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El país|Domingo, 28 de marzo de 2004

Seis de cada diez están de acuerdo

Una amplia mayoría aprueba el Museo en la Esma y sus consecuencias. Los números son todavía más altos entre los jóvenes.

Por Raúl Kollmann
Pese a las polémicas sobre la acto de la Esma, seis de cada diez personas están de acuerdo en que se haga allí el Museo de la Memoria y apenas un 5%lo considera una iniciativa mala o muy mala. En general, los argentinos respaldan todo lo que tiene que ver con justicia, fin de la impunidad, evitar que se repitan experiencias como las de los ‘70 o la consolidación de la democracia, aunque hay más controversia respecto de si el debate se debe mantener en el nivel actual. “Hay una franja importante que no quiere tanto confrontación y polémica”, señala Enrique Zuleta Puceiro, titular de la consultora Opsm. De todas maneras, hay coincidencia en que el presidente Néstor Kirchner se enfrentó esta semana con tres factores de poder –los militares, las privatizadas por el gas, y el Partido Justicialista– que están muy cuestionados por la opinión pública, lo que le permite mantenerse en el centro del ring y con los altos niveles de imagen positiva que ya traía.
Las conclusiones sobre el debate respecto de la Esma, el museo y el acto del miércoles surgen de una encuesta realizada por Opsm entre 1100 personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico social. Además de Zuleta Puceiro, estuvieron a cargo de la coordinación los sociólogos Isidro Adúriz y Julián Lisa.
“La encuesta muestra enormes diferencias en las respuestas de acuerdo a la edad del encuestado. Parece que la generación mayor, la de 50 años para arriba, no quiere más polémicas y debates. Ya vivió la historia, teme que de alguna manera los dramas se vuelvan a instalar y es más reticente. Además, tienen una mirada sobre las convulsiones de los últimos dos años y no quieren que la polémica sobre los ‘70 desestabilice lo que evalúan como una recuperación del país. “Si esto nos divide, no nos parece oportuno”, vendría a ser el razonamiento. En cambio, la gente más joven aparece audaz, sin temores y dispuesta a abordar las controversias. Dicho de otro modo: “Quienes pertenecen a generaciones que vivieron los años ‘70 se sitúan en posiciones más reactivas a iniciativas como la adoptada por el Gobierno. Quienes pertenecen a generaciones nacidas casi con posterioridad al Proceso militar reclaman más verdad histórica y son más terminantes en sus juicios morales y políticos”, sostiene Zuleta.
En la cuestión de la Esma hay abrumadoras mayorías a favor de todo lo que sea la justicia o la democracia, el castigo a los militares, educar a las nuevas generaciones respecto del genocidio perpetrado por la dictadura. En estos terrenos hay fuertes respaldos a la política oficial. “Lo que provoca más controversias es el debate sobre el pasado –agrega Zuleta–. Allí hay un sector muy grande que cree bastante en versiones de la historia que se parecen mucho a la teoría de los dos demonios, o sea que todo fue producto de dos bandos enfrentados al margen de la mayoría de la población. Son temas en los que casi no encontramos gente que responda con un ‘no sé’ o un ‘no contesto’, de manera que interesa y hay un cierto compromiso. Aun así, aparece en la mitad de la gente la idea de que no es oportuna la controversia ahora.”
El debate sobre la Esma se produce en la misma semana en la que el Gobierno debió salir al cruce de las privatizadas –en el tema del gas– y del PJ, durante el congreso partidario del viernes. “Entre mañana y pasado tendremos nuevos datos, pero los primeros que aparecen indican que el Presidente confronta con sectores muy mal vistos por la opinión pública. Respecto de las privatizadas, la gente tiene una visión muy negativa de ellas, aunque habría que ver qué sucede si la confrontación deriva en hechos concretos como el corte de la luz o el gas.”

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