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El país|Lunes, 7 de diciembre de 2015
Debate sobre la encrucijada que afrontan los proyectos progresistas en Latinoamérica

“El desafío de trascender los liderazgos”

En un encuentro organizado por la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), académicos e investigadores analizaron los cambios políticos planteados en los países de la región y reflexionaron sobre los límites del “modelo económico neodesarrollista”.

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“No se logró dotar de independencia a las economías locales respecto de los vaivenes externos”, observó Chacho Alvarez.

El complejo panorama político que afrontan los gobiernos progresistas y de izquierda en América latina en el corto y mediano plazo fue el tema de debate y reflexión del seminario “Las elecciones en América latina y la dimensión poselectoral de las democracias”, que reunió en la UBA a académicos comprometidos con el proceso de integración regional. Coordinados por el investigador Isidoro Cheresky, del Instituto Gino Germani, los intelectuales expusieron sus miradas en una charla realizada en la Facultad de Ciencias Sociales, y dibujaron un panorama pesimista para lo que viene. “Estamos viviendo un cambio de ciclo, que se explica por el agotamiento del modelo económico neodesarrollista y los cambios políticos al interior de cada país”, sintetizó el politólogo Fernando Mayorga, investigador de la Universidad Mayor San Simón, de Bolivia. Junto a Cheresky y Mayorga, presentaron sus ponencias el sociólogo mexicano Alberto Olvera, del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la Universidad Veracruzana; el politólogo chileno Manuel Antonio Garretón, profesor titular del departamento de Sociología de la Universidad de Chile; y el secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración del Mercosur, Carlos “Chacho” Alvarez.

El avance del juicio político sobre la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y la derrota electoral del kirchnerismo en Argentina marcaron el debate sobre los límites de los procesos políticos latinoamericanos para sostenerse y profundizar las transformaciones que introdujeron tras la larga noche neoliberal. Los intelectuales coincidieron en remarcar la “crisis” de los modelos brasilero, argentino y venezolano, y advirtieron que se avecinan tiempos “de cierto riesgo de cambio político” para la región.

“El desafío aún no resuelto para las democracias populares de la región sigue siendo trascender los liderazgos de sus fundadores”, señaló Alvaro Olvera. A partir de la falta de recambio dirigencial, “se plantean el límite electoral y el problema de la sucesión”, reflexionó, y tomó el ejemplo las enmiendas constitucionales que impulsan Evo Morales en Bolivia, para poder ser nuevamente reelegido en 2019, y el presidente de Ecuador, Rafael Correa, cuyo segundo mandato vence en 2017.

Olvera destacó la importancia de las reformas constitucionales que ya tuvieron lugar en Bolivia, en 2009, y en Venezuela, diez años antes. Para el teórico mexicano, este es el rasgo distintivo del eje del ALBA respecto de Brasil y Argentina, porque el proceso constituyente “fundó un nuevo orden social y político” posibilitado por “una democracia plebiscitaria” (en Venezuela se votó 27 veces en 16 años contando elecciones presidenciales, regionales, parlamentarias, y referéndum varios), lo que permitió “barrer con las estructuras conservadoras y recrear el concepto de Estado Nación”.

“Ni Evo ni Correa tienen mucho margen” para reformar la Constitución, advirtió Fernando Mayorga. En el caso de Bolivia, porque “será la primera vez que Evo se enfrente a sí mismo y no a una oposición claramente antagónica”; y en Ecuador, debido al “debilitamiento de la imagen presidencial, sobre todo entre los habitantes de las grandes ciudades”.

“Las democracias de América latina viven momentos de definición, que tienen que ver con sus propias características intrínsecas: los cambios más o menos profundos en cada país fueron posibles a través de elecciones democráticas, y es este mismo límite electoral, constitucional, el que plantea el problema de la sucesión”, definió Olvera.

“Voto fluctuante”

El sociólogo chileno Manuel Garretón comparó el triunfo de Mauricio Macri el 22 de noviembre con la llegada al poder en Chile del también empresario Sebastián Piñera, que ganó las elecciones en 2010 y entregó nuevamente el mando a Michelle Bachelet en 2014, con índices muy elevados de desaprobación. “A Piñera lo acompañó un voto castigo al gobierno de Bachelet. En Argentina pasó lo mismo: no ganó Macri, perdió el kirchnerismo”, opinó. En su exposición, Garretón se refirió a los problemas estructurales que los gobiernos progresistas no resuelven, razón que explica que las oposiciones de derecha puedan acceder al gobierno, cosechando el descontento generado por reivindicaciones sin respuestas. “No podemos hablar de que se completó la democratización política en Chile con una Constitución heredada de la dictadura. Tampoco se superó el modelo diagramado por una minoría: antes del golpe, la educación pública acaparaba el 80 por ciento de matriculados, y después del golpe, la ecuación es al revés y el 80 por ciento estudia en universidades privadas”, subrayó.

En la misma línea, Olvera advirtió “la presencia de un voto fluctuante de protesta, por los propios límites que afrontan las democracias para resolver problemas estructurales”.

Avances y deudas

“La integración fue mucho más ideológica que productiva”, afirmó Chacho Alvarez, que realizó un balance crítico a diez años de la histórica Cumbre de las Américas, en Mar del Plata, en 2005. Alvarez resaltó la importancia de la Unasur y la Celac “como unidad política”, aunque lamentó “la falta de integración productiva” entre los países. “No se transformó la matriz productiva latinoamericana, y no se logró dotar de independencia a las economías locales respecto de los vaivenes externos”, remarcó.

Para Alvarez, el primer riesgo del fortalecimiento de la derecha es que el proyecto bolivariano pierda “volumen político”. “Lo que resta saber es si América latina podrá ser un actor entre los grandes bloques que se están armando en el mundo –concluyó–. Hay que tener paciencia estratégica.”

Informe: Matías Ferrari.

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