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El país|Jueves, 14 de abril de 2016
Opinión

Un frente de hecho

Por Martín Granovsky

La presencia masiva junto a Cristina Kirchner en Comodoro Py confirmó que hoy es la dirigente política con mayor capacidad de movilización de la Argentina. Sin embargo, su discurso pareció indicar que ella no vive con exitismo esa potencia movilizadora. Por eso mismo, quizás, no propuso ayer un frente cristinista sino un frente ciudadano. Y ni siquiera se postuló para liderarlo.

¿Cristina apuesta a un proyecto sin organicidad previa?

Aunque habrá que esperar para saber la respuesta exacta, a primera vista se trata de un proyecto que se iría plasmando en la práctica.

El punto de partida sería traducir en política la experiencia cotidiana de cada uno. Más allá de por quién votó el 22 de noviembre, ¿está mejor o peor que antes luego de las que Cristina Fernández de Kirchner llamó “calamidades” del gobierno de Mauricio Macri?

El intento apuntaría a capitalizar y organizar en primer lugar a los descontentos o a los desencantados, y ni hablar de los arrepentidos que votaron por Macri, y a ponerlos en sintonía con los opositores de la primera hora.

Aunque hubo una mención a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual pulverizada por Macri, la lista de calamidades abarcó más bien el día a día del bolsillo, la salud, la educación, la tristeza de haber perdido el trabajo o la incertidumbre de perderlo. Es coherente con esa agenda que la primera mención de la ex presidenta haya sido el sindicalismo. Las tres centrales con la sigla CGT y las dos con la sigla CTA llegaron antes que nadie a la conclusión de que es preciso impedir los despidos y no centrarse en el voto de cada uno el 25 de octubre y el 22 de noviembre. Las cinco centrales harán una jornada de protesta conjunta el próximo 29, como adelanto de la conmemoración del Día del Trabajador del 1ª de Mayo. Y ya están trabajando en el Congreso con todos los bloques para lograr una ley que impida las cesantías por un año. Ese motivo llevó a Cristina a mencionar en su discurso al Congreso. Es el lugar de mayor fortaleza del peronismo o el Frente para la Victoria y también es el sitio donde ya hay negociaciones para articular mayorías temáticas –o sea no permanentes– que permitan instalar temas antipáticos para el Poder Ejecutivo.

Una organicidad mayor de ese frente ciudadano chocaría con la interna peronista y con el juego del Frente Renovador de Sergio Massa, que combina la aprobación a medidas del oficialismo como el acuerdo con los holdouts y el reclamo por la severidad del ajuste de tarifas.

Una organicidad menor o nula daría la chance de una acumulación interesante de masa crítica contra el Gobierno. También privaría al Gobierno de un blanco fijo.

Una frase del discurso de ayer tal vez haya marcado la prudencia de Cristina para no apostar, al menos por ahora, a su liderazgo, una decisión congruente con la lectura histórica según la cual no es la dueña del 48 por ciento que no votó por Macri.

Esa frase también va en dirección de la búsqueda de acuerdos temáticos en un frente ciudadano que podría ser, en rigor, un frente de hecho.

“Cada uno es un dirigente”, dijo.

Una traducción podría ser: “No se la pasen mirando qué hago yo”. Otra: “No miren especialmente a nadie”. Otra más: “Que cada uno juegue más fuerte”.

Si esta interpretación se ve confirmada en los hechos, sería un llamado a tejer acuerdos amplios y a persuadir. Exactamente lo contrario de hacer política con el odio o con el simple acto de autoafirmación kirchnerista.

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