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El país|Miércoles, 20 de marzo de 2002
TRAS 26 AÑOS, SARA MENDEZ REENCONTRO A SU HIJO SECUESTRADO POR LA DICTADURA

El fin de la larga búsqueda de Simón

La ex detenida desaparecida uruguaya Sara Méndez encontró a su hijo Simón Riquelo, que había sido secuestrado junto con ella en Buenos Aires y luego separados. Lo buscó durante 26 años, siguió pistas falsas e incluso le dijeron que había fallecido.

Por Victoria Ginzberg
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Sara Méndez, la mamá de Simón Riquelo, estaba exiliada en Argentina cuando fue secuestrada.
“Junto con Simón, también hemos encontrado un motivo más para avivar el fuego de las esperanzas y la fe en la lucha colectiva”, expresó la uruguaya Sara Méndez. La mujer pudo anunciar ayer que había concluido su búsqueda de casi 26 años. Halló a su hijo. Ambos fueron separados en julio de 1976; la madre fue secuestrada en Buenos Aires y llevada al centro clandestino Automotores Orletti. El niño tenía veinte días. Sara ya se reencontró con Simón. Lo hizo aun antes de tener la certeza oficial. Verlo frente a frente le despertó nervios. “Parece mentira en una persona tan grande”, dijo de ella misma. Pero entiende que si el joven debe procesar su historia, de la que se acaba de enterar (hace quince días no sabía ni que era adoptado), ella debe asimilar su maternidad, que reapareció con ese joven de 25 años.
Sara es una de las tres mamás de niños desaparecidos que sobrevivieron a la última dictadura militar y hasta hace pocos días era la única que no había recuperado a su hijo. Hace una semana, luego de haber sido localizado por el senador uruguayo Rafael Michelini, Simón –que ahora tiene otro nombre– se sometió por su propia voluntad a los análisis genéticos que le devolvieron su verdadera identidad. El resultado fue oficialmente confirmado ayer. “Fuimos informados por el juez a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Nº 7, Jorge Urso, y la secretaria Olga Chávez, que los estudios de ADN practicados por el Banco Nacional de Datos Genéticos, a cargo de la doctora Ana María Di Lonardo, habían arrojado resultado positivo en un porcentaje de 99.99 por ciento”, informó Sara en un comunicado. En diálogo con Página/12, la mujer definió este momento como “el fin de una búsqueda principio de una relación”. La sobreviviente de la patota que operaba dentro del Plan Cóndor trata de ser cauta, para respetar el deseo de su hijo de preservar este incipiente vínculo.
Sara conoció a Simón la semana pasada, cuando esperaba los resultados científicos que le confirmaran si el joven que estaba viendo era su hijo. Ayer se comunicó por teléfono con él y le confirmó lo que ambos intuían. De hecho, hasta el mismo presidente de Uruguay, Jorge Batlle, anunció la semana pasada –sin la autorización de los involucrados– el hallazgo del joven, en un intento para capitalizar el caso como un logro de su gestión.
“Quienes han compartido conmigo durante estos largos años las esperanzas, las frustraciones, tienen el derecho muy ganado para que hoy pueda decir que hemos encontrado a Simón y compartir la alegría. Siento que hemos ganado una batalla contra la impunidad y, lo más importante, que ella afirma mi compromiso en sumar mi modesto esfuerzo, para que esta luz que hoy alumbra en donde se pretendía preservar la oscuridad, continúe, continúe...”, expresó Sara.
La separación de Sara y Simón se produjo el 13 de julio de 1976, cuando el grupo de tareas de Automotores Orletti comandado por el militar uruguayo José Nino Gavazzo ingresó violentamente en su casa del barrio de Belgrano y comenzó a maltratarla mientras su niño lloraba en su canastita. Después, la venda en los ojos, las ataduras en las manos y los pies y un viaje que terminaría donde mandaba el represor Aníbal Gordon.
El centro clandestino ubicado en Venancio Flores y Emilio Lamarca, funcionaba en un antiguo taller. Un cartel en su fachada anunciaba “Automotores Orletti”. La descripción de los sobrevivientes indica que tenía “piso de hormigón sucio de tierra y grasa y chasis de autos desparramados”. En la planta alta, junto a una terraza en la que se colgaba la ropa a secar, estaba la salas de interrogatorios y de torturas.
“No es con los niños”
“Quédese tranquila, señora, esta guerra no es con los niños”, le dijo Gavazzo cuando le quitó el bebé. Pero los quinientos niños desaparecidos durante la última dictadura y las maternidades clandestinas son testimonio de lo contrario.
Simón fue dejado en el Sanatorio Norte del barrio de Belgrano. Luego, su mamá fue trasladada a Montevideo, donde estuvo detenida durante cuatro años y medio. Su compañero y padre del niño, Mauricio Gatti, logró huir de Argentina. Ambos habían llegado a Buenos Aires huyendo de la represión que se había desatado en Uruguay luego del golpe de Estado de 1973 y habían anotado a su hijo con un apellido falso para no ser ubicados.
Una vez en libertad, Sara comenzó la búsqueda acompañada por Gatti. El hombre murió y no pudo abrazar a su hijo, pero dejó la muestra de sangre que se usó para comprobar la identidad de Simón.
Durante quince años la mujer siguió una pista falsa. Creía que su hijo había sido apropiado por un matrimonio uruguayo, familiar del coronel uruguayo Juan Antonio Rodríguez Buratti. Una prueba de ADN la hubiera alejado de ese joven y, tal vez, hubiera podido encontrar antes a Simón. Pero la Justicia uruguaya no autorizó el examen de sangre. Sólo a principios de 2000 se comprobó científicamente que Gerardo Vázquez no era Simón Riquelo y Sara retomó su búsqueda.
“Es el momento para el último esfuerzo”, dijo hace seis meses en un reportaje a Página/12 luego de vencer una versión que circuló en Uruguay y que indicaba que Simón podía estar muerto. La investigación de Michelini, cuyo padre Zelmar fue asesinado en Argentina en 1976, dio con el joven que había sido abandonada en la clínica Norte. Luego de pasar por la policía y la Casa Cuna, Simón fue adoptado por un miembro de la comisaría de Belgrano.
Estela de Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, celebró el encuentro del niño desaparecido número 73. “Es una alegría enorme. Es casi un milagro que hoy puedan mirarse a los ojos una madre que no se vio nunca más con su bebé, desde que tenía apenas días. Es un día para celebrar y le deseamos a este chico, que ha sido la víctima más terrible de esta historia, que pueda rearmar su historia”, afirmó Carlotto, quien aclaró que Sara realizó su búsqueda fuera de la “estructura orgánica” de Abuelas.
El día que Sara fue secuestrada, el grupo de tareas del Plan Cóndor secuestró a más de veinte uruguayos en Argentina, algunos, fueron “blanqueados” luego en Montevideo y otros desaparecieron para siempre. Cuatro represores uruguayos que actuaron en el país –Gavazzo, Manuel Cordero, Jorge Silveira y Hugo Campos Hermida– fueron indultados por el ex presidente Carlos Menem. El año pasado, el juez Rodolfo Canicoba Corral, que llevaba adelante la causa en la que se investiga la coordinación de la represión de las dictaduras del Cono Sur, reclamó, sin éxito el arresto de los uruguayos.

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