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El país|Domingo, 20 de septiembre de 2015
FRANCISCO ATERRIZO EN LA HABANA, EN LA PRIMERA PARTE DE SU GIRA QUE CONTINUA EN ESTADOS UNIDOS

“Animo, a seguir avanzando por este camino”

Con la normalización entre ambos países en mente, desde el primer momento el Papa habló del bloqueo. Raúl Castro le agradeció su mediación y le pidió que hablara con Obama del cese de las sanciones y la devolución de Guantánamo.

Por Fernando Cibeira
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Francisco y Castro en el aeropuerto de la capital.

Desde La Habana

Difícil quitarle el calificativo de “histórica” a la visita de Francisco a Cuba aunque no es inédita, porque se trata de la tercera de un papa a la isla. Lo especial del viaje iniciado ayer es que nació envuelto en la mediación vaticana para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, países que recorrerá en lo que los analistas consideran su periplo más político y significativo. Francisco hizo una mención en el mensaje que dio a su llegada al aeropuerto José Martí. “Desde hace varios meses estamos siendo testigos de un acontecimiento que nos llena de esperanza: el proceso de normalización de las relaciones entre dos pueblos tras años de distanciamiento”, sostuvo. Y arengó: “Animo a los responsables políticos a continuar avanzando por este camino”. El presidente Raúl Castro, que lo seguía con atención, asentía. Una multitud se acercó a saludarlo en su camino a bordo del papamóvil desde el aeropuerto a la nunciatura, donde quedó alojado. Hoy, el Papa dará una misa en la Plaza de la Revolución de la que participará la presidenta Cristina Kirchner, que lo saludará después de la ceremonia.

Raúl y el arzobispo de La Habana, Jaime Ortega, esperaron al Papa al pie de la escalerilla del avión de Alitalia, bajada que resultó un poco accidentada por culpa del viento tormentoso que voló el solideo que le cubre la cabeza. Luego de los saludos, Francisco conversó y bendijo a los niños que le alcanzaron un ramo de flores. Más allá de las vallas, un grupo de jóvenes con banderas cubanas y vaticanas. “Esta es/ la juventud del Papa”, cantaban. Hablaron desde un escenario bajo un techo: dos sillas, un atril. Ambos leyeron sus discursos, el de Raúl Castro más extenso que el del Papa.

“Hemos agradecido su apoyo al diálogo entre los Estados Unidos y Cuba. El restablecimiento de las relaciones diplomáticas ha sido un primer paso en el proceso hacia la normalización de los vínculos entre ambos países que requerirá resolver problemas y reparar injusticias. El bloqueo, que provoca daños humanos y privaciones a las familias cubanas, es cruel, inmoral e ilegal, debe cesar. El territorio que usurpa la Base Naval de Guantánamo debe ser devuelto a Cuba”, enumeró el presidente cubano el referirse a las gestiones papales. Consideró “memorable” el encuentro que ambos habían mantenido en mayo pasado en el Vaticano. Aquella vez, Raúl Castro advirtió que si el Papa seguía hablando así, él iba a volver a rezar y a la Iglesia Católica.

Castro dijo seguir con “mucha atención” los pronunciamientos de Francisco y mostró sus coincidencias en varios temas, como la preocupación por el daño ambiental, el consumo desenfrenado, el uso de armas nucleares y por la justicia social. Mostró su preocupación por los intentos de desestabilización a gobiernos de la región, tema que luego habló en la cena con Cristina Kirchner (ver aparte).

“Es un signo de la victoria de la cultura del encuentro, del diálogo”, consideró Francisco en su mensaje, e instó a “desarrollar todas las potencialidades” que brinda el acercamiento bilateral “como prueba del alto servicio que están llamados a prestar a favor de la paz y el bienestar de sus pueblos, de toda América, y como ejemplo de reconciliación del mundo entero”. En negociaciones reservadas y encuentros públicos, el Papa fue factótum del acercamiento, todo un logro de la diplomacia vaticana que Raúl Castro y Barack Obama agradecieron. La negociación incluyó la liberación de prisioneros cubanos en Estados Unidos y de estadounidenses en Cuba. Hay quienes ven a Francisco como candidato al Nobel de la Paz por todo esto.

Una delicadeza fue mencionar a Fidel Castro en su discurso, por quien dijo sentir “especial consideración y respeto”. Ubicó a Cuba en el mapa como “un archipiélago que mira hacia todos los caminos”, por lo que “su vocación natural es ser punto de encuentro para que todos los pueblos se reúnan en amistad”.

Se esperan cientos de miles de cubanos de La Habana y sus alrededores copando la emblemática plaza como en las grandes ocasiones. Un anticipo fue lo que se vio ayer a lo largo de varios kilómetros a través de las avenidas Rancho Boyeros y de la Independencia. Prevalecían las banderitas cubanas y vaticanas, también alguna camiseta de fútbol argentina, un deporte cada vez más popular en la isla. La aparición del papamóvil provocaba el grito espontáneo. No todos serán católicos, pero sí mayoría de agradecidos al papa latinoamericano por sus gestiones, hecho que ya se traduce en algunas mejoras para la vida cotidiana. Además, aquí valoran que el Papa visite primero La Habana y recién después conozca Washington y la Casa Blanca. También, que de los 26 discursos que pronunciará en la gira, 22 serán en español y apenas cuatro en inglés. Pero los cubanos esperan más cambios. El principal, el fin del embargo. La decisión está en manos del Parlamento norteamericano, en donde el Papa hablará el próximo jueves.

Francisco enmarcó su visita en el aniversario 80 de las relaciones diplomáticas entre el Vaticano y la isla. Claro que el vínculo fue irregular desde el triunfo de la Revolución, en 1959. Pasó décadas de ruptura hasta una progresiva recomposición que comenzó a gestarse en los ‘80 hasta la visita de Juan Pablo II, en 1998. “Que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba”, fue la famosa frase que el papa polaco pronunció en aquella ocasión y que ayer recordó Francisco.

En Cuba varios se consideran religiosos, pero no mayormente católicos. Hay muchos seguidores de ritos afroamericanos, mucha “santería”, y a veces mezcla de todas esas cosas al mismo tiempo. Pero por primera vez desde la Revolución se comenzó a construir una iglesia, lo que se ve como una señal de cambio hacia Roma. Será una barriada obrera de La Habana y se llamará San Juan Pablo II, en un terreno cedido por el Estado.

Hoy, temprano para evitar el sol calcinante del mediodía, Francisco ofrecerá su primera misa en la Plaza de la Revolución. Un austero escenario erguido bajo el lema “Misionero de la Misericordia”. Estará Cristina Kirchner y un tercer argentino, el Che Guevara, los observará desde la famosa imagen del muro del Ministerio del Interior. La agenda marca luego una reunión con Raúl Castro, una visita a la Catedral y un encuentro con 5 mil jóvenes. Mañana la actividad se trasladará a Holguín y a Santiago de Cuba, donde cerrará su visita el martes con una oración a la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba.

“El papa Francisco está haciendo una verdadera revolución en la Iglesia Católica”, aseguró ayer el teólogo brasileño Frei Betto en una conferencia de prensa en la sala montada en el Hotel Nacional, a propósito de la visita. “Es un hombre que defiende a los pobres, a los derechos humanos, que ha sacado una encíclica sobre la degradación medio ambiental”, enumeró. El teólogo de la liberación concluyó que la presencia del Papa es “un reconocimiento y un legado para el pueblo cubano y su Revolución, ésa que ha desarrollado valores evangélicos y humanos como la solidaridad”.

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