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El país|Sábado, 21 de mayo de 2016
DENUNCIAN QUE ATENTARON CONTRA EL FISCAL CATAMARQUEÑO RAFAEL VEHIL RUIZ

Un balazo que terminó muy cerca

El fiscal interviene en causas de delitos de lesa humanidad, trata y narcotráfico. El lunes, su camioneta recibió un disparo de un arma calibre 22, justo cuando él se acababa de subir al vehículo. Hubo repudio y respaldo del gobierno provincial y de la Procuración.

Por Alejandra Dandan
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Rafael Vehil Ruiz pidió, la semana pasada, 34 perpetuas en el juicio por el centro clandestino La Perla.

El fiscal federal de Catamarca Rafael Vehil Ruiz recibió el disparo de un arma de fuego calibre 22 en la puerta de su camioneta, una Volkswagen Amarok. Vehil Ruiz salía de su casa el lunes pasado alrededor de las 19.20, una finca ubicada en la localidad de Fray Mamerto Esquiú en la provincia de Catamarca. “No séquién fue, pero escuché un estruendo terrible y no escuché más nada. No voy a hacer ni el primero ni el último, pero, en definitiva, si esa bala pega 25 centímetros más arriba te enterás que me están velando”. Vehil Ruiz interviene en causas de trata, narcotráfico y lesa humanidad. La semana pasada pidió 34 perpetuas para quienes están siendo juzgados por los crímenes cometidos en La Perla, en Córdoba. Intervino en los juicios por los curas Carlos de Dios Murias y Gabriel Longeville en La Rioja. Y en el juicio que a fines de abril logró, después de años de instrucción, doce años de prisión para el ex juez federal Roberto Catalán.

Vehil Ruiz había recibido antes amenazas. En el comienzo de uno de los juicios, la policía le advirtió que había pólvora en los neumáticos de su vehículo. El episodio del disparo fue calificado como un “atentado” por Rodolfo Pocho Brizuela, a cargo de la Secretaría de Derechos Humanos de La Rioja. La Procuración General de la Nación, que encabeza Alejandra Gils Carbó, repudió el ataque y puso a disposición todos los recursos del organismo para reforzar la seguridad del magistrado, a quien también respaldó la gobernadora de la provincia de Catamarca, Lucía Corpacci.

Vehil Ruiz es fiscal federal subrogante en Catamarca desde 2012 y fue confirmado por el Senado en junio del año pasado. Desde Catamarca lleva adelante causas por delitos de lesa humanidad emblemáticas para el noroeste del país. Interviene en la megacausa de La Perla. En La Rioja solicitó prisión perpetua para Ángel Ricardo Pezzeta por los crímenes de los curas Dios Murias y Longeville y al finalizar el juicio pidió abrir una investigación sobre la comunidad informativa. En esa provincia integró la acusación del último juicio a 17 acusados, entre los que estuvo Luciano Benjamín Menéndez y el ex juez Catalán, uno de los responsables del atraso de los juicios.

“Esto sucedió el lunes tipo 19.20, en el barrio Fray Mamerto Esquiú de Catamarca”, dice el fiscal a Página/12. “No es mi casa sino una finca. Cuando salía, a los diez metros, escucho un ruido impresionante en mi camioneta como si me hubiesen arrojado algo. Me detuve, me hice a un costado e intenté ver qué había pasado. Me di cuenta que tenía un orificio de bala en la puerta del conductor. Y así, me volví hacia la propiedad de donde creía que había salido el disparo”.

Las pericias posteriores confirmaron esa presunción. Señalan que la bala salió de un lugar ubicado a la altura de una casa vecina. “Salió un vecino y me dijo: ¿qué pasó? Le dije: ‘Me tiraron de tu casa’. Y me dijo que no, no, no. Cuando vi el orificio, fui a la comisaría que está a dos cuadras. Manifesté todo esto, la investigación quedó en manos del fiscal que estaba de turno en Catamarca y que ordenó las pericias”.

Las pericias determinaron que el tiro fue de un arma calibre 22, disparada a poca distancia y destinada a pegar. Durante la semana, hubo dos personas demoradas, ambos de la casa vecina a la finca, pero quedaron en libertad porque las pruebas de parafina dieron negativo. El fiscal no sabe ni descarta por el momento nada de nada. Cree que el responsable pudo haber utilizado cualquier lugar para esconderse y escapar. “Escondido estuvo -dice-, dado que me esperó y yo no lo vi. Pero también es cierto que era de noche, que esa es una calle angosta y está entre monte y cañaverales”.

–¿Usted que piensa?

–Cuando me preguntaron los de la investigación, les dije que prefería pensar que se trata de un chico con antecedentes medio fuleros; prefiero tomarlo como producto de alguien que está trastornado a que sea el resultado de mi función en la justicia, porque si no tendría que estar paranoico.

–¿Ya tuvo otras amenazas?

–Tuve amenazas tanto yo como mi señora, un par de eventos desagradables. Nunca así como este porque no pasaban de la amenazas. Tomamos los recaudos necesarios, ¡Pero esto! A veinte centímetros del vidrio y te lo penen en el pecho, porque acá puedo pensar cualquier, porque me tiraron a mí. Si me preguntas qué estuve haciendo los últimos días te hablo de las causas. Obviamente. Catamarca, con 13 acusados entre los cuales estaba Roberto Catalán. Una semana después en La Perla, sobre 45 imputados pedimos 34 prisiones perpetuas. Tengo causas en Catamarca con narcos, en un momento pedimos condenas de once años que fueron confirmadas. Quiero decir que hay para pensar, pero como primer acto de defensa prefiero no hacerlo porque cuando uno se queda sólo da escozor por la espalda.

–¿Cómo fueron las amenazas previas?

–Primero, cuando mi mujer iba con los chicos al colegio, se acercó una camioneta con vidrios polarizados y sin patente que le golpeó el auto durante dos cuadras y no se lo podía sacar de encima. Me llamaron por teléfono alguna vez trescientas veces por día a mi casa y cuando atendía no contestaba nadie. El día que empezaba el juicio de lesa humanidad en Catamarca, vino la Policía a decirme que les entregue las llaves de la camioneta porque los perros estaban como locos por la pólvora en las cubiertas. Esas cosas. Siempre me dije que, evidentemente, los muchachos continuaban teniendo gente que aparentemente los bancaba, pero nunca había pasado algo. Acá, se fueron de mambo.

–¿Cómo se reacciona frente a esto?

–Estoy eternamente agradecido a la gobernadora y a la procuradora, porque las dos se pusieron a disposición para todo lo que necesite. Hay gente que en estas cosas prefiere no decir nada, pero yo creo todo lo contrario. Creo que tanto los fiscales como los jueces tenemos que hacer algo, porque un día le va a pasar a alguno. Estas cosas pasan. No voy a hacer ni el primero ni el último. Todos en realidad la pasamos mal y en definitiva 25 centímetros más arriba y te enterás que me están velando.

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