir en castellano las palabras de Negri. Convocados por el Grupo Michelángelo, emblemáticos referentes de la juventud peronista de los ‘70, como Juan Carlos Dante Gullo, Ernesto Villanueva y Rodolfo Ojea Quintana, durante más de tres horas intentaron, anteayer, acercarse a la mirada de Negri y a su vez explicar la historia reciente de estas tierras.
“Como decís: fue”, dijo a modo de queja Dante Gullo, cuando Kunkel lo presentó como un dirigente que fue uno de los líderes de la Juventud Peronista. Jocosa, la frase permitió percibir también el espíritu de la mayoría de los comensales: la vigencia de una idea y de su protagonismo también. El encuentro fue en un conocido hotel céntrico. Negri llegó acompañado por el profesor italiano residente en Río de Janeiro Giuseppe Cocco. Compartieron la cena la viceministra de Trabajo, Noemí Rial, el actual presidente del Onabe (ente que administra los bienes del Estado), Fernando Suárez, el subsecretario de relaciones institucionales de la Cancillería, Marcelo Fuentes, el diplomático Erardo Quijano y los dirigentes Daniel Rodríguez, Marcos Lolhé y Alejandro Peyrou.
“El profesor te está planteando un pensamiento totalmente distinto”, contestó Suárez a un comensal que intentaba preguntar cómo se articulaban los sectores desplazados, a los que el italiano define como multitud. Bien había interpretado Suárez, las definiciones de Toni Negri mandaban al archivo algunas de las terminologías más conocidas para quienes se formaron en el peronismo, Estado-Nación y periferia, entre ellas.
“Luego de las Torres Gemelas, Estados Unidos dio un golpe de Estado al Imperio”, avanzó Negri, para quien el imperio está formado por intereses norteamericanos y por los países centrales europeos y las multinacionales. “Es muy probable que terminen poniéndose de acuerdo”, respondió para graficar que si bien hoy esos grupos aparecen divididos por la estrategia estadounidense hacia Irak, esto puede ser coyuntural.
“¿Y los que están afuera, los bárbaros, pueden ganar, podemos ganar?”, preguntó a Negri uno de los presentes. El italiano lo pensó un rato, sonrió y dijo “sí, pueden ganar”. Ese fue el primer brindis de la noche. “Brindemos por los bárbaros”, dijo entre risas uno de los contertulios. Las copas estaban en alto y tal vez por ello no se escuchó a otro comensal advertir: “No te equivoqués. Nosotros no somos los bárbaros. Los bárbaros a nosotros nos van a comer crudos”. La mención buscaba poner el acento en todos aquellos que están por debajo de las condiciones mínimas de subsistencia y que deben sobrevivir con un dólar diario.
“¿Qué le impide a un grupo de Montoneros otorgar un aumento de salarios?”, retrucó Negri, ante el evidente malestar de Tomada que le pidió al traductor que decodifique las palabras del italiano. Por cierto que la versión traducida fue menos cruda, menos provocativa.
“El concepto de multitud es un concepto de clase”, repitió Negri para explicar su teoría. Sin embargo, una pregunta recurrente iba quedando sinuna respuesta clara: “¿Qué caminos les quedan a los que están afuera del afuera?” “Las Torres Gemelas, Al-Qaida”, respondió por lo bajo y con sorna uno de los partícipes de la cena de agasajo a Negri.
Para el filósofo italiano, la pelea es en todos lados. Dentro de la multitud hay aliados en todos los países. “¿Qué impide crear un partido, o un movimiento, o sindicatos, desde el Estado?”, preguntó Negri buscando chucear a sus interlocutores. “Bienvenido al peronismo”, le dijo levantando su copa una de las pocas damas presentes en la cena.
“Eso es lo que siempre se dice del peronismo”, retrucó Villanueva cuando Negri comentó que sus habituales interlocutores en la Argentina, los integrantes de los movimientos sociales, dicen que este Gobierno pretende dividirlos primero, para controlar la protesta después. A pesar de los mohines de Tomada, Negri no se privó de preguntar si la CGT, tal como a él le dicen, “es una estructura corporativa y burocrática”.
“Todos ustedes leyeron la Biblia en la cárcel, pero ninguno escribió un libro sobre ella, como hizo Negri”, dijo Tomada con su mejor sonrisa a los muchachos del Grupo Michelángelo. A esa altura de la noche, habían comenzado las anécdotas carcelarias, de Negri y de la mayoría de sus interlocutores. “En total estuve 25 años preso. Primero fueron cuatro años. Entonces me eligieron diputado en representación de 3 estados de Italia. Luego por cuatro votos me quitaron los fueros y allí partí al exilio en Francia”, comentó Negri. “La traición está en todos lados”, comentaron los argentinos cuando Negri les contó que esos cuatro votos lo habían aportado legisladores del mismo partido que lo llevó como candidato. “Era el Partido Radical”, respondió Negri cuando su audiencia quiso saber de qué partido estaba hablando. “Y, los radicales son así”, fue la chanza que había quedado picando. Allí Tomada tomó la copa de champagne y pidió un brindis por el primer viaje de Negri a Latinoamérica. El pasado viernes finalizó el arresto domiciliario del italiano. Primero viajó a Brasil y luego a la Argentina. A Brasil volverá el jueves para reunirse con algunos ministros del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, concretamente con José Dirceu. “Hay que ser generoso y amplio, este encuentro tiene que traducirse en un club de ideas que reúna al pensamiento latinoamericano y también europeo”, finalizó Dante Gullo. En marzo, los miembros del Grupo Michelángelo intentarán repetir el encuentro con Negri. Buscarán sumar a dirigentes del socialismo chileno y del PT brasileño.

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