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El país|Domingo, 20 de junio de 2004
EL CURIOSO ROL DEL PRESIDENTE DEL BLOQUE EN LA INTERNA LEGISLATIVA

Bancalari, hombre bisagra y acosado

Por Felipe Yapur
El sinceramiento de la pelea entre Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde tuvo su correlato durante la última semana en el Congreso. Poco a poco, integrantes del bloque oficialista comenzaron a ubicarse por convicción o conveniencia en el kirchnerismo. Así, y con poco más de 50 integrantes, por ahora supera en número al duhaldismo. Curiosamente, ambos sectores tienen un común denominador: el presidente del bloque, José María Díaz Bancalari. Es considerado el más kirchnerista de los duhaldistas y ya comenzó el tironeo para que defina cuál será su pertenencia. Bancalari rechaza esta exigencia. Considera que si debe optar es porque ambas posiciones son incompatibles y que se estaría ante una inminente fractura. Por ahora la confianza que declaman desde el Ejecutivo le permite ganar tiempo y espera que un gesto de la Rosada calme las ansiedades de los diputados K.
Bancalari, como buena parte de los miembros del bloque oficialista, sabía que la pelea por el poder entre Duhalde y Kirchner se iba a producir de un momento a otro. Está convencido de que los tiempos se adelantaron y que hay responsabilidades compartidas de sus dos jefes políticos en este hecho. Supo de un primer momento que la presencia de Duhalde en la Cámara baja iba a disparar los contenidos ánimos belicosos de los kirchneristas. Tal vez esa fue la razón que lo llevó en estos últimos días a cargar un rostro preocupado. Conoce como pocos a sus compañeros bonaerenses. Sabe que bastaba una señal de Duhalde para que salieran a golpear a Kirchner. También sabía que la respuesta no se iba a hacer esperar y por ello no se sorprendió cuando apareció en escena el sub-bloque kirchnerista.
Daniel Gallo y Osvaldo Nemirovsci son dos de los diputados K que tiene este sector. Ambos reconocieron que el sub-bloque tiene como objetivo proteger el espacio y el proyecto que encarna el Presidente. Los dos coincidieron también en señalar que de ahora en más se equilibrará la relación de fuerzas de la bancada. Sin embargo, el fueguino Gallo fue un poco más allá al reconocer que también buscarán que el kirchnerismo “se manifieste formalmente en una expresión clara y concreta dentro de las autoridades de la Cámara y bloque”. Traducción: quieren poner en el puesto de Bancalari a un hombre propio. Algo similar sueñan con el cargo de presidente de la Cámara baja que ostenta Eduardo Camaño. Quedarse con cualquiera de los dos puestos significará una tarea complicada.
Bancalari, por caso, hoy es el hombre de confianza del Ejecutivo. Es el único que tiene visa en la Rosada y pasa sin golpear. Esta confianza se hizo extensiva a buena parte de los diputados K que lo aceptaron y todavía creen en él. Sin embargo, ya hay algunos que lo miran con recelo y creen que debe definir si se embarca en el kirchnerismo, como dicen que hizo el ministro del Interior, Aníbal Fernández. “Yo soy bonaerense, pero antes que nada soy peronista y defiendo el proyecto peronista del presidente Kirchner sin tener que elegir nada”, se cubre Bancalari.
Que Díaz Bancalari cuente con el aval del Gobierno es un problema para los que lo quieren reemplazar, pero no el único. Ser jefe de los diputados también implica capacidad política, control de territorio y ascendencia propia. Por ahora, ninguno de los K cuenta con uno de estos requisitos.
Tan así es, que si los legisladores ultraoficialistas se propusieran desplazar a Camaño de la presidencia de la Cámara baja, es probable que alguno de ellos terminara proponiendo a Bancalari. Camaño se siente confiado en el puesto que ostenta. Desde el primer momento en que se sentó en el sillón, llevó adelante una estrategia de seducción con los diferentes bloques parlamentarios. El quilmeño se jacta de cumplir a rajatabla la palabra empeñada con los presidentes de bloque. Y es cierto: curiosamente todos y cada una de las bancadas le reconocen a Camaño esto que en el Congreso definen como una virtud.
Más allá de las especulaciones que puedan producirse en las cabezas de los legisladores K, Díaz Bancalari suele considerar, entre sus colaboradores, que sus colegas K están errando el camino. Está convencido de que tensar aun más la relación con el duhaldismo pone en peligro la suerte de las iniciativas parlamentarias del Ejecutivo. Peronista al fin y al cabo y cultor de la tradición partidaria del PJ, Bancalari cree que la resolución de este conflicto pasa por la aceptación de Kirchner a presidir el Partido Justicialista.

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