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El país|Viernes, 7 de agosto de 2015
HEBE DE BONAFINI DECLARO POR LA REPRESION DE 2001

“Estaba programado”

La titular de Madres de Plaza de Mayo contó por qué fue a la Plaza y aseguró que la represión de las fuerzas policiales fue “feroz” y que todo el operativo estaba “muy preparado”.

Por Irina Hauser
“No queríamos abandonarlos”, dijo Bonafini sobre los jóvenes atacados en diciembre de 2001.

El relato de Hebe de Bonafini cerró la etapa de testimonios del juicio por la represión y los asesinatos del 19 y 20 de diciembre de 2001 con una descripción conmovedora del momento en que, junto con otras Madres, acudió a Plaza de Mayo con el impulso de defender a los jóvenes que reclamaban allí contra el estado de sitio. “Decidimos quedarnos en la Plaza porque a nuestros hijos los mataron en soledad, para que esta vez por lo menos hubiera alguien con ellos. No podíamos dejarlo pasar. Nos quedamos hasta el final. No queríamos abandonarlos (...) aguantamos que nos pegaran. Muchas de nosotras terminamos con fustazos, con uñas reventadas por los pisotones de los caballos y lastimadas por los balazos de goma”, recordó la titular de Madres de Plaza de Mayo frente al Tribunal Oral Federal Nº 6.

Su declaración fue importante no sólo por su peso simbólico, sino porque la presencia de las Madres de Plaza de Mayo desde el 19 de diciembre por la noche y al día siguiente a lo largo de toda la represión policial da cuenta de las escenas salvajes que se sucedieron y que no sólo Bonafini sino las querellas sostienen que fue ordenada por el gobierno de Fernando de la Rúa. Fueron más de 500 testigos los que desde febrero de 2014 en su mayoría permitieron la reconstrucción de cinco asesinatos (de las 32 muertes en todo el país) y del despliegue represivo, del cual fueron incluidos 117 casos en el juicio.

A partir de hoy habrá indagatorias a tres policías federales de Asuntos Internos (Gonzalo Firpo Castro, Carlos José López y Eugenio Figueroa), quienes están implicados puntualmente en el homicidio de Alberto Márquez, cerca del Obelisco. Hasta fin de mes seguirán las indagatorias (17 en total) también por las muertes de Gustavo Benedetto, Gastón Riva, Diego Lamagna y Carlos Almirón. Los últimos serán los de mayor jerarquía: el ex jefe de la Policía Rubén Santos, los comisarios Raúl Andreotti y Norberto Gauderio y el ex secretario de Seguridad Enrique Mathov. Todo indica que en diciembre habrá un veredicto.

“Buenos días... para algunos”, saludó Hebe de Bonafini, con su desparpajo habitual, cuando se acercaba su declaración. La noche del 19 de diciembre, relató, fue a la Plaza de Mayo junto con algunas compañeras, imantada por una marea de gente de todas las edades, familias enteras, personas mayores y niños. “Era una patriada”, pintó. Ella llegó hasta las vallas de la Casa de Rosada; de repente la policía empezó a tirar gases lacrimógenos. La represión hizo que la gente se desplazara hacia el Congreso. Allí, en las escalinatas “vimos a un hombre tirado, muy malherido”, recordó Bonafini. Sería Jorge Cárdenas, cuya imagen, tendido, ensangrentado, dio vuelta al mundo. El 20 de diciembre, las Madres iban a ir a la Plaza de Mayo al mediodía. Pero se anticiparon al ver en la TV la violencia que se desataba. Como primer impacto se le presentó la “imagen de una chica a la que se llevaban de los pelos”, que nunca supo quién era. “Pensamos: van a matar a estos pibes como mataron a nuestros hijos”, dijo. “Lo que pasó ese día no se puede creer. Ver morir a los pibes no se soporta”, sollozó.

Bonafini contó que en la Plaza buscó al comisario. “Con el descaro que los caracteriza siempre, me dijo que no se habían llevado a nadie”, explicó. Cuando le preguntaron quién era ese policía, dijo que los uniformados siempre se burlaban de las Madres diciendo que se llamaban “Fernández”. En este caso, señaló, al día siguiente viendo la televisión “supe que era Santos”. Ante un pedido de aclaración, dijo que no sabía si Santos era el nombre o el apellido. “De santo no tenía nada, de eso estoy segura”, ironizó. Llegó un momento, avanzó Bonafini, que la represión comenzó a ser dirigida contra las Madres, incluso con la Policía Montada que les tiraba los caballos encima. “Los chicos empiezan a tirar piedras, porque nos querían defender. Estábamos indefensas. Nos tomamos de los brazos y nos pusimos fuertes para que no se sigan llevando gente de la Plaza (...) Nunca nos habían pegado con ese odio”, sostuvo. “Era una agresión violenta que no tenía sentido –siguió–. Eso estaba programado. Era muy feroz, muy preparado (...) Ni en dictadura nos habían pegado así.” Las rescató una camioneta de FM La Tribu, para que recibieran atención médica.

Maximiliano Medina, abogado querellante por el CELS, evaluó que el testimonio de Bonafini dejó en evidencia lo “desproporcionado de la represión, nunca vista en democracia, con toda la policía arrojada a las calles”, que buscaba a cualquier costo despejar la Plaza para que el gobierno negociara con el peronismo. El abogado Juan Carlos García Dietze dijo que el relato deja en claro que el operativo estaba “ordenado y programado”.

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