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El país|Jueves, 6 de mayo de 2004
EN LA INTIMIDAD, KIRCHNER CRITICO A DUHALDE

“Esa es una foto muy vieja”

El Presidente rechazó la postal de Duhalde junto a De la Sota y Obeid. “Es un modelo agotado”, dicen en Gobierno.

Por Diego Schurman
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La imagen de Kirchner con los transversales provocó la reacción.
“Esa es una foto vieja, muy vieja”, dijo hace unas horas Néstor Kirchner en la intimidad de su gira por Nueva York. No hablaba de un retrato de sus ancestros, para nada. Se refería a la postal peronista que armó el último jueves Eduardo Duhalde, en la que se mostró riendo junto a un trío duramente castigado por el Presidente: los gobernadores José Manuel De la Sota y Jorge Obeid y el vicepresidente Daniel Scioli.
La reflexión es elocuente: a Kirchner no le resultó para nada simpática la jugada de su antecesor. Aunque en todo momento la encuadró en la lógica que históricamente aplica Duhalde. “Para Néstor esto de reivindicar la corporación peronista, de contener a todos sea quien fuere, definitivamente no va, es un modelo agotado. Duhalde, en cambio, encarna como ninguno esa concepción paternalista”, señaló a Página/12 un funcionario que conoce a fondo el pensamiento de Kirchner.
El enojo de algunos dirigentes del PJ con el Presidente es público. Los gobernadores se sienten desplazados por el proyecto oficial de transversalidad, que la última semana acercó a la Casa Rosada al jefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra, al ex y al actual intendente de Rosario, los socialistas Hermes Binner y Miguel Lifschitz, y el intendente de Córdoba, Luis Juez.
“La transversalidad está enfermita”, chicaneó primero el senador Antonio Cafiero, alineándose con los gobernadores en contra el estilo K. El secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, salió al cruce. “Ser peronista no es hacer un mausoleo”, dijo. Y Parrilli no es un hombre de hablar si no cuenta con la venia de Kirchner.
Ayer, otro que le respondió a Cafiero fue Juez. “Que Cafiero vaya a cuidar a sus nietos. ¿De qué peronismo me está hablando? ¿De cuando él era ministro del General, de Isabel, cuando era senador de Menem, o de ahora? Estoy harto de la defensa corporativa”, atacó. “Yo a Cafiero lo quiero mucho, pero –insistió el intendente de Córdoba– que cuide a sus nietos, que les pregunte a sus nietitos a ver qué opinan de la reunión del mausoleo, en un cementerio, de un montón de tipos hablando del futuro, un montón de tipos que están defendiendo su corporación, su negocio.”
Se refería al encuentro, y la foto, que pergeñó Duhalde con De la Sota, Obeid y Scioli en la quinta de San Vicente, con la excusa de presentar el mausoleo de Evita y Perón. Ese acto, además, blanqueó un dato que para muchos pasó desapercibido: el reencuentro entre el jefe bonaerense y el gobernador de Córdoba, quienes no se hablaban desde que aquél le bajó el pulgar a la candidatura presidencial del mandatario provincial.
Ese acercamiento es proporcional a la distancia que Kirchner le pone a De la Sota. La pelea viene de arrastre, pero se profundizó en los últimos días, cuando el gobernador se negó a firmar una solicitada de apoyo al Plan Estratégico de Seguridad impulsado por la administración K.
Sin querer, Juan Carlos Blumberg intervino en esa pulseada. A fines del mes pasado viajó a Córdoba para participar de un acto, invitado por la Fundación de Economía y Política Social. En la mañana de ese día, en el lobby del hotel donde se alojaba, el papá del chico secuestrado y asesinado se topó con un allegado al Ejecutivo provincial que lo puso al teléfono con De la Sota. Blumberg le imploró “sensibilidad” y que firme el plan oficial de seguridad al que no había adherido. Poco después llegó a la Casa Rosada un fax con la rúbrica del mandatario sumándose a una iniciativa a la que antes había criticado con dureza.
El texto no justificaba el cambio de posición, sino más bien se exculpaba por una supuesta falta de aviso del Gobierno. “Pese a no haber sido invitado a suscribir la adhesión al Plan Nacional de Seguridad, lo hacemos igualmente a través de la presente manteniendo nuestras propuestas, coincidencias y objeciones, con el fin de federalizar la política de seguridad ciudadana en pro de la tranquilidad de todas las familias argentinas”, dice la carta firmada “cordialmente” por el gobernador.
Si bien hay argumentos eminentemente políticos, en la Casa Rosada también encuentran en el tira y afloje razones de números. La administración de De la Sota adeuda al Estado 283 millones de pesos, y a través de sus críticas el gobernador busca mejorar su posición de fuerza para que Kirchner acepte un refinanciamiento.
Duhalde cree que, más allá de cualquier justificativo, no hay que “cortar cabezas” en el peronismo. Y en ese sentido entiende que Kirchner actúa con un “estilo menemista”, ya que no deja crecer a sus contrincantes internos, entre ellos al propio De la Sota.
Claro, del tema sólo habla puertas adentro. En público hay palabras de afecto y coincidencias. Y de eso puede dar cuenta Raúl Alfonsín, quien ayer compartió vuelo y asiento con el jefe del PJ bonaerense. El radical viajó a Santa Marta para una reunión de la Internacional Socialista. Duhalde, en su rol de presidente de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur, se bajó en Bogotá.
El único que pareció quedar en el medio de un brete por la polémica es el jefe del bloque de Diputados del PJ, José María Díaz Bancalari. Se tata de un duhaldista de excelentes relaciones con el Gobierno, quien tras haber participado del polémico acto de la quinta de San Vicente se subió al avión que llevó a Kirchner a Estados Unidos. En ese delicado equilibrio Díaz Bancalari pidió ayer que el debate sobre la transversalidad “no entorpezca” la gobernabilidad y aseguró que el PJ está en su conjunto “detrás” del Presidente.

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