Imprimir|Regresar a la nota
El país|Miércoles, 14 de octubre de 2015
Daniel Scioli se reunió con los presidentes de Uruguay y de Brasil en su última salida antes de las elecciones

Una apuesta al fortalecimiento regional

Se reunió en el mismo día con Tabaré Vázquez y con Dilma Rousseff, ratificando el compromiso con la región que caracterizó al kirchnerismo. Alertó sobre las “embestidas” de los sectores de derecha a los gobiernos progresistas.

Por Nicolás Lantos
/fotos/20151014/notas/na03fo01.jpg
Tabaré Vázquez y Daniel Scioli se abrazan a la salida del encuentro que mantuvieron en Montevideo.

Página/12 En Uruguay

Desde Montevideo

Daniel Scioli quiere ser un presidente-canciller, que asuma personalmente las principales responsabilidades de política exterior. Ayer comenzó a probarse ese traje con una gira expedita por Uruguay y Brasil, dos de los principales socios de la Argentina en la región, donde se entrevistó con los mandatarios Tabaré Vázquez y Dilma Rousseff y ratificó su compromiso de apostar por la integración sudamericana desde la Casa Rosada en caso de llegar al gobierno, continuando en ese sentido las políticas llevadas adelante por Néstor y Cristina Kirchner.

Acompañado por el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, a quien confirmó como ministro de Interior y Transporte en su eventual gabinete (ver recuadro), tal como había anticipado Página/12, el candidato presidencial del Frente para la Victoria cerró así la etapa internacional de su campaña y desde hoy se concentrará exclusivamente en recorrer puntos clave de la provincia de Buenos Aires y del interior del país para reforzar su mensaje y buscar un triunfo en la primera vuelta que se celebrará el 25 de octubre.

Entre las dos bilaterales, a bordo de la camioneta que lo trasladó al aeropuerto para proseguir su periplo, dialogó con los medios que lo acompañaron en este tramo de la gira. Allí insistió en la necesidad de fortalecer los vínculos con países vecinos ante lo que llamó “fuertes embestidas” por parte de “sectores de la derecha que no pudieron acceder al poder legalmente” a través de “un triángulo mediático, judicial y político”. Además, confirmó que el ministerio de Economía mantendrá su integridad y no será dividido, como se especuló en otro momento de la campaña, y anticipó que este fin de semana anunciará a los funcionarios que lo acompañarán en ese área si gana las elecciones.

El vehículo avanzaba esquivando autos por Montevideo. Dos policías motorizados le abrieron paso. “¿Cuánto falta?”, preguntó el candidato en un momento desde el asiento del acompañante, saco, camisa sin corbata y lentes oscuros de marco nacarado que rompen la previsibilidad de su uniforme de campaña. “Dieciocho minutos”, le informó el chofer. “Metele, que tengo que salir a la una”, lo apuró el candidato, consultando un reloj que indicaba que faltaban quince minutos para la hora señalada.

Mientras contestaba las preguntas de la prensa, supervisaba en la pantalla de un teléfono las fotos que se habían tomado minutos antes en la bilateral con Tabaré Vázquez. “Esta no me gusta, mandame otra, en las escaleras. Que salgan el Pato (Urribarri), Tabaré y yo”, dispuso. Luego mandó a sus colaboradores a que controlaran las imágenes que se emitían, en ese momento, por la televisión argentina. Después vuelve a concentrarse en las preguntas.

“Son dos países aliados, dos socios comerciales, con una agenda común amplia de infraestructura, de turismo... estamos buscando la manera de potenciarnos como región”, manifestó, cuando este diario lo consultó sobre los motivos de la breve gira regional. El gobernador bonaerense también reivindicó la necesidad de sobreponerse a circunstancias difíciles en las relaciones bilaterales, como las diferencias que pueden existir en política comercial o las que se generaron por conflicto por las pasteras en el río Uruguay. “Han querido dividirnos, han querido separarnos, enfrentarnos para subordinarnos, pero siempre prevaleció la decisión estratégica”, señaló.

En ese sentido, reivindica la importancia de la diplomacia a nivel presidencial para sortear las dificultades que surjan en el camino. “Es un proceso histórico que comenzó con Alfonsín y Sarney, en el Mercosur; luego con Néstor Kirchner y Lula en la etapa del Unasur y es mi responsabilidad institucional tener planificada y definida una agenda con cada uno de los líderes –dijo–. El hecho de que yo tenga esta afinidad personal y política con Tabaré es la garantía de que las relaciones se van a desarrollar en plenitud.”

La campaña de Scioli privilegió en los últimos meses la construcción o profundización de relaciones cara a cara con los líderes de la región. Lo hizo en Cuba, donde se entrevistó recientemente con el presidente Raúl Castro; en Chile, donde fue recibido por la mandataria Michelle Bachelet; y en Paraguay, donde tuvo un encuentro con Horacio Cartes. Además, el gobernador bonaerense cultiva una excelente relación con el boliviano Evo Morales, que le dio su respaldo en su último viaje a Buenos Aires, y los ex jefes de Estado José “Pepe” Mujica, de Uruguay, y Luiz Inácio Lula Da Silva, de Brasil. Los dos, que ya no están tan atados a las obligaciones institucionales, también pasaron recientemente por Argentina para mostrar su apoyo a su postulación a la presidencia.

La visita de ayer a Brasil, que atraviesa instancias de complicación institucional, no fue casual. “Llego en un momento muy especial, donde se pone a prueba la solidaridad y la convicción de que hay que fortalecer cada vez más la relación”, afirmó, respecto a los ataques que sufrió la presidenta Dilma Rousseff desde que asumió su segundo período al frente del Palacio de Planalto. “Los gobiernos populares están teniendo fuertes embestidas de un triángulo que es lo mediático, judicial y político. Hay un denominador común: expresiones de derecha que no pudieron acceder al poder legítimamente y ahora buscan deslegitimar esas elecciones”, evaluó.

A ocho minutos de llegar al sector militar del aeropuerto de Montevideo, Scioli volvió a preguntar cuánto faltaba. Esta vez, la respuesta del chofer lo dejó más tranquilo. Su agenda es apretada: salió temprano de Buenos Aires, se reunió con Vázquez en su residencia durante cuarenta y cinco minutos y ahora debe atravesar tres mil kilómetros en tres horas para llegar a tiempo a su reunión con Rousseff antes de regresar, por la noche, nuevamente a Buenos Aires, donde a primera hora de hoy retomará su agenda.

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.