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El país|Domingo, 7 de noviembre de 2004
AUMENTO DE PRESUPUESTO DE DIPUTADOS Y SENADO

Los dineros del Congreso

A juzgar por los números, el Congreso no perdió importancia al ceder superpoderes. El Presupuesto 2005 les da 3,6 millones al Senado y más de 11 a Diputados sólo para personal nuevo.

Por Eduardo Tagliaferro
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Scioli explicó con números que la cámara que preside es más productiva que nunca.
El discurso que dominó las dos jornadas en las que se discutió en el Congreso el Presupuesto del 2005 puso el acento en “el papel decorativo”, o de acompañamiento a “la ficción democrática” a la que quedó relegado el Legislativo luego de la delegación en el Ejecutivo de facultades que le son propias. Esta definición, repetida hasta el cansancio por la oposición, parece contradecirse con el repaso de las partidas asignadas el año que viene para ambas cámaras, que muestran un importante aumento en los gastos. Los más llamativos corresponden al ítem de personal contratado que no figuraba como tal en el Presupuesto del año anterior. El Senado dispondrá de unos 3.600.000 pesos y Diputados de 11.217.000. El punto no deja de producir dudas, en un año marcado por la impronta electoral.
Hasta no hace mucho el personal de las cámaras legislativas se dividía entre temporarios y planta permanente. La incorporación de contratados no es otra cosa que la flexibilización de técnicos u empleados, a los que no se les pagan asignaciones familiares y que facturan por sus servicios, ya sea como monotributistas o en otra figura de contribuyente. “Casi todo el personal de asesores de las comisiones es contratado”, confió a este diario un legislador, para dar cuenta de la importancia de esta modalidad de empleo.
En el Senado la principal suspicacia la generan esos tres millones seiscientos mil pesos. Monto no menor y equivalente a 24 mil planes Jefas y Jefes de Hogar durante un año. No fueron pocos los legisladores de la oposición que en voz baja especulaban con que ese monto fortalecería las intenciones de Daniel Scioli y del propio Alberto Fernández de hacer pie en un territorio hostil, hasta el momento, para el peronismo porteño, como es el de la ciudad de Buenos Aires. Otro tema, que al no registrarse los pagos de las asignaciones familiares la verificación de esos contratos suela volverse algo borroso, cuando no imposible, tiene respuesta del propio Scioli. “Vamos a publicar en internet todos los contratos con las designaciones que se realicen”, contesta a Página/12 cuando se le mencionan los temores de que la falta de controles haga de esa figura contractual la ideal para encubrir a los conocidos “ñoquis”.
El secretario administrativo del Senado, Carlos Machiaroli, tiene una respuesta pronta cuando el propio Scioli le pasa la inquietud: “Ese dinero está asignado a la comisión bicameral encargada de la fiscalización de los organismos y actividades de inteligencia”. El escándalo que siguió a la partida de Gustavo Beliz del Ministerio de Justicia puso a la comisión encargada del seguimiento de las actividades de inteligencia en el centro de la escena. La integran siete senadores y siete diputados. En ese entonces, su titular, el senador peronista por Tierra del Fuego, Mario Daniele, le había comentado a este diario que por primera vez la comisión tendría presupuesto asignado en el 2005. La cifra que había adelantado era precisamente la de 3.600.000 pesos. La misma que figura para personal contratado y a la que hizo referencia el secretario administrativo de la Cámara alta.
Fue otra comisión bicameral la que produjo entre los diputados radicales los suficientes recelos como para retirar del Presupuesto el artículo 77, que asignaba a la encargada del “seguimiento de la emergencia pública y reforma del régimen cambiario”, la cifra de 1.200.000 pesos. No se entendía por qué ese monto no figuraba en el Presupuesto del Congreso y sí como producto del uso de los superpoderes en un artículo aparte. Los radicales no quisieron quedar salpicados por la sospecha, más aún cuando quien preside esa comisión es un correligionario, el mendocino Ernesto Sanz. Luego de la votación del pasado jueves, el financiamiento de la comisión tendrá que afrontarse con el presupuesto total del Parlamento. “De algún lado el dinero va a salir, no se preocupe que esa comisión no dejará de funcionar”, confía a este diario un legislador de la oposición en referencia al recorte de 1.200.000 pesos realizado en el recinto de la Cámara baja el pasado jueves. Lo cierto es que hasta el momento esa comisión todavía tiene cinco lugares esperando ser cubiertos.
“No es un aumento desproporcionado. Sin lugar a dudas los mayores gastos tienen que ver con el aumento de salarios anualizados”, confía a este diario un legislador de la oposición al hablar de los mayores gastos en personal contemplados para Diputados.
A las dudas de la oposición, Scioli les responde con cifras. Comenta que el cuerpo ha tenido un aumento en su productividad de un 65 por ciento. “De este año resaltarían los avances que se dieron en la modernización informática. El empleo de las nuevas tecnologías como el voto electrónico”, confía Scioli al hacer el repaso del 2004.
El balance que el titular del Senado tiene entre sus manos da cuenta de que se aprobaron a lo largo del año unos 83 proyectos. De ese total, 38 fueron originados por el Ejecutivo, 31 por Diputados y tan solo 14 por el Senado. La estadística pone de relieve otro punto. El segundo plano político respecto al Ejecutivo que cumplió el Parlamento a lo largo del 2004. El retraso es aún mayor teniendo en cuenta lo producido por los propios senadores.
Cuando se repasa el contenido de esas iniciativas, queda en claro que la mayoría fueron a calmar el aluvión Blumberg. Además de las muchas modificaciones al Código Penal, los senadores también votaron la creación de Enarsa, el envío de tropas a Haití, la intervención a Santiago del Estero, el procedimiento para el ingreso y egreso de tropas y la creación de la Procuración Penitenciaria dependiente del ámbito legislativo nacional. También dieron su aval para la disminución de la alícuota del IVA para el ganado y “el régimen transitorio para el tratamiento fiscal de las inversiones de capital nuevos destinados a la actividad industrial y a la ejecución de obras de infraestructura”, conocido popularmente y nombrado hasta por los mismos legisladores como la Ley Techint.
Este ritmo de sesiones, que los hombres del oficialismo consideran hiperproductivo, fue en un año de interregno electoral, propicio para el funcionamiento legislativo. ¿Qué se podrá esperar del 2005 cuando el Gobierno enfrente su primer test en las urnas?

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