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El país|Miércoles, 26 de agosto de 2015
Realizarán un nuevo peritaje sobre la pistola de Lagomarsino

Un disparo de laboratorio

Buscan establecer si al ser accionada, la pistola deja rastros de pólvora en la mano. Se había descartado la realización de esa prueba porque no arroja resultados concluyentes. Es casi imposible reproducir las circunstancias en las que fue disparada.

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La pistola Bersa hallada junto al cuerpo de Nisman pertenece al informático Diego Lagomarsino.

El arma que causó la muerte de Alberto Nisman, una Bersa calibre 22, volverá a ser disparada como parte de un peritaje destinado a establecer si al ser accionada deja rastros de pólvora en la mano. Hasta ahora se había descartado la realización de la prueba porque no arroja resultados concluyentes. Los dos estudios de barrido electrónico que sí se hicieron como parte de la investigación no detectaron rastros de fulminante en las manos del fiscal fallecido, pero los expertos también sostienen que eso no significa que no se haya disparado a sí mismo. En todo caso, no lo esclarece.

La reproducción del disparo con el arma que causó la muerte se realizará como para agotar todas las medidas posibles. La jueza Fabiana Palmaghini había sugerido su realización, pero la fiscalía de Viviana Fein recién decidió concretarlo ahora. Se hará en un laboratorio especializado de Salta, en el Departamento Técnico Científico del Cuerpo de Investigaciones Científicas (CIF) del Ministerio Público, entre el 31 de agosto y el 4 de septiembre. Lo que acotan los expertos en este tipo de estudios es que es casi imposible reproducir con exactitud las circunstancias de tiempo, espacio, temperatura, humedad, entre otras condiciones ambientales en las que fue disparada la pistola al momento de causar la muerte.

En los estudios de barrido electrónico no se utiliza el arma sino que se aplica un disco de carbono sobre las manos para detectar si se adhieren partículas de plomo, bario y antimonio. Cuando aparecen las tres juntas, es indicador de rastros del disparo. Ese análisis se hizo dos veces: uno en la Policía Científica bonaerense, en La Plata, y otra en Salta. Siempre fue negativo el resultado. Si hubiera dado positivo habría sido una prueba fuerte de que el arma la accionó Nisman; pero la falta de resultado no lo descarta. La cercanía a menos de un centímetro de la ubicación del arma, por ejemplo, es indicio de suicidio.

Las medidas y peritajes centrales ya fueron concretados en la causa, pero en estos días surgen nuevos procedimientos que, todo indica, demorarán una definición de la fiscal sobre los hechos. Hasta ahora, como es sabido, las pericias criminalística y forense, por amplia mayoría, han minimizado la posibilidad de un homicidio.

La pistola Bersa hallada junto al cuerpo de Nisman pertenece al informático Diego Lagomarsino, quien declaró que el fiscal se la había pedido prestada el sábado 17 de enero a la tarde. Lagomarsino está imputado por facilitar el arma a alguien sin ser legítimo usuario. Pero la querella de Sandra Arroyo Salgado, ex esposa de Nisman, intenta involucrar al técnico en la muerte, señalando que se pudo producir el sábado, en lugar del domingo cerca del mediodía como definió la autopsia y ratificaron cinco de seis peritos (sólo discrepó el de la querella).

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