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El país|Jueves, 13 de enero de 2005
OCHO CLAVES

Preguntas y respuestas

Por Claudio Scaletta
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1 ¿Qué parte de la deuda soluciona la actual reestructuración?

–La Argentina nunca estuvo completamente en cesación de pagos. El establishment financiero internacional nunca recibió un portazo. A pesar de la crisis, el país continuó pagando puntualmente sus obligaciones con los organismos, principalmente el FMI, el BM y el BID. También los préstamos garantizados, a los que después de la devaluación se sumaron otros instrumentos de deuda, como los Boden y los títulos que surgieron de los canjes de deudas provinciales (Bogar). Según afirmó ayer el ministro Roberto Lavagna, estos rubros representan el 43 por ciento de la deuda. Se encuentra en default, entonces, el 57 por ciento restante. Se trata de 152 series de bonos en poder de tenedores privados por un valor nominal de 81.800 millones de dólares. Quienes posean estos títulos podrán ahora canjearlos por las tres nuevas series en 4 monedas que ofrece el Gobierno.

2 Suponiendo una alta aceptación de la propuesta, ¿cuáles son los pagos a los que se compromete la Argentina?
–Durante 2005 debería pagarse a los organismos financieros internacionales cerca de 5796 millones de dólares. Por la deuda que actualmente se cumple se suman otros 5255 millones. Un escenario de aceptación del 100 por ciento agrega 2063 millones de dólares. La suma de todos los rubros alcanza así 13.115 millones de dólares. En el caso de que sólo el 70 por ciento de los acreedores suscriba el canje, la cifra total sólo se reduce a 12.492 millones. Esta demanda de pagos debe confrontarse con el superávit primario previsto para 2005, 3,5 por ciento del PIB, alrededor de 5500 millones. El escenario resultante es que las necesidades de financiamiento se mantendrían hasta el 2014 entre 7500 y 8500 millones de dólares anuales. De existir acuerdo con el FMI, es decir, si se consigue reducir los pagos netos a los organismos, las necesidades de financiamiento bajan a la mitad hasta 2008.

3 ¿De cuánto debería ser el superávit fiscal y el crecimiento de la economía para cumplir con la nueva estructura de vencimientos?
–Todas las proyecciones de financiamiento están hechas sobre las previsiones optimistas realizadas por el Gobierno. El escenario planeado por el Ministerio de Economía es que se mantendrá un crecimiento constante del PIB por sobre el 3 por ciento hasta 2014. Asimismo habrá un superávit primario que se reducirá paulatinamente, desde el 3,5 por ciento en 2005 al 2,3 en 2014. La evolución prevista para ambos indicadores presupone una economía a la que le va realmente muy bien y que, adicionalmente, registrará una continuidad de crecimiento y de superávit jamás registrada por las cuentas públicas.

4 ¿La deuda se reducirá?
–Sí. Después del canje, la carga de la deuda pasaría del 140 al 80 por ciento del PIB. Si se mantiene el escenario optimista previsto por el Gobierno, en 10 años podría bajar al 47 por ciento en 2014 y al 40,4 por ciento en 2019. La causa debe buscarse principalmente en el crecimiento del PIB.

5 ¿Qué quiere decir que con dos tercios de la deuda la reestructuración puede considerarse exitosa?
–Los reclamos del FMI, cuando se hicieron escuchar, fueron maximalistas y estuvieron en línea con la demanda de los acreedores privados. Desde el Fondo se llegó a exigir que la aceptación fuera de por lo menos el 90 por ciento. Posteriormente, de manera inorgánica, comenzó a instalarse la idea de que una aceptación en torno del 70 por ciento ya podría considerarse exitosa. El porcentaje siempre se refirió a la porción de la deuda a reestructurar, pero Lavagna realizó ayer una interpretación distinta. Sostuvo que la Argentina superará el default con dos tercios de toda su deuda regularizada. Para alcanzar este objetivo bastaría una adhesión de los privados de poco menos del 50 por ciento. La afirmación no dejó de ser una chicana para los mercados y los organismos financieros. Tanto en Economía como en las distintas consultoras del mercado descuentan que la aceptación difícilmente esté por debajo del 75 por ciento, lo que dejaría en regla cerca del 90 por ciento de la deuda total.

6 ¿Qué pasará con la deuda de los bonistas que no acepten el canje?
–Existen algunos argumentos poderosos para no quedar fuera del canje. El primero es que, como quedó demostrado en los juicios iniciados en tribunales de Europa y Estados Unidos, la Argentina no posee en el exterior bienes que puedan ser embargados, mucho menos para cubrir su nivel de deuda. La vía judicial no sólo es onerosa, sino también azarosa. La amenaza de Lavagna de contraatacar judicialmente parece haber tenido sólo un carácter disuasivo para los indecisos. El riesgo que corren quienes no acepten la oferta es quedar “indefinidamente” en default. A ello se agrega que los mercados de los viejos títulos tenderán a desaparecer, pues los papeles ya no tendrán volumen de negocio. Y junto con sus mercados desaparecerá también su valor.

7 ¿Cuáles son las ventajas de salir del default?
–Luego de crecer dos años consecutivos por encima del 8 por ciento a pesar de la cesación de pagos y de cumplir a rajatabla con las obligaciones con los organismos no es difícil preguntarse por la necesidad de recrear los vínculos con la comunidad financiera internacional. En este punto se argumenta dos razones sobre la conveniencia de dejar atrás el default. La primera es que en una economía donde la propiedad de las principales empresas se encuentra mayoritariamente en manos extranjeras, la salida de la cesación de pagos destrabará las decisiones de inversión de las filiales locales de las transnacionales, no sólo de las privatizadas, sino también de algunas firmas industriales. La segunda razón está vinculada con la mejora de las expectativas que, por un lado, bajará los costos de financiamiento y, por otro, induciría nuevas inversiones que reforzarían la reactivación.

8 ¿Con el canje, incluso siendo exitoso, se soluciona el tema de la deuda?
–No. Esta respuesta es de autoría de Roberto Lavagna.

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