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El país|Miércoles, 10 de diciembre de 2003

“Este modelo de funcionamiento de la política es más de lo mismo”

Luis Juez, intendente de Córdoba, dice que hay que cambiar ese modelo y que la mayoría de los políticos hablan de más.

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Luis Juez dice que Néstor Kirchner debe ayudar a Córdoba.
Por Camilo Ratti
Desde Córdoba

En medio de un clima de expectativa política que trasciende las fronteras cordobesas, el intendente electo Luis Juez se prepara para asumir el gobierno. El acto de hoy será el broche de oro después de haber derrotado en elecciones históricas, el 5 de octubre pasado, a los aparatos del radicalismo y el justicialismo, que dominaran la escena política cordobesa desde el inicio de la democracia. Sin contacto con Germán Kammerath y en una plaza pública de barrio Villa Libertador, una de las zonas más populares y pobladas del sur capitalino, el ex fiscal anticorrupción será fiel a su estilo: dejando de lado formalismos y protocolo, jurará en horas de la tarde ante su vice y titular del Concejo Deliberante de la ciudad, “reconstruir la autoridad municipal”. En la asunción, a la que prometió asistir el gobernador José Manuel de la Sota, está prevista la participación de unos 10 mil vecinos. Por la mañana, ambos se encontrarán en la asunción de los legisladores provinciales.
Luis Juez dice encarnar la “nueva política, de la cual muchos hablan pero pocos llevan a la práctica”, según sus palabras. Por eso, 48 horas antes de asumir como intendente de Córdoba expuso a todos sus funcionarios a la opinión pública, permitiendo que la gente se acerque al partido, dialogue con ellos, les acerque sus ideas y proyectos o los impugne por razones morales o éticas. “Si yo pasé el escarnio público, y la gente me votó, ellos también tienen que hacerlo y no colgarse del prestigio que conseguimos el 5 de octubre pasado.” Así empezó el diálogo con Página/12, en pleno feriado, el día en que decidió atender de 9 a 21 en el local partidario.
–¿Lo presiona asumir la intendencia con tanta expectativa en la gente?
–La experiencia de aquellos que dijeron “síganme que no los voy a defraudar”, o “se acabó la fiesta para pocos”, y empezó la fiesta para él, es lo opuesto de lo que proponemos nosotros. Lo nuestro es al revés: generamos expectativa pero vengan y caliéntense, laburen, acompáñenme, critiquen a los funcionarios, aporten ideas, conviértanse en asesores de mi gobierno, colaboren con la crítica, con ideas. La expectativa y la participación de la gente tiene que ser directamente proporcional, porque yo no voy a ser el que les va a resolver los problemas. El sueño dejó de serlo, ahora hay que gobernar y administrar una ciudad desquiciada, reconstruyendo la autoridad municipal.
–¿Cómo ve su forma de hacer política en relación con el resto del país?
–Y, yo veo que los demás amagan... La mayoría dice “está todo bien, animémonos, pero tomá coraje y poné vos la cara. Transparentemos la política pero si podemos mantener los fondos reservados..., no saquemos el viático de desarraigo..., transparentemos la política pero hacete cargo de los empleados políticos que nombré antes...”, puras palabras.
–¿Cómo ve en ese sentido la gestión de Kirchner?
–Yo creo que lo que el Presidente plantea hay que llevarlo a fondo, y hacerlo ahora. Kirchner está hace seis meses y ha hecho una gestión increíble. Ahora, me parece que hay que profundizar el cambio de modelo, porque si no, no hay forma. Y cuando digo cambio de modelo no hago una disquisición ideológica, digo: este modelo de funcionamiento de política no funciona, es más de lo mismo. Lo sacamos a (Carlos) Ruckauf y llega otro, lo escondemos a (Eduardo) Duhalde, pero llega otro bonaerense complicado. Lo piantamos a Menem a hacer de padre y el Senado funciona con iconos del menemismo que son impresentables...
–Entonces, ¿cómo se hace para cambiar la política cuando se quedaron todos?
–Pero nosotros dimos un ejemplo, en la capital de Córdoba los echamos a todos. Los corrimos y los jubilamos; lo que pasa es que están ahí agazapados, no están muertos. En algún momento van a venir por la silla perdida, pero creo que dimos el ejemplo de que esa consigna se puede hacer realidad. Se lo decía el otro día a Chacho Alvarez, a (Aníbal) Ibarra y a (Hermes) Binner, esto funciona cuando a la gente se le ofrecen alternativas, porque “que se vayan todos” y queden los menos malos no sirve.
–¿Se siente cerca de esa nueva categoría política llamada “transversalidad”?
–Yo me siento cerca del Presidente, y me siento muy lejos de todos esos armados que se pretenden hacer conforme a las necesidades. Hoy estoy cerca de lo que el Presidente expresa, pero me parece que hay que ser muy mesurados con los tiempos. Si esto de armar la “transversalidad” tiene como objetivo confrontar electoralmente, la experiencia dice que cuando se apresuran los tiempos se termina cometiendo un grave error. La Alianza, que fue una alianza en contra de Menem, no a favor de la Argentina, terminó en fracaso. Esto tiene que apuntar en serio, para que lo que el Presidente no puede hacer por razones de Estado, porque necesita los legisladores o a la pata bonaerense, podamos hacerlo por otro lado, para que lo que diga Kirchner nosotros lo podamos encauzar.
–¿Lo beneficia empezar una gestión con el guiño del Presidente, el hombre más popular del país?
–Vamos a ver, hasta ahora han sido besos y fotos, el lunes vamos a ir a manguearle (risas), a ver si ese cariño se transforma en apoyo. Córdoba necesita hoy que el Presidente nos apoye decididamente, vamos a tener grandes obstáculos de la provincia, de los funcionarios, que ven en Juez, que todavía no juró, un rival directo para la candidatura del 2007. Nosotros somos la contracara de lo que expresa De la Sota políticamente.
–¿Es posible que le vaya bien a De la Sota y a usted, o el fracaso de uno es el precio del éxito del otro?
–Nos puede ir excelentemente bien a los dos, porque nosotros tenemos que gobernar la ciudad y él la provincia.
–¿Cómo imagina la convivencia política en Córdoba de aquí en más?
–Nosotros no le vamos a permitir a De la Sota que anteponga diferencias personales por encima de los intereses de los cordobeses. Si es cierto que el gobernador le pidió disculpas a la gente en la campaña por haber apoyado a Kammerath, ahora va a tener la oportunidad de resolver ese arrepentimiento tardío colaborando con el intendente y con nuestra gestión al frente de la capital provincial.
–¿Siempre van a estar en la vereda de enfrente?
–Nosotros armamos un partido para confrontar con el bipartidismo, decidimos enfrentar al PJ y le ganamos. Elegimos otra forma de hacer política y no hay ninguna posibilidad que Luis Juez sea un dirigente ni extrapartidario del justicialismo. No seremos un apéndice del radicalismo o del peronismo. Esta es una decisión tomada, no sé qué será de mí en cuatro años, pero sí tengo claro que hay ninguna posibilidad de que vuelva a una estructura de la cual me fui para combatirla.

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