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El país|Viernes, 30 de octubre de 2015
JUAN JOSE RIBELLI DIJO QUE INTENTARON SOBORNARLO CUANDO ERA ACUSADO POR LA AMIA

“Me ofrecieron plata por mi declaración”

El ex policía aseguró que mientras estuvo detenido le dieron un testimonio que estaba escrito para que lo firmara a cambio de dinero y de su libertad. “Intentaron hacer con Ribelli lo que lograron con Telleldín”, dijo Alejandro Rúa, representante de Memoria Activa.

Por Ailín Bullentini
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El ex juez Juan José Galeano y el ex policía bonaerense Juan José Ribelli.

El ex policía bonaerense y abogado Juan José Ribelli desgranó ante el Tribunal Oral Federal número 2 la historia que, según él, los ex fiscales José Barbaccia y Eamon Müllen, y el ex juez federal Juan José Galeano, armaron a fuerza de pistas falsas, testigos de identidad reservada y legajos a los que no dejaban acceder a las partes. La historia que lo mantuvo en la cárcel durante más de ocho años, acusado de ser partícipe en el atentado a la AMIA. Dijo que ese armado respondió a “una conspiración que venía de los más altos cargos del Ejecutivo” menemista. Además denunció a los investigadores por intentar sobornarlo mientras estuvo detenido. Aseguró que le ofrecieron dinero y su libertad a cambio de que acceda a firmar una declaración falsa que permitiera “avanzar un escalón más en la mentira”. Mostró por primera vez un manuscrito en el que volcó el hecho, pero los magistrados no le permitieron incorporarlo a la causa. La fiscalía y las querellas lamentaron la decisión. “Es un documento nuevo que puede corroborar el hecho que está bajo análisis en este juicio: intentaron hacer con Ribelli lo que lograron con (el ex reducidor de autos, Carlos) Telleldín”, postuló Alejandro Rúa, uno de los representantes de la querella de Memoria Activa.

Ribelli fue el primer testigo del juicio conocido como AMIA II que revisa las responsabilidades del ex juez Juan José Galeano, los ex fiscales Eamon Müllen y José Barbaccia, el ex presidente Carlos Menem y varios ex funcionarios de su segundo gobierno, entre otros, en el encubrimiento de la investigación que debió esclarecer la explosión del edificio de Pasteur al 600, en la Ciudad de Buenos Aires. Además de primer testigo, el ex bonaerense es querellante en el debate junto a sus ex compañeros que fueron, como él, imputados y enjuiciados por ser parte de la “conexión local” del ataque terrorista que, hace 21 años, mató a 85 personas e hirió a más de 100.

Datos más, datos menos, Ribelli mantuvo ante el TOF2 la misma versión de los hechos que ofreció a los medios de comunicación en el marco del inicio del juicio que lo encuentra, más de una década después, del otro lado del mostrador: que cuando lo acusaron, se entregó “sin resistencia”; que “recién unas horas después” supo qué le imputaban –”partícipe del atentado a la AMIA y otra serie de delitos menores, nos decían que por nuestras manos había pasado la famosa Trafic que había explotado en la mutual”–; que al principio desconfió de los ex bonaerenses que integraban la Brigada de Vicente López porque los “desconocía” y se permitió “el derecho de la duda”, mientras que sostuvo “en un pedestal” a Galeano. “Con el tiempo me di cuenta de que era totalmente inversa la cuestión. Llegué a la conclusión certera: ningún policía tenía que ver con la voladura de la AMIA y todo esto era una conspiración que venía desde los más altos cargos del Ejecutivo”, concluyó.

Durante su exposición, insistió en su encono contra los ex fiscales que los acusaron. “Con total desparpajo siguen sosteniendo que somos la conexión local. No tienen ni idea del perjuicio que me generan, a mí y a mi familia”, remarcó. “Debían ser los verdaderos veedores de la legalidad del proceso”, se quejó y los encolumnó con Galeano en su denuncia: “Crearon pruebas falsas, utilizaron testigos de identidad reservada, creaban legajos a los que las partes no podían acceder, juntaban declaraciones en contra de Ribelli a cambio de beneficios”, insistió, en tercera persona.

Julio

Sin embargo, ayudado por las preguntas de las querellas, su relato contó con dos pasajes reveladores. Luego de desligarse de su vínculo con el atentado así como con otros delitos que se le endilgaron de manera satelital a la investigación por la voladura de la AMIA –desarmaderos de autos, extorsiones varias– deslizó que en 1997 lo visitaron tres veces en la cárcel para “comprar” su declaración. “Un tal Julio se presentó y me ofreció un palo verde y dejarme en libertad a cambio de que declarara lo que les convenía, que había entregado la Trafic a determinadas personas. Me ofrecieron una declaración que ya tenían escrita, claro, con información que les permitiera avanzar un escalón en la mentira que estaban armando. ‘Y te vas a tu casa’, me aseguró”, contó ayer, y por primera vez en el marco de la causa. No aportó más datos sobre el contenido de esa presunta declaración.

Negó saber más datos acerca de ese Julio, que lo visitó tres veces. También dijo que volcó todo en un manuscrito que presentó ante un escribano y que recién ayer intentó adjuntar en la causa. “Recién ahora están dadas las condiciones de seguridad”, consideró. El TOF2 se negó a aceptarlo como prueba ya que los plazos estaban vencidos y consideró que durante su testimonio habló e informó sobre el documento. La fiscalía y las querellas del Ministerio de Justicia, de Memoria Activa y de Apemia insistieron, sin éxito, en contar con él en el expediente. “Es nuevo y es importante ya que puede permitir avanzar un poco más en la investigación, pero también corroborar los modos que se utilizaron en el caso que está en análisis”, opinó Rúa. “Lo mismo que Ribelli contó que intentaron con él fue lo que hicieron con Telleldín. La intención de los investigadores, porque si bien no habló desde dónde venía ese tal Julio nunca apuntó a otro lado que no fuera el de la investigación, era continuar con la mentira”, completó.

El video

Ribelli no sólo fue acusado de ser partícipe del atentado entre 1994 y 2004. También fue acusado de extorsión. Había sido denunciado por Galeano cuando el ex bonaerense le envió un video que mostraba al ex juez sobornando con 400 mil dólares a Telleldín a cambio de que involucrara a los policías en una versión falsa de los hechos. La “charla” con el ex reducidor de autos no había sido la única que Galeano había grabado en su despacho, pero sólo ésa llegó a las manos del ex comisario. Según informó ayer, le llegó “por correo” a un vecino de Mariano Cúneo Libarona, que por entonces era su abogado. Y éste se lo llevó a Caseros, en donde estaba preso. cuando el hecho salió a la luz, “hubo una fuerte operación de prensa en mi contra, que yo había inventado el video, que yo quería extorsionar a Galeano”, apuntó el ex policía ayer durante su testimonio.

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