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El país|Martes, 11 de mayo de 2004
IMPACTO DE LA PELEA KIRCHNER-DUHALDE EN EL CONGRESO

Un asadito como mediación

El bloque de diputados del PJ amenaza con retobarse en el tratamiento de las leyes que envía el Ejecutivo. Díaz Bancalari prepara un asado para calmar los ánimos. Los rebeldes.

Por Felipe Yapur
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José María Díaz Bancalari, jefe del bloque de diputados del PJ, está en medio del fuego cruzado.
Los diputados del bloque justicialista no logran disimular la molestia. Siguen sin encontrarle la gracia a la broma presidencial que dice que los que se reunieron con Eduardo Duhalde en la quinta de San Vicente representan la “transeternidad” o “el grupo mausoleo”. Algunos, como Graciela Camaño, amenazan con dar un paso al costado en los puestos de conducción ante los reiterados desplantes de Néstor Kirchner. El jefe de la bancada, José María Díaz Bancalari, se encuentra en una difícil situación. Su cercanía con los hombres en pugna lo dejan en una posición incómoda. Sabe que la peor reacción es una complicación en el tratamiento de las leyes que remite el Ejecutivo. Ya hay señales con respecto a la unificación de los fueros judiciales y la reducción de la edad de imputabilidad. Ahora se suma la reforma política. Para aquietar un poco las aguas, invitó para hoy por la noche a sus compañeros a degustar un asado en la sede del PJ. Mientras tanto, escucha los reclamos y busca poner paños fríos.
Varias son las causas que provocan ceños fruncidos y uno que otro comentario beligerante entre los integrantes del mayoritario bloque justicialista. Los duhaldistas están que trinan por los dichos de Kirch-ner respecto de su caudillo. Los seguidores de Jorge Obeid y José Manuel de la Sota viven una situación similar. Los más cercanos al Presidente están conformes con la estrategia de la Rosada. Los que mantienen una equidistancia entre uno y otro están a punto de ser aplastados. Mientras tanto, desde el Ejecutivo no hay señales de cambio. La amenaza inminente es la suerte de las leyes que promueve el Gobierno.
- Las expresiones en el recinto. Los proyectos que llegan con la firma del Presidente pueden ser el blanco de los molestos. “La unificación de los fueros no pasan y el de minoridad, menos”, sostiene sin inmutarse un duhaldista que goza con la posible complicación de las iniciativas oficialistas.
“Ahora reflotan la reforma política y la lista sábana. Esto lo hace el Gobierno porque sabe que afecta al aparato justicialista y de esta manera coloca al Congreso en el blanco del enojo social”, refunfuña un legislador con vasta experiencia en el bloque, hoy recluido en un forzado bajo perfil. No terminan allí sus quejas: “Basta de discutir según lo pidan las ONG. Es hora de que discutamos poder. A veces pienso que el Gobierno quiere cerrar el Congreso y gobernar a través de las ONG”.
- Los desplazados. “Me obligan a volver con los dinosaurios”, se quejó ante Página/12 uno de los legisladores considerado como protokirchnerista. El hombre proviene de una de las provincias cuyo gobernador se encuentra enfrentado con Kirchner. En principio, el problema son los permanentes coqueteos presidenciales con los transversales de su distrito, que provoca un revuelo entre sus colegas, a lo que se suma el desplante de los diputados autodenominados kirchneristas puros. Casi convertido en un “sin techo”, el legislador asegura sentirse entre dos fuegos. “Mientras la pelea entre Duhalde y Kirchner no se resuelva nosotros estamos en tierra de nadie. Para colmo, los supuestos aliados nuestros dentro del bloque nos disparan”, se lamenta el legislador, que por ahora no ve una luz desde el Gobierno que le marque el camino.
- La conspiración silenciosa. “Cuidado con los conspiradores, andan por los pasillos hablando bajito. Saben que el momento de la pelea final puede estar cerca y para ello se preparan”, repite un kirchnerista no ortodoxo. Sostiene que la falta de relación del Presidente con los legisladores más la pelea con Duhalde fortalece a los “conspiradores”, porque los que responden al caudillo bonaerense están juntando a los heridos para mostrarlos en el momento adecuado. “Si contamos a los santafesinos, los cordobeses más los duhaldistas hay como 70 diputados que pueden darte vuelta una votación. Y esto no es broma”, advirtió.
- Placebo a la parrilla. Bancalari, un bonaerense que navega entre aguas kirchneristas y duhaldistas, considera que los gritos no son más que eso. “Cualquier cacatúa le envidia la pinta a Gardel”, grafica para bajarles el tono a las quejas. Sin embargo, el jefe del bloque organizó para esta noche un asado una vez que termine la reunión de bloque. El resultado del encuentro puede determinar la cantidad de comensales.

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