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El país|Martes, 15 de septiembre de 2015
La relación entre Mauricio Macri y Fernando Niembro

Una fructífera amistad

El candidato presidencial del PRO y el periodista tienen proyectos y negocios juntos desde mediados de los años 90. La fundación de la ex mujer de Niembro, con la que colaboraba María Eugenia Vidal promoviendo acciones sociales.

Por Gustavo Veiga
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Fernando Niembro abandonó a Carlos Menem y luego comenzó a hacer lobby para Mauricio Macri.

Fernando Niembro necesita hoy para evitar hundirse en el descrédito el mismo remedio que sugería en marzo de 2003. Camino a una elección porteña, dijo en uno de sus programas: “Si pierde Macri, a los botes”. El periodista deportivo ahora tiene que subirse a uno para salvar su pellejo político. Su relación histórica con el candidato presidencial del PRO se remonta a mediados de los años 90, cuando Carlos Menem gobernaba en la Nación, el ingeniero en Boca y él oficiaba como pregonero de los dos. En esa época salió de garante con una propiedad de 210 mil dólares para que su ex esposa, Mirta Regina Brizuela, abriera una fundación que el club sostendría primero y el gobierno porteño después, ya en tiempos del PRO. María Eugenia Vidal, la candidata a gobernadora bonaerense, colaboraba codo a codo con Brizuela en la Bombonera promoviendo acciones sociales desde una comisión creada en Boca en 1999 y que se financiaba con 200 mil pesos/dólares anuales. Desde ahí también se puede entender su encendida defensa de Niembro y cuál fue su primer cargo ejecutivo en la política: ministra de Desarrollo Social.

“Por pedido de Mauricio le dábamos a la ex mujer de Niembro un dinero importante. No recuerdo bien si eran 10 mil o 20 mil dólares mensuales de aquella época”, cuenta hoy Roberto Digón, ex vicepresidente de Boca y distanciado de Macri desde su primer mandato en el club (1995-1999). Se refiere al emprendimiento de Brizuela que es la Fundación Social para el Bienestar de la Gente, cuya sede queda en Aristóbulo del Valle y Hernandarias, del barrio de La Boca, y fue creada en 1996. La casa de dos plantas es de un estilo pintoresco, con chapas pintadas de color amarillo, rojo y violeta sobre su frente. La ex esposa de Niembro primero la alquiló y luego la compró. Hoy continúa como presidenta de la fundación y su hija, Mariana Niembro, es la secretaria.

Sus auspiciantes van desde el gobierno porteño –del que recibió 2,5 millones de pesos según la denuncia presentada contra Niembro– hasta la AFA y empresas privadas como Nike (que le daba camisetas de Boca), el Banco Galicia y Edenor, entre otras. En 2006, mediante la resolución 266 de la Legislatura porteña firmada por Santiago de Estrada y Alicia Bello, sus actividades fueron declaradas de interés social.

Otras fundaciones que cumplen tareas semejantes a favor de la infancia no acceden al mismo tipo de recursos. En el barrio de La Boca también trabaja una que apadrina Martín Palermo, aunque tiene su sede en el centro porteño. “Nunca fuimos muy cercanos a Macri. A lo sumo nos daban una camiseta usada por un futbolista para sortear. Y organizábamos tareas de apoyo escolar con Vidal al lado de la confitería del primer piso en la Bombonera” cuenta hoy una integrante de esta ONG que pidió mantener su nombre en reserva.

Niembro, a diferencia de su ex mujer, tenía La Usina Producciones SRL al norte de la ciudad que gobierna su jefe político. Se ubica sobre la avenida Cramer 1635, en Belgrano. Creada el 12 de mayo de 2012, su ex empresa no marca el comienzo de la relación político-comercial con Macri y sí el final de un largo camino que emprendieron juntos cuando aquél era presidente de Boca. La Fundación Social para el Bienestar de la Gente es un mojón, pero no el único que señala su comunión de intereses.

El periodista y ex secretario de Medios de Menem, el mismo que anunció los indultos de genocidas, comenzó a predicar a favor de Macri cuando abandonó al riojano durante su primer mandato. Años después se lanzó a operar por la candidatura a jefe de gobierno del que se transformaría en su único cliente en La Usina.

Junto al relator Marcelo Araujo ya habían fundado la Escuela Superior de Ciencias Deportivas (ESED) en 1993, que cerró veinte años después, a fines de 2013. Ahora se comprobó que el gobierno porteño le inyectó lo que podría considerarse un salvataje de 3.622.840 pesos. ¿Cuál era la contraprestación? Que una escuela donde se formaron futuros periodistas deportivos también le daba un curso de inglés a la Policía Metropolitana por 470 mil pesos, a razón de 7800 cada clase. O que capacitó al personal del Instituto Superior de la Carrera Administrativa que depende del ministro de Hacienda porteño Néstor Grindetti. En este caso, el monto que le pagó el gobierno de Macri a la ESED ascendió a 2.386.830 pesos.

La desvirtuación de actividades para las que fueron creadas La Usina y la ESED no debería llamar la atención. Ante la AFIP, la primera está registrada para ofrecer servicios de “astrología y espiritismo, los realizados con fines sociales como agencias matrimoniales, de investigaciones genealógicas, de contratación de acompañantes, la actividad de lustra botas, acomodadores de autos, etcétera”. Lo que se dice, un verdadero polirrubro, aunque sus clientes sean apenas dos: el estado porteño y su Banco Ciudad.

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