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El país|Jueves, 27 de mayo de 2004
EXPULSARIAN DE LA LEGISLATURA PORTEÑA A MIRTA ONEGA

El adiós a una antisemita

El jefe del Partido de la Ciudad, Jorge Giorno,pedirá hoy la expulsión de Mirta Onega, quien calificó como “judío de mierda” a un empleado.

Por Santiago Rodríguez
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El legislador porteño Jorge Giorno es el jefe de la denunciada.
El legislador y jefe del Partido de la Ciudad, Jorge Giorno, pedirá en la sesión de hoy de la Legislatura porteña la expulsión de su compañera de bloque Mirta Onega por haber calificado como “judío de mierda” a un empleado de su propio despacho, al que separó de su puesto para nombrar en su lugar a su propio marido. El caso de Onega fue planteado ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) y también será denunciado ante la Justicia por sus compañeros de bancada.
“Mirta Onega será expulsada del partido. Esperemos que de la Legislatura también”, declaró Giorno, quien reconoció que la situación protagonizada por la legisladora “nos avergüenza mucho, pero no nos queda otra que solicitar una investigación porque tuvo una actitud contraria a la Constitución”.
Frente a la denuncia de los hombres de su propio partido, Onega se llamó a silencio. “La legisladora no vino, pero seguro que mañana (por hoy) va a venir”, dijeron ayer a Página/12 en su despacho. Si es así, tendrá posibilidad de defenderse en el recinto cuando sus compañeros de bloque soliciten su expulsión de la Legislatura.
Sin embargo, a Onega no le resultará fácil ensayar una defensa porque quienes la denunciaron aseguran tener una prueba contundente de su antisemitismo: un video de una reunión que mantuvo con casi todos sus compañeros de bancada grabado con una cámara oculta en el cual afirma “no quiero a ese judío de mierda en mi despacho”, en alusión al empleado al que desplazó de su cargo para reemplazarlo por su marido.
El empleado en cuestión es Norberto Cohenca, quien en su denuncia ante el INADI aseguró que desde que empezó a trabajar con Onega fue objeto de un “incesante hostigamiento de índole laboral, apelando para ello a distintos motivos y excusas, y de manifiesta arbitrariedad racial y religiosa”. Cohenca relató también cómo el pasado 11 de mayo la legisladora lo citó a su despacho junto a su esposo, Carlos Barcia, y le pidió que firmara su renuncia y que al día siguiente le precisó al secretario parlamentario de la Legislatura, Enrique Reto, los motivos por los cuales pretendía echarlo: “No quiero en mi despacho a ese judío de mierda”.
Una vez que Giorno solicite en el recinto la expulsión de Onega, su caso pasará a manos de la Junta de Etica de la Legislatura, que en un plazo de dos semanas deberá determinar si corresponde aceptar o rechazar la presentación. “No tiene vuelta atrás”, coincidían ayer varios legisladores acerca de la situación en que se encuentra la legisladora denunciada.
En caso de que la Junta de Etica acepte la presentación, el paso siguiente es la conformación de una comisión investigadora integrada por un miembro de cada bloque que tendrá por misión probar si Onega incurrió en una inconducta grave o en un delito. El plazo que tiene esa comisión para emitir su dictamen es de 45 días.
La palabra final, en caso de que después de todo ese proceso se recomiende la expulsión de Onega, la tiene el conjunto de los legisladores. Para que prospere, la expulsión de la legisladora debe ser aprobada en el recinto con dos tercios del total de votos.
No se trata de la primera vez que en la corta historia de la Legislatura se plantea la posibilidad de que uno de sus miembros sea expulsado del cuerpo. El último y más resonante de los casos fue el de Elena Cruz, a quien se intentó desplazar de su banca por su defensa del represor Jorge Videla y la dictadura militar. También Abel Alexis Latendorf fue acusado de golpear a una ex empleada, pero logró terminar su mandato.

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