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El país|Domingo, 1 de noviembre de 2015
CRITICAS A SANZ Y TEMOR EN LA UCR POR EL AVANCE DEL PRO EN CAMBIEMOS

Socios que no se tienen confianza

El PRO quedó a dos diputados nacionales de superar al radicalismo. Gobernará Buenos Aires y Capital Federal mientras que la UCR tendrá 3 provincias mucho más chicas. “Hay que cambiar los interlocutores, si no podemos desaparecer”, alertaron puertas adentro.

Por Sebastian Abrevaya
Gerardo Morales, gobernador electo de Jujuy, y Ernesto Sanz, titular de la UCR, divididos por la alianza con Macri.

“La posibilidad de que el PRO nos pase por arriba más que un riesgo es un pronóstico.” La frase sintetiza la desconfianza de un sector de la UCR hacia su principal socio político, el jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri. Esa preocupación, explicitada al momento de aprobarse la alianza con el PRO en la Convención de Gualeguaychú, se agudizó esta semana con el análisis fino de los resultados electorales del domingo. A los radicales se les encendieron las luces de alerta, que ni siquiera se apagarán en el caso de que Macri sea derrotado en el ballottage. ¿Por qué? Porque independientemente del resultado de la segunda vuelta, el PRO ya logró posicionarse mejor que la UCR en varios distritos y creció más de lo previsto en el Congreso. Quedó a sólo dos diputados del bloque radical y de convertirse en la segunda minoría de la Cámara. En cuanto a las gobernaciones, el PRO encabezará la provincia de Buenos Aires y renovó Capital Federal, mientras que la UCR tiene Jujuy, Corrientes y Mendoza, significativamente más chicas. Algo similar ocurre con las intendencias bonaerenses: el PRO gobernará menos distritos, pero mucho más grandes que los del radicalismo. “Hay que cambiar los interlocutores, si no somos inteligentes podemos desaparecer. No sabemos qué es lo que va a querer hacer Macri”, asegura un operador radical de primera línea, que teme por la voluntad del macrismo de ir desplazando a los correligionarios por dirigentes propios.

Tras los festejos del domingo pasado, la atención política y mediática quedó concentrada en las figuras de Macri y la gobernadora electa María Eugenia Vidal. En respuesta, el miércoles la UCR trató de reposicionarse frente a sus socios con una conferencia de prensa. Ernesto Sanz, ideólogo del acuerdo con el PRO, juntó en el histórico edificio de la calle Alsina a los principales dirigentes radicales de todo el país, con excepción del senador electo Julio Cobos. (Fuentes partidarias aseguran que el presidente del Comité le avisó tan sobre la hora a su correligionario, que cuando logró aterrizar del avión proveniente de Mendoza, el acto ya había terminado.) “Somos protagonistas”, reafirmó en aquel momento Sanz, flanqueado por el gobernador electo de Jujuy, Gerardo Morales y el vicegobernador electo de Buenos Aires, Daniel Salvador. “Ernesto dibuja y miente. El radicalismo no llegó a la elección general. Podría haber peleado con otro candidato y tener un margen de negociación mucho mayor”, asegura un correligionario crítico de cómo el senador mendocino administra la alianza partidaria. “Los interlocutores nuestros son entregadores seriales”, agrega otro dirigente radical que mantiene un diálogo en paralelo con referentes del macrismo.

Los pases de facturas a la cúpula de la UCR se originan en la convicción de que el PRO, más pronto que tarde, buscará quedarse con el electorado radical y terminar de sepultar al partido que fundó Leandro Alem hace más de 120 años. “Estamos alambrando nuestros diputados porque con dos que perdamos dejamos de ser la segunda minoría”, señalan cerca del presidente de la bancada radical, Mario Negri. Al primer bloque de oposición en el parlamento le corresponden el manejo de los organismos de control como la Auditoría General de la Nación, actualmente conducida por el radical Leandro Despouy. Si Cambiemos no gana la elección el 22 de noviembre, advierten que el macrismo intentará sumar algún otro legislador para arrebatarles ese lugar.

Si bien en el entorno de Sanz sostienen que el resultado del domingo fue bueno para la UCR, los que reclamaban en la Convención de Gualeguaychú la incorporación de Sergio Massa a un gran frente opositor insisten en que podría haber sido mucho mejor. “¿Dónde están las 10 gobernaciones que había prometido Sanz? En los distritos donde se ganó fue precisamente porque se hizo el acuerdo con toda la oposición: Jujuy, Mendoza. En Santa Cruz se estuvo muy cerca”, enumera y se queja en privado un dirigente que participó de la conferencia de prensa del miércoles. El bloque de senadores perdió tres miembros de los once que tenía. El PRO ganó uno y quedó con cuatro por lo que todavía está lejos de superar a la UCR.

En la provincia de Buenos Aires, de las 65 intendencias de Cambiemos, el radicalismo se quedó con 41 contra poco más de 24 del PRO. Sin embargo, los distritos encabezados por macristas son mucho más importantes en términos de población y PBI. Se trata de municipios como La Plata, Quilmes, Tres de Febrero, Lanús, Morón, Pilar y Vicente López, entre otros. En cantidad de habitantes, representan más de 4,5 millones de habitantes, mientras que los 41 gobernados por radicales no llegan a 1,4 millones.

El bonaerense Ricardo Alfonsín, que había criticado la alianza con Macri, hasta ahora prefirió esconderse. Todavía no emitió opinión sobre el resultado electoral en Buenos Aires, pese a ser el presidente del Comité provincia y por lo tanto encargado de las relaciones partidarias con el PRO.

Más allá de la desconfianza hacia el macrismo, también hay cierta bronca de los radicales concentrada en la conducción del partido por no defender sus intereses. Puertas adentro aseguran que es prácticamente una ofensa la decisión de Macri de ofrecerle al presidente de la UCR el lugar de ministro de Justicia. Antes de la derrota de Sanz en las primarias (obtuvo el 3,45 por ciento de los votos), imaginaban que se quedarían con la Jefatura de Gabinete.

Incluso los radicales más críticos se resisten a decir públicamente sus cuestionamientos para no entorpecer el proceso electoral. Con todo, aún si Cambiemos llegara a la presidencia, la posibilidad de que Sanz continúe al mando de la UCR no está asegurada. Ya se evalúan nombres como el del tucumano José Cano, que sería impulsado por Gerardo Morales. “Aspiramos a una renovación completa del radicalismo. Detrás de Sanz están los mismos de la Coordinadora, Coti Nosiglia, Jesús Rodríguez. Tiene que aparecer un nuevo radicalismo para que el PRO no nos fagocite”, rematan en el entorno de uno pocos radicales que pudo anotarse un triunfo el último domingo.

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