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El país|Lunes, 29 de diciembre de 2003
POR QUE ESTA FLOTANDO LA IDEA DE CRISTINA KIRCHNER PARA LA GOBERNACION

Cada uno tiene una mujer en la manga

Unos se asombran. Otros lo niegan. O dicen que falta mucho. Pero quienes rechacen de plano la perspectiva de que Cristina Kirchner termine de candidata en la provincia de Buenos Aires deben recordar algo: cada vez que Kirchner quiso ocupar espacios con rapidez y claridad su esposa asumió una candidatura. Si la historia se repite, quiere decir que esta vez la intención es marcar un mojón propio en territorio bonaerense.

Por Fernando Cibeira
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Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, que no pelean en público ni en privado y disputan a través de gestos concretos. O mueven la dama.
Aunque faltan años luz para la próxima elección, la sola mención –intencionada– de una posible candidatura de la senadora Cristina Fernández de Kirchner en la provincia de Buenos Aires fue suficiente para movilizar el tablero político. “La madre de todas las batallas”, definen los kirchneristas la interna peronista bonaerense, donde el Presidente estaría dispuesto a meter cuchara ahora que las encuestas de popularidad lo muestran bien en alto. La postulación de la Primera Ciudadana quedará en la nebulosa de lo no desmentido y servirá para poner nervioso al duhaldismo, acercar a los no alineados y generar la idea del nacimiento de un nuevo liderazgo político en la provincia.
Quien expuso la idea fue el subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, un viejo amigo de Kirchner que suele decir cosas que la mayoría de los funcionarios no expresan. La anterior polémica por obra de Kunkel fue cuando dijo que elementos de la Policía Bonaerense estaban infiltrados en las organizaciones piqueteras. En general, sus intervenciones sirven para molestar al duhaldismo. El Presidente nunca avala sus dichos con palabras propias, pero lo cierto es que Kunkel permanece en su despacho en el primer piso de la Casa Rosada sin sufrir reto alguno en una administración organizada radialmente alrededor de Kirchner como centro absoluto. Y sigue hablando.
Kunkel, junto a otros militantes peronistas como el vicecanciller Jorge Taiana y el dirigente Juan Carlos Dante Gullo, creó el Grupo Michelangelo para agrupar a quienes se sintieran afines a las políticas del Presidente. Como próxima escala, Kunkel y su grupo fogonean el lanzamiento a nivel nacional del Frente para la Victoria del Pueblo Argentino, con el que aspiran a representar al kirchnerismo de todo el país. En este caso, la representación correría dentro del peronismo, en forma paralela al armado transversal que impulsa el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, con dirigentes provenientes de otras fuerzas.
Ambos proyectos interesan a Kirchner, que imagina un futuro político independiente, o menos dependiente, del aparato duhaldista, con escala en la elección del 2005 y corolario en la presidencial del 2007. El Presidente aspira a conformar un liderazgo en el justicialismo y las fuerzas afines acorde a la popularidad que le conceden las encuestas. Superados los seis meses de gobierno, Kirchner y su esposa tienen una imagen positiva por encima del 80 por ciento, muy lejos del resto de la dirigencia, más todavía si se lo comparan con otros justicialistas. Pero ese porcentaje de aprobación se da ahora, y en seis meses más vaya uno a saber. Por eso, cerca del Presidente, hay quienes creen urgente convertir en apoyo contante y sonante su actual capital político. Naturalmente, en ese caso no se conformarían con las andanzas de Michelangelo sino que aspirarían a volcar en su favor o neutralizar a intendentes del Gran Buenos Aires.
Desafío bonaerense
Ningún armado en el peronismo tiene chances de convertirse en mayoritario si no consigue hacer pie en la provincia de Buenos Aires. Con ese objetivo, el Gobierno tiró varias líneas. Una de ellas pasa por la iniciativa de quitarles el reparto de los planes sociales a los intendentes del conurbano, acusándolos de favorecer a sus amigos. Varios intendentes reaccionaron en forma airada, prometiendo guerra si los planes sociales quedaban únicamente en manos de la Iglesia, las ONG o, peor aún, las agrupaciones piqueteras.
Los intendentes todavía no se habían reacomodado luego de esta propuesta y Kunkel aparece enarbolando a Cristina. Santacruceña por adopción, la senadora nació en La Plata, dato que la habilita para candidatearse en la provincia. Ella no habló del tema, y es probable que cuando lo haga no desmienta nada de plano sino que diga que todavía no es tiempo de candidaturas. Pero cerca suyo daban por descontado que tenía que haber un guiño para que el subsecretario general saliera con la idea tan lejos de una elección. Para más, la esposa del Presidente apareció la semana pasada en las tapas de las revistas Gente y Caras. La noticia era su nuevo “look” –bajó de peso y se colocó extensiones en el pelo– pero no pasó desapercibido el abandono del estudiado bajo perfil que venía cultivando desde que su marido asumió la Presidencia.
Kunkel llegó a mencionar la posibilidad de una candidatura a senadora en la provincia para ella en el 2005 y, si todo va bien, la gobernación en el 2007. Casualmente –no lo es–, Eduardo Duhalde tendría en mente ser candidato a senador en el 2005 y su esposa, Hilda “Chiche” Duhalde, postularse a la gobernación en el 2007. En este juego, el gobernador Felipe Solá no se sentiría incómodo. Es más: a esta altura, todo lo que moleste al duhaldismo el gobernador lo toma como un beneficio.
Componedor, Alberto Fernández salió a bajarle el tono a las declaraciones de Kunkel, aunque no llegó a desmentirlo. Con lógica, habló de lo apurado de ponerse a barajar candidaturas cuando está por finalizar un año de maratón electoral y falta una eternidad política para los próximos comicios. Incluso, el propio Kirchner habría advertido a quienes lo llamaron durante el fin de semana que no hay nada serio en los dichos su ex compañero de militancia juvenil. Y lo mismo le dirá a Duhalde cuando esta semana se encuentren para discutir temas del Mercosur.
Jugar la dama
La candidatura de Cristina es una carta que Kirchner ha utilizado con frecuencia cuando se trató de ganar elecciones y preservar espacios políticos. Entre 1989 y el 2001, en Santa Cruz, Cristina fue convencional constituyente, dos veces legisladora provincial, dos veces diputada y dos veces senadora, puesto que hoy ocupa con mandato hasta fines del 2005. En más de una ocasión, debió renunciar a un cargo para asumir el otro.
Ni siquiera es nuevo lo de la provincia de Buenos Aires. Cuando el hoy subsecretario de Cancillería Eduardo Sigal intentaba formar un kirchnerismo bonaerense le propuso a Cristina que fuera candidata, pero ella no aceptó. Luego, el propio Fernández trató de candidatearla en la Capital Federal. De nuevo no quiso.
Quienes trabajan en el armado del Frente para la Victoria le otorgan un carácter estratégico al lanzamiento de Cristina Kirchner como candidata fantasma. “Cuando se crea un liderazgo político claro, es más fácil alinear al resto de la tropa”, justificaban. La eventual postulación de la senadora y los índices de popularidad de los Kirchner servirán como atractivo entonces a los kirchneristas que a partir de esta semana empezarán a recorrer el conurbano. No estarán solos. Página/12 informó ayer que el Presidente junto a su hermana, la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, iniciarán visitas a la empobrecida periferia de las grandes ciudades del país. Su plan es colocar especial atención en el Gran Buenos Aires, la zona de mayor pobreza.

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