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El país|Lunes, 10 de agosto de 2015
Macri superó con comodidad a sus socios de Cambiemos, aunque quedó a 12 puntos de Scioli

Un festejo que se quedó sin baile

El líder del PRO obtuvo el 80 por ciento de los votos del frente y casi 25 puntos del total general. Se mostró junto a Sanz y Carrió, que sacaron 3,8 y 2,5 por ciento respectivamente. Esta vez no hubo baile y los globos cambiaron el amarillo por el celeste y blanco.

Por Werner Pertot
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Después de Carrió y Sanz, Macri dio su discurso con un guiño a los votantes de todos los partidos de oposición.

Mauricio Macri resultó vencedor en la interna del Frente Cambiemos y se convirtió no sólo en el candidato presidencial de ese espacio, sino en el virtual challenger opositor del kirchnerismo para la primera vuelta. El aún procesado jefe de Gobierno intentó enfatizar ese rol en un discurso dirigido a todos aquellos votantes de la oposición: a los radicales, los peronistas y hasta exageró la amplitud al hablar de la izquierda y el sindicalismo. “Me han preguntado si cambié de discurso o de ideas. Quiero decirles a los argentinos que tengo absolutamente en claro mis convicciones”, sostuvo, flanqueado por Ernesto Sanz y Elisa Carrió.

Cambiemos es un frente que se formó sobre las ruinas del Frente Amplio UNEN y bajo la estrategia del radicalismo de construir un candidato competitivo para las presidenciales. Como ya lo intentó en 2007 con Roberto Lavagna, ese candidato no provino de las filas de la UCR. El fiasco con Ricardo Alfonsín en 2011 no ayudó a que evitaran reincidir en la lógica de buscar figuras fuera del partido. La diferencia que les sacó Macri en la interna dejó a los correligionarios en el lugar de un socio menor y viene a confirmar la subordinación de Sanz y Carrió a Macri. Esta sumisión se pudo ver en la campaña no sólo en el hecho de que no intentaron diferenciarse y competirle al líder del PRO, sino que ni siquiera le reclamaron que hubiera un debate público de los candidatos del espacio.

De todas formas, ambos tendrán un lugar en la campaña que viene (ver nota aparte). Los radicales trabajarán para la campaña nacional por dos motivos: el primero y más obvio: llevan sus listas de diputados y senadores en todo el país atadas a la suerte del dirigente porteño. Además, tienen en claro que ante una eventual consagración de Macri como presidente, no cuenta con los cuadros suficientes para administrar todo el Estado nacional. Allí –se imaginan– irán los correligionarios en auxilio del triunfador. Claro que para eso primero tienen que derrotar a Daniel Scioli.

Noche mágica

Los macristas debieron esperar hasta más tarde de lo habitual el resultado electoral. Esperaban una distancia menor a diez puntos entre Macri y Scioli. Al cierre de esta edición, el gobernador bonaerense lo superó por más de 12 puntos. La sumatoria de todo el frente Cambiemos quedaba a unos 6 puntos del Frente para la Victoria. La diferencia que consiguió Scioli les aguó un tanto la fiesta a los macristas que –por segunda vez este año– debieron hacer un esfuerzo para disimular un resultado no querido, como los tres puntos que le dieron la victoria a Horacio Rodríguez Larreta en el ballottage porteño. Así y todo, el resultado conjunto del frente les hacía pensar que todavía tienen chances de pelear de aquí a octubre la posibilidad de ingresar al ballottage. Será una batalla difícil y mucho dependerá de cómo se comporte el voto a los otros opositores.

El otro dato que observaron en el bunker del PRO es la diferencia que Macri consiguió sacarle a Massa: fue de más de 12 puntos, mientras que el frente UNA quedó a 10 puntos del Cambiemos. Cerca del jefe de Gobierno consideraban que este resultado los ayudará a consolidar el voto útil en torno a Macri. En el PRO consideran que Massa quedó muy lejos y le costará retener los votos de José Manuel de la Sota e incluso los propios.

Versos biónicos

Como buenos anfitriones, los macristas cambiaron el decorado para que sus socios no se quejaran: en lugar de los banners del PRO el bunker se llenó de carteles blancos de “Cambiemos”. Eso sí, los globos no fueron negociables: había racimos de globos celestes y blancos colgados del techo de los dos pabellones del Costa Salguero que alquilaron. Los dirigentes del PRO fueron saliendo en oleadas a sostener la velada. Desde temprano, ya estuvieron acompañados por las segundas líneas de la UCR y la Coalición Cívica-ARI.

El primero en salir fue el secretario general Marcos Peña, junto al lilito Maximiliano Ferraro, lo siguió Jorge Macri y, cerca de las 20.30, el jefe de Gobierno electo Horacio Rodríguez Larreta. “La mayoría de la gente quiere un cambio y ese cambio se representa en esta alternativa”, sostuvo el jefe de Gabinete porteño para apelar al voto útil opositor. Larreta sostuvo que tenía “diez mil denuncias” de robo de boletas y que serían todas presentadas a la Justicia electoral.

Cerca de las 21 arrancó el rock, a gusto del consultor político Jaime Durán Barba, a quien le gusta darles un tono juvenil a los candidatos. Mientras se iba llenando la pista con dirigentes como Sergio Bergman y habitués como el mago sin dientes, volvieron a salir Peña y Fernando Sánchez, de la CC-ARI. Con rostro adusto, Peña dijo: “Queremos transmitirles la alegría de que hicimos una elección histórica. El Frente Cambiemos se consolida como la alternativa de una mayoría que quiere un cambio”. El resto lo observaba con caras largas.

Desde temprano, los macristas se esperanzaron con que la única postulante a gobernadora de Cambiemos, María Eugenia Vidal, fuera la candidata individual más votada. Finalmente esa expectativa resultó acertada, aunque la suma de los dos contrincantes del kirchnerismo la superaba. Vidal fue la primera en salir al escenario junto a Jorge Macri, Marcela Campagnoli y Fernando Niembro. Su compañero de fórmula, el radical Daniel Salvador, logró entrar más tarde al escenario. “Estoy con la justicia social, que sea una realidad y no un discurso, y con un Estado presente”, prometió la vicejefa porteña.

Dominguicidio

Luego de esperar en sus respectivos bunkers, Sanz y Carrió arribaron a Costa Salguero a las 22.30, casi al mismo tiempo que Macri. Salieron los tres juntos al escenario. La candidata a vicepresidenta de Cambiemos, Gabriela Michetti, se encargó de presentarlos uno a uno: “Le doy la palabra a uno de mis mejores amigos... Ah, primero Lilita... Eh, a una de mis mejores amigas”, se corrigió la senadora. Toda de negro, Carrió fue breve y contundente: “¡Ha sido derrotado el oficialismo! ¡Hay ballottage!”. Y prometió que, tras una vacaciones, caminará el país para que gane Macri. Sanz hizo lo mismo. “En octubre le vamos a devolver la alternancia a la Argentina”, vaticinó.

“Cambiemos es más que un acuerdo entre tres dirigentes”, aseguró Macri, a su turno. Sostuvo que su gestión en la Ciudad “estuvo puesta a devolverle el Estado a la gente y no al servicio de los intereses de la política”. “Después de todo lo que viví, si les dijera que no cambié una sola idea sería muy triste. Siento que crecí y que cambié”, justificó su giro discursivo.

–Se siente/ en octubre/ Mauricio presidente –cantó la multitud PRO.

Macri desplegó un discurso destinado captar el voto de toda la oposición. “Aprendí mucho del radicalismo y también de la lucha por la transparencia de la doctora Carrió”, elogió a sus aliados y fue por los votos de UNA: “Reconozco el valor del peronismo en nuestra historia”, afirmó. “También aprendí de los liberales, de los socialistas, del progresismo y de la izquierda”, exageró. “He aprendido de la dirigencia sindical, más allá de algunas contradicciones. Siempre defendieron los derechos de los trabajadores”, afirmó y el público hizo un silencio notable. Luego cayeron los globos del techo, junto con el papel picado. Macri, a pedido de sus socios, esta vez no bailó. De todas formas, no tenía tantos motivos para hacerlo.

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