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El país|Miércoles, 3 de diciembre de 2003

Todo está listo para la condena contra Eduardo Moliné O’Connor

El Senado se dispone a destituir al cerebro de la mayoría automática del menemismo. El peronismo pone casi todos los votos. Se sumarán radicales y provinciales. Será esta tarde.

Por Felipe Yapur
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Eduardo Moliné O’Connor fue más tenaz que López y Nazareno.
Ni las lágrimas, ni las bravuconadas, ni los desplantes de los abogados defensores y ni siquiera los argumentos esgrimidos parecen haber surtido efecto. Todo indica que hoy los senadores votarán la destitución del ministro de la Corte Suprema Eduardo Moliné O’Connor, el hombre al que se lo conoció como “el cerebro” de la denominada mayoría automática menemista. La sesión definitiva comenzará esta tarde a las 14.30. Ayer, la conducción del bloque oficialista trabajó todo el día para conseguir el número necesario para concretar la primera destitución de un juez de la Corte de los últimos 56 años.
Para que Moliné sea destituido es preciso que dos tercios del cuerpo voten por la acusación. Todo indica que Miguel Angel Pichetto, jefe de la bancada del PJ, ya consiguió el voto positivo de al menos 36 de los 41 legisladores que lo componen. A este grupo se sumarían la frentista Vilma Ibarra, la frepasista Diana Conti y los catamarqueños del Frente Cívico, María Colombo y Eduardo Brizuela del Moral. También votarían a favor de la destitución los radicales jujeños Gerardo Morales y Mónica Arancio y el pampeano Juan Carlos Passo.
Del grupo de radicales disidentes, sólo Rodolfo Terragno anunció públicamente su posición. El porteño anticipó que no estará presente a la hora de la votación para mostrar el “desagrado” que le produjo la forma en que el PJ instrumentó el juicio político. “Nos quieren hacer creer que se está con Kirchner o con Menem”, dijo Terragno, quien aseguró que todo se trata de una típica “disputa interna del justicialismo”. Según el senador porteño, los cargos contra Moliné son definitivamente “endebles”.
Al menos dos son los senadores oficialistas que votarán en el recinto en contra de la destitución: Eduardo Menem y el correntino Angel Pardo. La decisión de no acompañar al resto de sus compañeros de bloque no es una novedad. Durante todo el desarrollo del proceso ambos estuvieron en contra de todo lo actuado por la Comisión Asuntos Constitucionales que preside la santacruceña Cristina Fernández de Kirchner. De los dos, el riojano fue el más férreo defensor del supremo.
Si bien la salteña Sonia Escudero y el catamarqueño Luis Barrionuevo comparten la opinión con los dos anteriores, trascendió que no estarían presentes durante el desarrollo del debate que será secreto y donde ni siquiera habrá taquígrafos, cuyo rol será cumplido por el prosecretario parlamentario Juan José Canals. Según marca el reglamento del juicio político, las actas del debate secreto recién podrán ser dadas a conocer una vez que transcurran cincuenta años. El único voto justicialista que todavía no estaría definido es el de la cordobesa Nora Bermejo, quien habría expresado –según confiaron fuentes del bloque del PJ– su deseo de no acompañar la destitución.
Los que están divididos son los radicales. Si bien el todavía presidente del bloque, Carlos Maestro, es uno de los impulsores de la absolución del cortesano, no todos los integrantes de la bancada piensan como él. Por cada voto en contra el justicialismo necesita dos afirmativos, por lo que no se descarta que tal cual ocurrió en la votación en la que se decidió la suspensión de Moliné O’Connor, algunos radicales se ausenten de la sesión para no complicar la estrategia del oficialismo.
Los números exactos todavía no se conocen, pero serán fundamentales a la hora de saber cuántos se necesitarán para destituir a Moliné.
En cuanto a los senadores de partidos provinciales, los únicos que estarían dispuestos a respaldar al supremo son Ricardo Gómez Diez (Salta), Pablo Walter (Tucumán) y el neuquino Pedro Salvatori.
Con respecto a los nueve cargos que pesan en contra de Moliné, se pudo establecer que serían aceptados cinco y rechazados los cuatro restantes. Así, la destitución se basaría en los tres cargos que surgieron de la denominada causa Meller y dos de los tres que poseía la llamada causa Magariños. En tanto que los tres cargos por la causa Macri serán desestimados por entender que una vez que los acusados pagaron la deuda con el fisco, se extinguió la acción penal que pesaba en su contra.

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