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El país|Viernes, 2 de abril de 2004

Los policías de Moreno ignoraron las denuncias

Los vecinos del aguantadero donde estuvieron cautivos Axel y un ejecutivo denunciaron movimientos extraños, gritos y disparos, pero en la seccional ignoraron el reclamo. Solá pidió una investigación.

Por Raúl Kollmann
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El kiosco del Barrio Santa Paula y, en segundo plano, la construcción donde tenían a Axel.
El gobernador Felipe Solá ordenó ayer una investigación para determinar si es cierto que vecinos del Barrio Santa Paula, de Moreno, denunciaron en la comisaría de Cruce de Castelar que escucharon disparos y vieron movimientos raros en el grupo de viviendas precarias donde tuvieron cautivo a Axel Blumberg y a otros dos secuestrados, y que no tuvieron respuesta. Ayer surgieron evidencias de que el caserío contaba con protección policial, pero para el funcionamiento de lo que se conoce como “kiosco” de venta de marihuana y cocaína. El paraguas protector lo usó la banda de secuestradores para esconder allí a sus víctimas, mientras negociaban por teléfono el rescate con las familias. La impunidad era tan notoria que hasta el humilde grupo de casas llegaban autos de cierto lujo, incluso el Volkswagen Passat que la banda le quitó al ejecutivo de la empresa Arcor.
Según los datos aportados por quienes viven al lado del aguantadero donde estuvo Axel, se realizaron al menos cuatro llamadas de los vecinos a la comisaría de Cruce de Castelar para avisar que había disparos e incluso una golpiza en la noche en que terminaron matando a Axel. “Mi tía llamó a la policía cuatro veces, pero no le dieron pelota. Dijeron, ‘ya vamos’, pero parecía que pensaban que no era de importancia”, declaró ayer una vecina. Según los relatos, el joven se habría escapado del lugar pero fue capturado por sus captores.
Otra habitante de Santa Paula contó que una allegada llamó aquella noche a la comisaría para denunciar los movimientos extraños, le pidieron el nombre y como ella se negó a revelar su identidad le dijeron desde la seccional: “Métase en su casa, señora”.
“No puedo descartar que las llamadas hayan existido”, reconoció paralelamente el comisario Carlos Ríos, a cargo de la seccional. Solá ordenó que se aplicara el sistema informático VAIC para establecer si las llamadas realmente se hicieron, lo que demostraría la cobertura policial a quienes vivían en las tres viviendas precarias. Sin embargo, más allá de las llamadas, parece evidente que los vecinos de la zona tenían miedo de denunciar las extrañas movidas del barrio, tanto porque consideraban pesados a quienes se movían en el caserío como porque sabían que contaban con protección policial.
Tal como adelantó Página/12, en una de las humildes viviendas se encontró un carnet de obra social de Axel y un bolso y documentación pertenecientes al secuestrado de Arcor, Guillermo Ortiz de Rosas. Ya en los primeros días posteriores a la aparición del cuerpo de Axel se mencionó la versión de que Ortiz de Rosas y Axel estuvieron juntos en el mismo lugar y que incluso el ejecutivo habló con el joven. Ambos estaban amarrados con cables, en el medio de una montaña de partes de automotores, lo que indica que la banda también se dedicaba al robo de vehículos. A pocos metros de allí, en otra vivienda, habría sido alojado Matías Mastromauro, hijo de un empresario de la zona de San Miguel, que fue secuestrado y liberado después de Axel.
Las sospechas sobre la cobertura policial de la banda se basan en que hubo un insólito tráfico de autos y secuestrados en una zona de calles de tierra y máxima pobreza. Es más, los vecinos mencionan vehículos de categoría, gente muy bien vestida y celulares, ingredientes que no coinciden con el escenario del barrio.
Los personajes de la historia son los siguientes:
- Elena Barroca era conocida como La Turca Marisa. Supuestamente es la dueña de las tres casillas y ante el fiscal Jorge Sica argumentó que ella sólo alquilaba las viviendas y que no tiene nada que ver con los secuestradores. Según los vecinos, el argumento tiene patas cortas, ya que dicen que La Turca tenía estrechas relaciones con esos delincuentes y con otros y que, además, contaba con cobertura de la seccional.
- En una de las casillas vivía José, ahora detenido. En el barrio lo consideran un patotero que actuaba con las bandas.
- En la otra casilla se ubicaban Carlitos y Vanesa. El está detenido y no está claro cuál es la situación de ella. Los vecinos dicen que los autos costosos llegaban a esa vivienda y que allí vieron a un tal Martín muy bien vestido, con celular y al comando del Passat.
Durante el día de ayer se habló de la versión de que Axel logró escapar de la casilla y que los secuestradores lo atraparon. Es una historia que le sienta bien a la fiscalía, ya que podrían argumentar que a Axel lo mataron porque vio caras, percibió el lugar donde lo tenían y que por lo tanto estaba en condiciones de denunciar a sus secuestradores. Esa es la razón por la que Juan Carlos Blumberg no está del todo convencido de la versión. El padre de Axel cree que a su hijo lo mataron después del tiroteo que se originó en la operación en la que se trató de interrumpir el pago del rescate y detener a los secuestradores. Ayer, Salvador, el padre de Matías Mastromauro, también se mostró enojado con el fiscal porque en su caso también intentó interrumpir el pago con la policía, pero los secuestradores se dieron cuenta y le exigieron, por celular, que los uniformados se apartaran. Después, se pagó el rescate y Matías fue liberado.

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