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El país|Viernes, 31 de octubre de 2003

La nostalgia desplazó a la política en el revival de Alfonsín en Obras

Hubo pocas presencias extrapartidarias. Quienes llenaron Obras fueron radicales en un plan bien nostálgico. Alfonsín habló en tono académico, evocó sus mejores momentos, fulminó a los piqueteros y probó que veinte años no pasan en vano.

Por Santiago Rodríguez
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Alfonsín y su casi olvidado vicepresidente Víctor Martínez saludan a sus eufóricos correligionarios.
No habrá sido “alfonsinazo en Ferro”, pero al menos los radicales se dieron el gusto de llenar anoche el estadio de Obras Sanitarias. Y como en aquel recordado acto de la campaña electoral de 1983 el protagonista central fue Raúl Alfonsín, quien igual que entonces se dio el gusto de recitar el Preámbulo de la Constitución. No podía ser de otra manera: el encuentro se realizó para conmemorar los 20 años de su consagración como presidente en las elecciones que marcaron el fin de la dictadura militar y el retorno a la democracia. Más pasión que el discurso de Alfonsín –quien con tono académico no habló del pasado y entre sus pocas citas de actualidad atacó a los piqueteros– generó un video proyectado antes de su salida al escenario que cuidadosamente editado mostró los mejores momentos de su gestión.
Si existe alguna palabra para sintetizar el sentimiento de todos los radicales que se llegaron hasta Obras Sanitarias es nostalgia. En las primeras filas de la platea y en el espacio libre que quedaba frente al escenario los saludos y los abrazos se repitieron hasta el hartazgo. También frases como “qué hacés, tanto tiempo”, mientras de fondo sonaban canciones del Cuarteto Zupay y Opus 4.
Allí, sentados o caminando en busca de reencuentros se confundían muchos de los hombres y mujeres que aquel 30 de octubre del ‘83 acompañaron la llegada de Alfonsín al poder: estaban quien fuera su vicepresidente, Víctor Martínez; también Alejandro Armendariz y Elba Roulet, la dupla que entonces ganó la gobernación de la provincia de Buenos Aires; y muchos jóvenes de aquella época que ya no lo son, como Marcelo Stubrin, Facundo Suárez Lastra, Federico Storani y Leopoldo Moreau.
El propio Alfonsín se encargó de destacar la presencia de dirigentes de otros partidos: “Están Antonio Cafiero; Graciela Fernández Meijide, una luchadora infatigable de los derechos humanos, y Diana Conti, que hoy ocupa mi lugar en el Senado y lo hace con todo éxito”. Algo más alejados del escenario se ubicaron los socialistas Norberto La Porta y Raúl Puy y en la primera fila estuvieron los camaristas del Juicio a las Juntas Militares, a quienes Alfonsín también agradeció su presencia.
Como era previsible, los radicales recibieron al ex presidente al grito de “Alfonsín/ Alfonsín” y “Raúl querido/ el pueblo está contigo”. Fue el momento de más euforia, pero no el más emotivo: lo que emocionó e hizo llorar a más de uno fue el video que pasaron antes de la entrada en escena de Alfonsín y después de que César “Banana” Pueyrredón hiciera su aporte a la causa cantando a capella el Himno Nacional.
“¡Ay mi amor, ay mi amor!”, repetía por ejemplo un señora rubia al lado del escenario cada vez que en las imágenes aparecía el Alfonsín que en la campaña electoral y en los primeros días de su gobierno daba la impresión de llevarse el mundo por delante. El video –hecho por “un grupo de militantes”– tuvo el efecto adecuado para el acto pero está claro que no serviría como complemento de una clase de historia: hizo referencia a la crisis militar, pero omitió mencionar la sanción de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida; tampoco habló de la inflación ni de los saqueos y apenas si incluyó una cita a la salida anticipada del poder. A juzgar por los aplausos, los presentes no prestaron atención a esas omisiones y estuvieron también de acuerdo con el balance que a modo de cierre del video hicieron sus autores: “El saldo es positivo. Hubo muchos objetivos que no se pudieron cumplir, pero se evitó el quiebre institucional y no se entregó el país”.
“No voy a hablar del pasado”, anunció Alfonsín apenas empezó su discurso y, con tono de profesor universitario, se dedicó a hacer un análisis sobre el estado de la democracia. “Esta democracia es renga porque hemos logrado la libertad, pero no hemos logrado todavía la igualdad que es fundamental, que es esencial en cualquier concepción democrática”, sostuvo. El ex presidente abogó también por la idea de un Estado que “defienda a loshombres y mujeres de cualquier tipo de explotación” y se pronunció a favor de un “Estado autónomo de los poderosos de adentro y soberano de los poderosos de afuera”.
Alfonsín sí hizo en cambio alguna que otra referencia a temas actuales. Una fue acerca de los piqueteros, a quienes volvió a atacar. “No queremos –señaló– que anden encapuchados, tirando piedras y rompiendo todo. Que hagan todas las protestas que quieran, pero dentro de la legalidad.” Alfonsín también elogió al presidente Néstor Kirchner por la forma en que encaró las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, por su decisión de reimpulsar junto a Lula el Mercosur y por la posición que fijó el Gobierno con respecto al no envío de tropas a Irak.

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