Los obispos concluyeron ayer su plenario episcopal sin un pronunciamiento sobre la realidad social del país, aunque dejaron trascender su preocupación por el aumento de la pobreza, la desocupación creciente, el avance del narcotráfico y los desencuentros entre los argentinos. “No es necesario abundar en declaraciones. Es un momento difícil y requiere de la responsabilidad de todos, para trabajar por el bien común y las necesidades de los sectores más vulnerables”, dijo a la prensa un vocero episcopado tras el cierre de la 112º Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, que comenzó el lunes bajo la presidencia de José María Arancedo en la casa de ejercicios El Cenáculo-La Montonera, de Pilar, y a la que asistió un centenar de obispos de todo el país. “Los obispos reiteraron durante el plenario que les preocupa el aumento el aumento de la pobreza, la desocupación creciente, el avance del narcotráfico y la historia de desencuentros entre los argentinos”, agregó el vocero, que aseguró que los prelados expresaron su deseo de que los argentinos tengan “una Navidad en paz y sin conflictos”, mientras el Gobierno busca instancias de diálogo con organizaciones sindicales y sociales para pasar un fin de año “tranquilo”. En el contexto del plenario episcopal, la Comisión Episcopal de Pastoral de Migraciones y Turismo manifestó el jueves su repudio a las manifestaciones públicas discriminatorias y xenófobas contra los migrantes, y recordó que el papa Francisco advirtió en mayo que “migrar no es un delito, sino una llamada a un mayor compromiso”. Ayer, los obispos escucharon un informe de monseñor Hugo Salaberry sobre la situación de los migrantes y refugiados sirios, y aprobaron la difusión de la convocatoria al V Congreso Misionero Nacional, que se realizara en noviembre del año próximo en la diócesis de Neuquén.