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El país|Viernes, 29 de octubre de 2004
COMENZO EL CONGRESO DOCTRINARIO DEL RADICALISMO

Congreso nuevo, interna vieja

El titular de la UCR, Angel Rozas, se mostró como líder de una renovación. Pero los alfonsinistas quieren darle pelea.

Por José Natanson
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Mario Losada, Adolfo Stubrin, Horacio Pernasetti y Angel Rozas.
“No me resigno a conducir las hilachas del radicalismo ni voy a asistir inerme a su desaparición como fuerza popular y alternativa de poder”, sostuvo ayer el titular de la UCR, Angel Rozas, en la inauguración del congreso doctrinario. Aunque la idea original era debatir programas y propuestas y comenzar a reconstruir el maltrecho partido, ayer comenzaron a insinuarse las disputas entre los dos ejes internos, que continuarán hoy: de un lado, el alfonsinismo capitaneado por el infatigable Leopoldo Moreau y, del otro, Rozas y un grupo heterogéneo de gobernadores e intendentes, que prometen recuperar la potencia política perdida y poner al radicalismo a tono con los nuevos tiempos.
La iniciativa, que comenzó a analizarse a principios de año, apuntaba a convocar a los principales dirigentes radicales para debatir el rumbo estratégico. Sin embargo, la última disputa por la jefatura de la Convención Nacional cambió el complejo panorama interno del radicalismo: Rozas y un grupo de dirigentes del interior lograron imponer a Adolfo Stubrin frente al candidato Luis “Changui” Cáceres, creando una división nueva, una disputa que se renueva en cada encuentro partidario.
El Hotel Panamericano, el mismo en el que la Alianza festejó su triunfo de 1999, se convirtió ayer en el escenario de la confrontación. En el discurso inaugural, Rozas defendió la necesidad de “ejercer sin concesiones el rol de opositor”, en referencia a los supuestos acuerdos con el PJ del alfonsinismo, y subrayó la voluntad de pelear la “renovación del partido”, una expresión que irrita especialmente a Moreau y los suyos.
Mientras, en el elegante lobby del Panamericano, Moreau y los suyos se preparaban para el debate. “El planteo de la renovación, tal cual lo formulan ellos, es superficial”, explicaba el diputado. De elegante sport, Changui Cáceres redondeaba la idea: “Se habla mucho del cambio, y por abandonar nuestra línea histórica estamos como estamos”, aseguraba el santafesino, mientras uno de sus amigos cuestionaba al bando de Rozas: “Quieren sacarse de encima al alfonsinismo para poder negociar con más fuerza con López Murphy. Hablan de renovación pero son los que acompañaron a De la Rúa hasta el final”, explicaba. Cerca se paseaban dos delarruistas resucitados para la ocasión: el ex senador José María García Arecha y el ex vocero Juan Pablo Baylac.
Para Rozas, la discusión no pasa por una cuestión ideológica, sino por la supervivencia del partido. “Quieren estrangular al radicalismo aferrándose a viejos esquemas, en lugar de discutir la mejor manera de acercarlo a la sociedad”, aseguraba el chaqueño, que sumó a su cruzada a caudillos importantes como el mendocino Roberto Iglesias, a gobernadores como el correntino Ricardo Colombi y a intendentes como Gustavo Posse. Aunque aseguran que por el momento no tienen pensado formalizar el acuerdo interno, todo indica que lo harán en el futuro: de hecho, sus rivales alfonsinistas lanzarán una nueva línea en marzo próximo para desafiarlos.
Mientras en los pasillos continuaban los cruces, los 600 dirigentes acreditados escucharon paneles sobre democracia y globalización, seguridad social y partidos políticos. Hoy, las diferentes comisiones debatirán algunos de los temas más sensibles, desde la posición de la UCR frente al Gobierno hasta la posible búsqueda de alianzas. “Vamos a dar el debate, a ver si alguien se anima”, desafiaban ayer en el bando alfonsinista.
Más allá de las disputas, el congreso tiene –para los radicales memoriosos– una larga historia. La última convocatoria para actualizar las bases doctrinarias ocurrió en 1948, cuando los principales dirigentes de la UCR, desconcertados por la avanzada peronista, se reunieron a debatir su futuro. El resultado fue la derrota del alvearismo y el triunfo del sector “intransigente” liderado por Crisólogo Larralde y Arturo Frondizi. En 1983, luego de derrotar al balbinismo de De la Rúa, Raúl Alfonsín protagonizó una segunda reactualización, plasmada dos años después en el discurso de Parque Norte: comprometió al radicalismo con la democracia y los derechos humanos y por primera vez logró derrotar al PJ en elecciones libres. Protagonista excluyente de aquel cambio, Alfonsín ya tiene 77 años y prefirió no participar del encuentro de ayer. Mandó un documento: su aporte al debate renovador fue una “actualización” del discurso de Parque Norte, lo cual no tendría nada de raro si no fuera porque fue pronunciado el 1º de diciembre de 1985, hace ya casi 20 años.

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